Pensar. Carlos Eduardo Maldonado Castañeda
emergencia de la complejidad en América Latina. Este capítulo se tituló: “Pensar la complejidad con ayuda de las lógicas no clásicas”. De manera inmediata tuvo muy buena acogida, aunque de manera extraoficial. Esta era, en realidad, la primera concreción elaborada como artículo científico con varios antecedentes (entre los cuales los más destacados son Maldonado: 2006, 2007a, 2007b, 2011) y varias presentaciones en distintas instituciones, entre estas la Universidad del Valle de Momboy (Venezuela, 2001) y el Instituto de Pensamiento Complejo Edgar Morin de la Universidad Ricardo Palma —gracias a las amables invitaciones de Teresa Salinas en los años 2011-2015—, además de mis clases en la Universidad Externado de Colombia y las invitaciones que recibía de la Universidad del Rosario. Paulatinamente fui presentando avances de mi trabajo sobre las lógicas no clásicas en el Doctorado de Ciencia Política de la Universidad Nacional (Bogotá, 2013), el Doctorado en Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Bolivariana (Medellín, 2012-2016), el Doctorado en Educación de la Universidad Católica de Manizales (2014-2015), el Doctorado en Derecho de la Universidad del Rosario (2014) y en varias maestrías del país y fuera de Colombia.
Por lo demás, las redes sociales y varios videos en Youtube contribuyeron enormemente a una muy gradual penetración de la idea acerca de las relaciones entre complejidad y lógicas no clásicas entre académicos, investigadores y distintos públicos fuera del ámbito académico.
En 2012 hice una presentación de las relaciones posibles entre complejidad y lógicas no clásicas ante el Instituto NECSI (en Estados Unidos), con una muy buena acogida. Posteriormente en 2016 dicté un seminario de dos días sobre complejidad y lógicas no clásicas gracias a una amable invitación de Felipe Lara-Rosano en el C3 de la UNAM, con resultados verdaderamente sorprendentes y positivos.
Desde entonces, entre una buena parte de la comunidad de complejólogos se fue permeando la idea—justamente, la percolación en su sentido físico, químico, o de la física estadística y de las matemáticas es una delas características de la complejidad—. Pero seguía sin haber ninguna sistematización —o, por lo menos, una sistematización pedagógica — de la idea. La publicación del artículo en el proyecto (CPC) tardaba una eternidad.
Conocí lo que la historia de la ciencia ha puesto suficientemente de manifiesto: la idea se iba volviendo gradualmente popular, y se hablaba de ella, pero la demora del proyecto (CPC) me afectaba enormemente. Por fortuna, al fin, el libro apareció a comienzos del 2017, y pude dar evidencia de la paternidad de una idea. Casi paralelamente, a comienzos del 2017, apareció mi libro Pensar. Las lógicas no clásicas. Hoy se concreta el libro —el que el lector tiene entre sus manos—, que es la primera y más elaborada producción acerca del tema.
La intuición filosófica originaria nace en 1993 (Maldonado, 1993), que es cuando comienzo a distanciarme de la tradición en la que me había formado hasta la fecha: la filosofía fenomenológica. Fue entonces cuando comencé a pensar seriamente en el universo de las posibilidades. Más tarde, accedí al descubrimiento y al estudio sistemático de las LNC. El círculo, por así decirlo, se cerraba.
Debo, sin embargo, hacer una observación. El pensar en la fenomenología husserliana no es tanto un proceso lógico sino intuitivo, imaginativo. Se trata del noein —el nous, antes que el logos— y del proceso de elaboración de actos ideatorios y variaciones ideatorias que Husserl elabora suficientemente en numerosos textos; se trata de juegos mediante los cuales se hacen numerosas variaciones de un objeto o un fenómeno en la imaginación con el fin de lograr establecer su naturaleza. Esta idea permanece tácita, incubada, en lo profundo de mis trabajos sobre fenomenología, pero emerge, al cabo, como una idea propia en 1993.
Mi descubrimiento de la complejidad tuvo lugar por primera vez en la forma de las ciencias de la complejidad en 1996, cuando realicé mi primer postdoctorado en el Departamento de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Pittsburgh (en ese momento no sabía que ese sería mi primer postdoctorado). Desde entonces me dediqué al estudio de la complejidad en la forma de las ciencias de la complejidad. Nunca entré a la complejidad, como la mayoría de los académicos en América Latina, a través del pensamiento de Edgar Morin. Con el tiempo, esta buena circunstancia se aunaría para permitirme un conocimiento medianamente sólido en ciencia y lógica.
Ahora bien, varios amigos y colegas me han preguntado por qué no presento el libro, y por tanto, la idea de las relaciones entre complejidad y lógicas no clásicas en inglés. Como sabe una buena parte de la comunidad académica y científica, numerosos trabajos míos también han sido escritos en inglés (muchos de ellos con mi amigo Nelson Gómez-Cruz sobre la hipercomputación biológica).
La ciencia tiene elementos sociales, culturales y ciertamente también políticos. Sostener dos cosas al mismo tiempo: de un lado, que una de las ciencias de la complejidad son las lógicas no clásicas y, al mismo tiempo, de otra parte, que es perfectamente posible pensar la complejidad con la ayuda de las lógicas no clásicas constituye un auténtico programa de investigación. Dicho programa no ha sido, hasta donde sabemos, formulado en el mundo. Pues bien, sí deseo que el español sea el idioma en el que, por primera vez, aparece una formulación del programa —que es justamente este libro—. Mis motivaciones son tres: sociales, culturales y políticas. Las dos primeras se coligen de este libro. Las últimas encuentran su justificación en Maldonado (2017).
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Desde la primera edición, y a lo largo del camino que conduce a esta segunda edición, he tenido la oportunidad de presentar y discutir las LNC en escenarios diferentes: en el Instituto NECSI en Boston, en el C3 (Centro de Ciencias de la Complejidad) de la UNAM en México, además de otros lugares en México (Guadalajara, Veracruz, León y Tepic), Colombia (Medellín, Bogotá, Neiva y Cali), Perú (Lima) y Ecuador (Loja). A todos los amigos y colegas que me han invitado a sus universidades a compartir les estoy inmensamente agradecido. En cada ocasión he aprendido mucho de ellos, así como de los estudiantes que han asistido a estos encuentros.
La segunda edición es una modificación sustancial de la primera edición en varios sentidos: lo que fuera la primera edición ha quedado incorporado aquí como primera parte. Al interior de esa primera parte, se hicieron numerosas aclaraciones, ampliaciones y precisiones y, naturalmente, se ha ampliado la bibliografía.
Algunos capítulos de la primera edición han pasado a la segunda parte. Mientras que la primera se ha convertido en algo así como una obertura a las lógicas no clásicas, se ha agregado una parte completamente nueva, la segunda, que es una presentación y discusión de la totalidad de las LNC. Esta constituye, hasta donde sé, la principal contribución de este libro. No existe en ningún idioma —y esto lo digo con prudencia a la fecha— ningún trabajo que presente y discuta en detalle las lógicas no clásicas y que, por tanto, las inscriba en los marcos de la comprensión y explicación de un universo y un mundo crecientemente complejos.
La bibliografía que se incluye al final puede ser considerada como un estado del arte en materia de LNC. Desde ya miro hacia el futuro, para la tercera edición de este libro. Esta segunda edición ha más que duplicado el volumen de la primera.
Un libro es un hijo. Nace, pero adquiere vida propia, y ya no se lo puede controlar. Hay que dejarlo que viva su propia vida, siempre con acompañamiento y lo más próximo que se pueda. No es esta la excepción.
Como quiera que sea, este libro no existiría sin el entusiasmo de Gerardo Aristizábal, hoy Decano de la Facultad de Ciencias, y Fundador de la Universidad El Bosque. Gerardo me ha animado y en muchas ocasiones me ha empujado para publicar este libro, para ampliarlo, para enriquecerlo y, en fin, para hacerlo posible. Este libro no existiría si no fuera por el amor al conocimiento de Gerardo. Por su amistad y empeño, le expreso mis mayores agradecimientos y le dedico este libro.
La buena ciencia ni parte de definiciones ni trabaja con definiciones. Por el contrario, se funda en problemas. El problema del que me ocupo aquí es el de la complejidad del mundo, la realidad o la naturaleza. La tesis que me propongo defender es que las lógicas no clásicas (LNC) contribuyen