Más patatas y menos prozac. Kathleen DesMaisons

Más patatas y menos prozac - Kathleen DesMaisons


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cuanta más droga se ingiere, menos producen el cerebro y el resto del cuerpo el análogo interno de esa droga. En segundo lugar, los receptores del azúcar o de cualquier otra droga se vuelven menos sensibles, y a veces disminuyen en número, como protección contra esa sustancia que los bombardea. Es fácil que nos volvamos físicamente dependientes del azúcar exógeno para estimular el estado de ánimo, pero nuestro hábito ahora nos induce depresión en lugar de bienestar y nos produce agotamiento y ansiedad en lugar de proporcionarnos una explosión de energía. Hace tiempo que sospecho que el aumento de la depresión clínica en nuestra sociedad está relacionado con el incremento del consumo de azúcar.

      Por tanto, experimenté una gran emoción cuando conocí los esfuerzos de Kathleen DesMaisons para desarrollar una hipótesis de trabajo sobre la sensibilidad al azúcar y su papel en el comportamiento adictivo. He estado al tanto de su trabajo durante muchos años. Su visión, su calidez personal y su compromiso apasionado con la búsqueda de respuestas siempre me han conmovido. Ahora, con Más patatas y menos Prozac, traslada su visión a una guía concreta y específica que lleva sus habilidades clínicas a un público más amplio.

      La doctora DesMaisons tiene un don único para tomar ideas muy complejas y hacerlas accesibles para las personas normales que intentan sentirse mejor. Su tesis es persuasiva. Su combinación de experiencia clínica, honestidad personal y curiosidad científica ha aportado verdaderos beneficios a sus pacientes. Si bien los casos siguen siendo anecdóticos desde una perspectiva científica, son potentes. Como sugiere la doctora DesMaisons, algo está sucediendo en la relación entre la alimentación y el comportamiento, algo que está más allá de lo que las investigaciones científicas ya han demostrado sobre la relación entre la bioquímica y el estado de ánimo.

      Como científica, nunca podría considerar que el tamaño de la bolsa para los dulces de Halloween que llevaba de niña pudiese tener algún significado. Pero como mujer que ha lidiado con algunos de los problemas de los que habla la doctora DesMaisons, no descartaría sus ideas con tanta rapidez. A veces, la ciencia se ve impulsada por pioneros que organizan los estudios de nuevas ­maneras y hacen preguntas desde perspectivas inesperadas. Los aspectos científicos se pondrán a prueba en el laboratorio, pero el impacto diario de Más patatas y menos Prozac se comprobará en los corazones y los cuerpos de aquellos que responden al perfil que la doctora DesMaisons ha descrito tan bien.

      Los alimentos pueden actuar como drogas, y debemos ser conscientes de cómo nuestros estados de ánimo y nuestra fisiología –mental y física– están tan inextricablemente entrelazados que lo que comemos y cómo lo comemos puede tener un enorme impacto en nuestra vida. Recomiendo encarecidamente Más patatas y menos Prozac, pues creo que contiene información novedosa e importante para todos, desde el nutricionista más perfeccionista hasta el individuo de a pie que está comenzando a darse cuenta de que lo que comemos y la forma en que comemos ayuda a explicar por qué nos sentimos como nos sentimos.

      CANDACE B. PERT (1946-2013)

      Autora de Molecules of Emotion: Why You Feel the Way You Feel [Moléculas de la emoción: por qué te sientes como te sientes].

      C. B. Pert fue neurocientífica y farmacóloga, profesora de investigación del Departamento de Fisiología y Biofísica del Centro Médico de la Universidad de Georgetown

      INTRODUCCIÓN

      Antes que nada, permíteme ponerte en antecedentes en cuanto a mi programa destinado a curar la sensibilidad al azúcar. A la hora de decidir si confiar o no en un programa terapéutico, es útil conocer el contexto. ¿Cómo puedes saber si este programa funciona? La ciencia, así como veinte años de experiencia directa, tienen la respuesta. Es un programa fiable, maduro y probado, y funciona como ningún otro.

      La ciencia es una herramienta emocionante y valiosa para ayudarte a comprender el cuerpo humano. Miles de hombres y mujeres trabajan en laboratorios de todo el mundo para responder preguntas sobre cómo funciona. Cada conjunto de experimentos requiere una cuidadosa reflexión, ya que los científicos deben diseñar estudios para evaluar claramente las hipótesis y elaborar respuestas fiables. Cada vez que se publica un resultado en una revista profesional se añade una pequeña pieza al puzle de la historia que explica cómo funciona tu cuerpo.

      El punto fuerte de este proceso reside en las pruebas rigurosas y el diálogo científico que tienen lugar a lo largo del tiempo. Sin embargo, una de las limitaciones que presenta es que se basa en datos más que en personas reales que viven vidas complejas y desordenadas. Los científicos a menudo examinan un solo aspecto en cada ocasión, mientras que los médicos que atienden a pacientes trabajan con el «caos» de la vida cotidiana.

      Cuando inicié este programa, estaba dedicada al ejercicio práctico de la medicina en el terreno de la adicción. Puse años de escucha sobre la mesa. Había trabajado en los campos de la salud mental, la nutrición y las políticas públicas. Había puesto en marcha y administrado un centro de tratamiento para las adicciones y había trabajado con varios miles de pacientes.

      Luego, empecé a investigar los aspectos científicos que hay detrás de la adicción al azúcar. Fue todo un proceso.

      Mi formación no era tradicional; era interdisciplinaria. En lugar de entrar en un campo, quería crear uno. En lugar de limitar mi trabajo académico a responder una pregunta, quería encontrar la respuesta a varias. Abordé la literatura científica desde una perspectiva no ortodoxa y comencé a leer la que se publicaba en varios campos: las adicciones, la psicología, la nutrición y la neurociencia. Aquí están los hechos que reuní y sobre los que comencé a escribir en la primera edición de este libro:

       El cerebro de los alcohólicos es diferente de otros cerebros. Esta configuración especial se hereda.

       Hay personas que son sensibles a los carbohidratos y pasan a tener más azúcar en sangre de lo normal al comerlos.

       Cuando es necesario, el cerebro libera opioides, y estos pueden afectar a nuestras elecciones alimentarias.

       El azúcar actúa como una droga opioide (como la morfina y la heroína) en el cerebro.

       Los tipos de alimentos que comemos y el momento en que los comemos pueden influir en nuestro estado de ánimo.

      En 1996 todos estos hechos ya habían sido establecidos por la literatura científica, pero la naturaleza misma de la investigación científica, que analiza un solo aspecto en cada ocasión, implicaba que quienes realizaban los estudios sobre el alcohol no miraban los hallazgos obtenidos en el campo de la nutrición, y que quienes investigaban sobre nutrición no atendían a las cuestiones genéticas. Nadie había dado el salto de considerar que el azúcar era la droga de entrada para otras sustancias adictivas.

      Debido a que mi experiencia clínica se basaba en escuchar las historias de los pacientes sobre sus vidas complejas y desordenadas, que no se podían dividir claramente en categorías científicas separadas, pude concebir una teoría que tuviese en cuenta todas las disciplinas relevantes. Mi hipótesis de trabajo era esta:

       Existe una afección bioquímica hereditaria llamada sensibilidad al azúcar que tiene unos efectos predecibles y específicos sobre el cerebro y el comportamiento de la persona. Qué alimentos come un individuo sensible al azúcar y cuándo los come lo afecta profundamente.

       El azúcar tiene, en el cuerpo humano, el mismo efecto analgésico y euforizante que los medicamentos opioides. Estos efectos farmacológicos del azúcar son mayores en las personas sensibles al azúcar. La adicción al azúcar, como la adicción a las drogas, es real y puede abrir la puerta a otras adicciones.

       Cambiar lo que come una persona sensible al azúcar y cuándo lo come puede tener un gran efecto en su bienestar y su comportamiento.

      Usando este modelo de trabajo, escribí Potatoes Not Prozac, cuyo tema, a pesar del título, era el tratamiento de la adicción al azúcar y curar la sensibilidad al azúcar. Desde


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