330 juegos y actividades para el tatami. Simón Pedro Fuentes Navarro

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      – Gráfico o dibujo. Facilitará la comprensión del juego.

      – Anotaciones. Espacio en blanco para que el lector anote sus comentarios.

       El papel del profesor

      Para el uso correcto del libro, el rol que desempeñamos los profesores es fundamental pues somos el nexo de unión entre los juegos y actividades que se explican en la obra y los alumnos.

      Las principales funciones que debemos llevar a cabo con respecto a las actividades y juegos a desarrollar son:

      1. La correcta elección.

      2. La presentación y explicación clara y sencilla.

      3. El fomento de la motivación en la práctica.

      4. La adaptación de las actividades a las circunstancias.

      5. La supervisión constante de su desarrollo.

      De llevar a cabo adecuadamente las funciones anteriores dependerá en gran medida la consecución de los objetivos previstos.

       1. La correcta elección

      Para elegir los juegos más convenientes y acordes a las necesidades de los alumnos con los que contamos en cada sesión, se precisará de una atenta observación y estudio de sus diferentes características personales, técnicas, físicas, etc. Si el juego o juegos seleccionados no se adaptan a esas características, puede repercutir de forma negativa en el funcionamiento de la clase, pudiendo ser nosotros mismos, con una mala elección de dichos juegos, los que hagamos que el niño abandone la actividad, o, lo que es peor, le provoquemos algún tipo de lesión.

      Tenemos que tener muy claro que la elección de los juegos debe estar relacionada con la de los diferentes objetivos que perseguimos, una vez tenido en cuenta lo expuesto anteriormente. De cara a la consecución de esos objetivos, deberemos saber relacionar unos juegos con otros con sensatez y variedad.

      A la hora de determinar los objetivos a conseguir, tendremos que distinguir entre los objetivos individuales y los objetivos colectivos. Tanto unos como otros tienen una gran importancia, puesto que al igual que cada persona es única, los grupos, por las diferentes circunstancias que se dan en ellos, también son únicos e irrepetibles.

      No debemos olvidar que podemos encontrarnos compartiendo tatami a chicos y chicas de diferentes edades, grados, motivaciones, personalidades…, así como alumnos que faltan durante un período de tiempo, otros que comienzan a mitad de temporada, que acuden irregularmente a clase y un largo etcétera.

      Pero la correcta elección de las actividades o de los objetivos no sólo dependerá de las características de nuestro alumnado, sino también de los materiales e instalaciones con los que contemos y de las horas de práctica de que dispongamos.

       2. La presentación y explicación clara y sencilla

      Como norma general, a la hora de presentar los juegos deberemos tener especial cuidado con una serie de detalles que serán de suma importancia para que su ejecución y desarrollo sean un éxito o un fracaso. Entre estas consideraciones cabe destacar:

      – Procurar que todos los alumnos estén atentos y en silencio.

      – Utilizar un vocabulario sencillo y de fácil comprensión.

      – Comenzar cada juego con un ejemplo práctico.

      – Repartir “los papeles” de forma adecuada y coherente para el buen desarrollo de la actividad.

      – Tener claro antes de comenzar que todos lo han entendido y, de no ser así, resolver las dudas que surjan.

      – Colocarse en una situación estratégica, especialmente en los juegos que conllevan más riesgos.

      No obstante, durante la realización del juego tendremos que evaluar la comprensión de la actividad e ir clarificándola en caso de ser necesario.

       3. El fomento de la motivación en la práctica

      La motivación es uno de los aspectos más importantes a la hora de realizar una actividad y no hay mayor factor motivante que nuestra propia motivación. Es decir, que si nosotros abordamos motivados la realización de las actividades, las probabilidades de que nuestros alumnos también se motiven aumentarán extraordinariamente.

      Otro aspecto destacable en el fomento de la motivación es la elección y selección de las diferentes parejas o grupos para el desarrollo de los juegos de la forma más homogénea posible, buscando que tengan, en la medida de lo posible, la misma edad, características físicas, técnicas, etc. Evitaremos así el aburrimiento del alumno que siempre gana o, por el contrario, la desilusión y frustración del que pierde.

      Es interesante recordar que los alumnos en estas edades son muy competitivos (tanto consigo mismos como con el resto de los compañeros), siendo ésta una particularidad a la que podemos sacar partido a través de nuestros juegos por medio de un sistema de recompensas que puede ser muy variado.

      Así, por ejemplo, podrá puntuarse dependiendo del resultado en la ejecución de la práctica.

      Otra posibilidad sería otorgar “medallas simbólicas” a los alumnos que logren acabar los juegos de forma positiva.

      Por supuesto, debemos dejar muy claro que los juegos tienen que ser asequibles a todos los participantes con vistas a que todos tengan la oportunidad de obtener recompensas. Además, no debemos olvidar premiar no únicamente a los ganadores sino también en función del esfuerzo realizado, y así mantener el nivel de motivación que posibilite la escalada en la superación personal.

      No es aconsejable eliminar o descalificar a quienes pierdan o lo hagan mal, pues normalmente estos alumnos son los que más necesitan la práctica y la motivación, y de este modo “saldrían” rápidamente del juego reduciendo su posibilidad de mejora. Si es preciso, se les derivará a que desarrollen otras acciones en el mismo juego que les mantengan involucrados y activos.

       4. La adaptación de las actividades a las circunstancias

      Esta función se encuentra estrechamente relacionada con la primera: la correcta elección de la actividad. Así, al igual que cuando elegimos un juego a desarrollar por nuestros alumnos, la adaptación de este juego no dependerá solamente de las características de nuestros pupilos, sino también de los materiales con los que contemos y de las horas de práctica de que dispongamos.

      Asimismo, si vemos que el juego elegido no es el más adecuado, debemos detenerlo lo antes posible y replantearlo de nuevo para adaptarlo a las necesidades del grupo. En última instancia, también puede elegirse otro juego que persiga los mismos objetivos que el anterior pero con otra dinámica diferente, más adecuada a los chicos y chicas que tenemos delante.

      Para facilitar la adaptación del ejercicio, las fichas con los juegos ofrecen variantes, pero debe tenerse en cuenta que todos los juegos están programados y abiertos a cualquier otro tipo de modificación si el profesor lo estima oportuno.

      Es conveniente recomendar el estudio y la evaluación de la pertinencia del uso de juegos en los que intervienen elementos externos tales como gomas elásticas y sacos, pues si éstos no son adecuados o su uso, por desconocimiento o falta de preparación, no es el idóneo, pueden producirse lesiones con cierta facilidad.

      Debemos, pues, si hemos decidido poner en práctica el ejercicio, cerciorarnos de que el material sea adecuado y homologado (que las gomas cuenten con una resistencia relativa y el peso y dureza de los sacos sean apropiados), y la ejecución, correcta. En todo caso, debemos aclarar que estos juegos servirán también para tomar contacto con estos materiales vinculados a las artes marciales y que la mayoría de las veces tan sólo se requiere “marcar” y nunca golpear.

      No obstante, estas actividades deberían reservarse a alumnos mayores y con un nivel técnico suficiente para la correcta ejecución.

       5. La supervisión constante de su desarrollo

      Éste


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