Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor). Fernando Lampre Vitaller

Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor) - Fernando Lampre Vitaller


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la correa pectoral y los tensores de aproximación de la carga

      •Debe disponer de los accesorios necesarios para nuestra actividad

       ¿Cómo llenar una mochila?

      Aunque cada uno puede tener su forma personal de llenar la mochila, hay una serie de normas para hacer de nuestra mochila un objeto más compacto y cómodo de transportar.

      •En primer lugar hemos de dejar a mano aquellos objetos que podamos utilizar con más frecuencia, como el mapa, brújula, chubasquero, guantes, etc. Para ello podemos utilizar el bolsillo superior o, si lleva, alguno de los laterales.

      •Los objetos más pesados hay que colocarlos lo más cerca posible de la espalda y en la zona alta, cerca de nuestro centro de gravedad.

      •El saco de dormir y la ropa de recambio los colocaremos en la parte baja de la mochila.

      No hay que colocar ningún objeto colgando de la mochila. El piolet se sujetará en las correas dispuestas para ello, y la colchoneta aislante la podemos colocar en las correas de cierre de la parte superior.

      Figura 2.10 Partes de un piolet.

      Otros instrumentos que podemos necesitar en nuestras excursiones son los bastones, que resultarán útiles para desplazarnos por cualquier tipo de terreno, pero especialmente en los descensos, y los crampones y el piolet en terrenos con nieve y hielo.

      De forma espontánea algunas personas que se desplazan por la naturaleza cogen alguna rama del suelo y la utilizan a modo de bastón. También podemos ver que los pastores llevan alguna vara o utilizan bastones, entre otras cosas, para facilitar su marcha.

      La utilización de uno o dos bastones nos permite apoyarnos y tomar impulso en las subidas, pero su gran utilidad es en las bajadas, sobre todo si llevamos una carga pesada. También son útiles para vadear ríos o en terrenos nevados.

      Los bastones que usamos para excursionismo suelen ser plegables, de forma que podemos guardarlos en nuestra mochila cuando no los necesitemos. Su punta es más resistente que la de los bastones de esquí, y llevan una arandela o roseta más pequeña.

      Hay muchos excursionistas a quienes no les gusta utilizar bastones, prefiriendo llevar libres sus manos. El inconveniente de la utilización continuada de los bastones es que puede producir una alteración de nuestra dinámica de desplazamiento, al desplazarnos utilizando varios puntos de apoyo.

      Los bastones suelen llevar una dragonera o correa para sujetarlos a nuestra muñeca. Su utilización habrá que limitarla a aquellas zonas en las que no hay posibilidad de caída, por las posibles lesiones de muñeca que puede ocasionar. Es preferible que perdamos el material a que tengamos una lesión.

      En una excursión durante el verano, llevar un piolet en nuestra mochila no nos va a aportar ninguna ventaja. Si lo que pretendemos es utilizarlo como apoyo es preferible que llevemos un bastón o que utilicemos una rama que encontremos sobre el suelo.

      Cuando nuestra excursión se realice por la alta montaña y exista la posibilidad de que haya nieve o hielo, deberemos llevarlo como medida de seguridad.

      En la actualidad existe una gran cantidad de modelos de piolets. Esta gama varía desde los específicos para escalada en hielo hasta los clásicos de travesía, pasando por los ultraligeros utilizados en el esquí de montaña.

      Para nuestras excursiones y pensando en su posible utilidad como material complementario, ante la presencia de nieve o hielo, nos interesa el piolet clásico de travesía.

      Su tamaño debe ser lo suficientemente largo como para poder utilizarlo como bastón; en general, su longitud oscila entre los 50 y 70 cm. Los piolets más técnicos son algo más pequeños, variando la morfología del piolet clásico tanto en la pala y en la hoja como en el mango.

      Son imprescindibles en la montaña cuando en nuestro recorrido vayamos a desplazarnos por una zona de hielo o nieve dura.

      Están formados por una base metálica sobre la que se apoya la suela de la bota, rematada en unas puntas a modo de clavos, que nos permitirán fijarnos a la nieve dura o al hielo. Podemos encontrarlos de 8, 10 ó 12 puntas; las puntas delanteras están orientadas de tal manera que permitan clavarse frontalmente.

      En esta base metálica podemos diferenciar una parte delantera y una parte trasera, y en función del grado de solidez de su unión se clasifican en crampones articulados, semirrígidos y rígidos.

      El sistema de sujeción a las botas puede ser de tres tipos:

      •Correas. Es el procedimiento más simple y se adapta a todo tipo de botas. Su colocación es laboriosa.

      •Fijación automática. Requiere botas rígidas con reborde en talón y puntera para encajar los cierres automáticos. Es más cómoda y rápida.

      •Combinado o semiautomático. Utilizan simultáneamente las correas y la fijación automática. Por la parte delantera el crampón se sujeta a la bota por correas, y, por la parte posterior, mediante un cierre automático a una hendidura de la bota. Este sistema puede ser utilizado con las botas rígidas, e incluso con unas botas semirrígidas, siempre y cuando se fije bien el cierre automático sobre el talón.

      La elección de los crampones va a depender de la actividad que elijamos. Para alpinismo utilizaremos unos crampones articulados, semirrígidos, mientras que para la escalada en hielo hemos de utilizar unos rígidos.

      Figura 2.11 Crampones con cierre por correas, semiautomático y automático.

      Por otra parte, las botas que llevemos van a condicionar el que podamos utilizar un modelo de crampón u otro. Unas botas de senderismo sólo podrán llevar crampones con correas, precisando de una suela rígida y de muescas de sujeción en el talón y la puntera para el uso de los crampones semiautomáticos y automáticos.

      Si se forman en nuestros crampones zuecos de nieve pegados entre la base y las puntas, podemos utilizar unas láminas de látex a modo de doble suela que impiden su formación.

      Elegir el material que necesitamos es, a veces, una de las tareas más comprometidas. La norma fundamental es transportar sólo lo estrictamente necesario. El peso de nuestro equipaje va a ser uno de los factores que condicionen el desarrollo y el disfrute de nuestra actividad.

      Lógicamente no llevaremos el mismo material si nuestro objetivo es subir a una montaña, donde podemos necesitar la ayuda de una cuerda auxiliar, o quizás haya nieve y precisemos llevar un piolet, que si vamos a dar un paseo de varios kilómetros por un sendero de pequeño recorrido.

      Independientemente del material técnico que será necesario en algunas circunstancias, podemos elaborar nuestra propia lista de material. Cada vez que vayamos a salir de excursión, bastará con que la miremos y cojamos los objetos que tenemos apuntados.

      La lista de material necesario diferirá también según el tiempo de duración de nuestra excursión y de la estación en que se lleve a cabo. La confección de nuestra lista debe contener entre otros los elementos que indicamos a continuación.

       Ropa

      En este punto distinguiremos la ropa puesta y la que llevemos de repuesto en nuestra mochila. Dependerá de las condiciones climáticas y de la


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