Otoño sobre la arena. Erina Alcalá

Otoño sobre la arena - Erina Alcalá


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      Otoño sobre la Arena

      Erina Alcalá

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      Primera edición en ebook: diciembre 2019

      Título Original: Otoño sobre la arena

      ©Erina Alcalá, 2019

      ©Editorial Romantic Ediciones, 2019

      www.romantic-ediciones.com

      Diseño de portada: Isla Books

      ISBN: 978-84-17474-57-7

      Prohibida la reproducción total o parcial, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, en cualquier medio o procedimiento, bajo las sanciones establecidas por las leyes.

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      En este mundo, sólo hay dos tragedias.

      Una es no conseguir lo que se desea

      Y la otra es conseguirlo.

      La última es la peor.

      Oscar Wilde.

      PRÓLOGO

      Un año antes

      Nueva York

      En el centro empresarial de Manhattan, se situaba la Empresa Davisonn Enterprises. Una empresa puntera en construcciones y reformas inmobiliarias que se expandía en casi todo el país.

      En los dos últimos meses se había disparado el movimiento en la empresa. La junta directiva quería expandir sus negocios a España, Reino Unido, Francia e Italia.

      Habían pensado en Lucas Álvarez, para llevar los negocios en Europa. Era uno de los mejores arquitectos que tenía la empresa, era español, aunque llevaba ya muchos años en Estados Unidos y en Davisonn trabajando para ellos.

      Desde que salió de la Universidad, primero como becario durante seis meses y luego, más adelante, en que formó parte de la plantilla, había trabajado en la empresa con muy buenos resultados y se había convertido en uno de los mejores arquitectos y trabajadores de la empresa.

      Le iban proponer irse a Europa, ser director general allí de la empresa y montar la sede central en España, de dónde era Lucas y desde donde podría controlar las demás oficinas esparcidas por Europa. Ya, más o menos tenían una idea de los hoteles y edificios que quería comprar para la expansión. Sería Lucas, quién también se encargaría de seleccionar al personal, un director para cada sede y una vez empezado el trabajo, viajar de vez en cuando a supervisar a esos países como director financiero también.

      Lucas, era arquitecto, pero era también un buen director financiero con muy buena visión en adquisiciones y compras, reformas y ventas. Así, la empresa tendría un buen profesional de confianza en Europa realizando y supervisando todos los proyectos.

      Lucas, había sido llamado esa mañana a las once, al gran despacho donde estaba reunida la junta directiva. No tenía absolutamente ni idea de qué querrían de él. Siempre lo había llamado el director general para algún proyecto nuevo, alguna observación, pero nunca la junta directiva entera, y se encontraba un tanto nervioso.

      En la Junta estaba el director general y los socios. La secretaría le hizo entrar y Lucas saludó a los presentes en la sala. Una sala enorme, al igual que la mesa de roble ovalada y los sillones convenientemente dispuestos. Solo quedaba un solo sillón vacío, que supuso era para él.

      —¡Buenos días! —saludó Lucas.

      —Buenos días, Lucas, siéntate —dijo el director general de la Empresa.

      Lucas se dirigió a la silla señalada, frente del director general, y algo alejado de él, dada la longitud de la mesa.

      Caminaba seguro con su traje gris impecable, así como su corbata de igual color y su camisa blanca, zapatos marrones claros, con cinturón a juego. Un reloj de oro en la muñeca, e escrupulosamente bien peinado.

      Era un hombre alto de treinta y dos años, moreno, con ojos verdes. Se cuidaba y deseaba ir siempre perfecto.

      Se sentó y frente a él encontró diversas carpetas, pero no las tocó, sólo las observó.

      —Bien Lucas, te preguntarás por qué te hemos llamado y seré lo más breve posible —dijo el director general—. Estamos pensando en expandirnos a Europa. Bueno, ese punto ya está decidido. En un primer lugar nos expandiremos a Londres, París, Roma y España, aún no sabemos en qué, lugar pondremos la sede principal. Estamos valorando Marbella. ¿Qué te parece Marbella?, tú que eres español.

      —Me parece un lugar que está creciendo a pesar de la crisis —Luca son titubeó—. Es un lugar donde está asentada la jet-set española y personas de países árabes que invierten en casas de lujo. Apostaría por Marbella.

      —Eso hemos pensado, que Marbella sería un buen lugar en España y donde podemos poner la central del resto de los países. Si desea hacerse cargo de todo, allí vivirá, puesto que hemos pensado en ti para el trabajo.

      —¿En serio? —preguntó sorprendido Lucas.

      Él tenía su vida ya hecha en Nueva York. Aunque viajaba a otros estados del país, volver a España para quedarse… eso era otra cuestión.

      Por un lado, sus padres vivían en Mijas, un pueblo cercano a Marbella, y los tendría cerca y a su hermano que vivía allí también con su mujer y sus dos hijos. Pero por otro estaba el pasado que lo perseguía. Y del que no había podido desprenderse.

      Quizá podría solucionarlo de una vez y no tener más pesadillas nocturnas. Y por último era una oportunidad única difícil de rechazar. El puesto era enorme con enormes retos y responsabilidades y le gustó.

      —Sí, hemos pensado en ti, por tu talento y porque eres el único español que hay en la empresa que domina cuatro idiomas. Serías un buen director, así como ya eres uno de los mejores arquitectos y directores financieros que tenemos ahora mismo en plantilla. Confiamos en ti.

      —Gracias —¿Qué más podría decir?

      —Por supuesto, te lo planteamos y necesitamos una respuesta lo antes posible. No pasa nada si no accedes. Hemos pensado en otras dos personas más, pero queríamos planteártelo a ti primero. Confiamos mucho en ti. Sé que tienes tu casa y tu vida aquí, pero si accedes, te explicaremos el proceso que queremos llevar a cabo. Ten en cuenta que sería un gran paso en tu carrera y una gran responsabilidad.

      —¿Cuándo tengo que dar la respuesta?

      —Tienes hasta mañana por la mañana. En quince días tendrás que irte. Claro está, si aceptas.

      —Bien, les agradezco que hayan pensado en mí, creo que la respuesta es sí.

      —¿Sin pensarlo Lucas?

      —No tengo nada que pensar, es un buen proyecto y me gustaría hacerme cargo de él. Es un gran reto y una gran oportunidad para mí.

      —Estupendo. Estaba seguro de que lo aceptarías. —El director parecía satisfecho—. Es un gran proyecto que hará que tu carrera suba como la espuma. Requiere mucha responsabilidad, pero confiamos en ti.

      —Está bien, gracias de nuevo. No me lo esperaba y se lo agradezco a todos.

      —Bueno, pues ya que estamos todos, dijo el director general, abramos la primera carpeta.

      Lucas, no podía creerse la responsabilidad tan enorme que esto suponía. Ni el cambio que iba a dar a su vida de nuevo.

      Para empezar debía vender su piso que daba a Central Park, su coche deportivo y empacar su ropa y enseres personales hacía Marbella. Una locura en menos de quince días. Y buscar una nueva casa en Marbella.

      Conforme iban leyendo las carpetas, pertenecientes una a su contrato nuevo y sus responsabilidades, su enorme sueldo aumentado con gastos incluidos cuando viajara, las normas y condiciones, le apasionaba, no solo el sueldo, que era mejorado en exceso sino que era como ser


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