Videojuegos y conflictos internacionales. Antonio César Moreno Cantano

Videojuegos y conflictos internacionales - Antonio César Moreno Cantano


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y psicológica, con programas de integración social y rehabilitación, a los miles de niños afectados por su implicación directa en la guerra (Wacha, 2008a). Nuestra búsqueda de información nos llevará fuera de Uganda, en concreto al Parque Nacional de Garamba, en la República Democrática del Congo, una de las bases del LRA desde el año 2005. Se trata de una región muy conflictiva, ya que los hombres de Kony se dedicaban a matar elefantes para conseguir el valioso marfil que vendían en el mercado ilegal para financiar su lucha. Ello les ha llevado a enfrentarse a los vigilantes del parque, produciéndose uno de los hechos más dramáticos en 2009 cuando fueron asesinados 15 de ellos (Redacción de Europapress, 2009). El último escenario que se incluye es un rudimentario centro de comunicaciones (mejor dicho, un cobertizo) en M’Gomos, en la carretera de camino a Gulu. Es el único espacio que no presenta ninguna referencia exacta con algún acontecimiento destacado o conocido del conflicto.

      La protagonista de este newsgame es Christine Akello, miembro de la International Court Criminal (ICC). Se nos presenta como una figura con una sólida formación, pues es licenciada en Estudios sobre Democracia y Desarrollo, además de poseer un posgrado en Paz y Gestión de Conflictos. En su ficha descriptiva se incorpora un mensaje que tiene una gran relevancia: «Conseguir la paz y la justicia puede tener un elevado coste». Es muy interesante que se haya optado por un personaje principal femenino, no en vano las primeras negociaciones con el LRA fueron llevadas en 1994 por la ministra para la Pacificación del Norte de Uganda, Betty Bigombe. La tarea de Akello es compleja. Debe reunirse con el todopoderoso líder Joseph Kony de manera no oficial para intentar llegar a un entendimiento o solución al conflicto, teniendo presente su exigencia de garantías legales al ICC para no ser arrestado, junto a sus principales ayudantes, por las graves violaciones de los derechos humanos durante el conflicto armado en el norte de Uganda que se le imputan. Dicha orden fue emitida en julio de 2005 tras una larga investigación de la Fiscalía del nombrado organismo de La Haya. Se trataba de las primeras órdenes de detención que realiza la ICC desde su constitución en 1998 (Redacción de El Mundo, 2005). Esta misión se complementa con la necesidad de comprender cómo ha afectado el conflicto a los ciudadanos del país; si creen que la Justicia Internacional está obrando correctamente; si ven viable alcanzar la paz y subsanar todas las heridas abiertas. Para dar respuesta a todos estos interrogantes, las reglas del juego nos obligan (de ahí su elevado componente educativo) a dialogar con todas las partes implicadas, las cuales se distribuyen en los escenarios que hemos mencionado en líneas anteriores. La dificultad se presenta en el hecho de que cada opción de diálogo que pulsamos nos consume cinco minutos, lo que hace imposible poder recopilar una versión completa de todos los actores implicados. De esta manera, deberemos escoger muy bien quiénes son nuestros interlocutores.

      En el juego aparecen un total de seis personajes, sin contar a la protagonista. Cuando llegamos a Gulu nos encontramos a Jan Verheyen, representante local de la ICC. Es curiosa la imagen que se nos ofrece, la de un típico burócrata, perfectamente uniformado de blanco, vestimenta poco idónea para desplazarse por las carreteras de tierra de Uganda. Creemos que esta configuración es interesada, y quiere dar a entender que en muchas ocasiones desde Europa u otros lugares del que llamamos Primer Mundo, analizamos lo que ocurre en otras latitudes conflictivas sin implicarnos de manera real, «sin echarnos al barro». Verheyen nos informará de que Kony nunca llegará a un acuerdo de paz si la ICC no transige con algunas de sus demandas. Cada vez que finalizamos una entrevista, se registra un resumen de la misma y las características detalladas de nuestro interlocutor en una pestaña del menú llamada LOG, lo que será de gran ayuda en el reto final.

      A partir de ese momento podremos determinar qué camino seguir, ya que se nos presenta la posibilidad de desplazarnos al cobertizo de comunicaciones de M’Gomos, al cuartel del UPDF y al campo de desplazados y refugiados de Te-Tugu. Entre trayecto y trayecto se intentará lograr una mayor inmersión del jugador/a mediante el uso de sonidos reales de animales (pájaros, insectos...). En Te-Tugu hablaremos con Monica Atto, una anciana que lleva muchos años padeciendo las consecuencias de la guerra. Nos explica que Joseph Kony no cesará de luchar y asesinar hasta que reciba garantías reales de la ICC que eviten su arresto. Se menciona el ataque en junio de 2008 al puesto avanzado de Nabanga por parte de sus tropas, lo que significó el punto final del proceso de paz de Juba, que había supuesto un cese temporal de las hostilidades desde 2006 (Wacha, 2008b). La refugiada no quiere venganza por lo ocurrido, sino simplemente paz para evitar la destrucción de más pueblos y que más niños se vean implicados en esta tragedia. Un perdón que tiene mayor valor sabiendo que toda su familia fue tiroteada cuando intentaba huir tras ser su vivienda incendiada por los rebeldes. Para lograrlo apela al Mato Oput, un sistema de justicia tradicional no punitiva, que no busca la condena sino la reconciliación y el perdón. Para ello las partes implicadas, beben una porción amarga hecha de las raíces del árbol oput, mezclada con la sangre del animal que sacrifican. La ingesta de este líquido simboliza las penurias pasadas y su propósito de no repetir dicha amargura. El pago de una indemnización sigue a la ceremonia. La víctima o su familia son compensados por el daño sufrido, en forma de vacas o dinero en efectivo.Como desvelaron diferentes estudios (Afako, 2002), era la opción preferida por la comunidad acholi para poner fin a la guerra, que no acababan de ver con buenos ojos la injerencia de la ICC en un asunto que consideraban interno. Atello también realizaba una dura descripción de las condiciones de vida en este tipo de campos. No disponían de comida, agua, baños, colegios. Los hombres consumían drogas y se pasaban el día jugando a las cartas, mientras que las mujeres se tenían que prostituir para conseguir comida. Les quedaba el consuelo de disponer de la ayuda de las ONG. En su relato también aparecen constantes referencias a las creencias tradicionales acholis, relacionadas con los espíritus de las familias. No olvidemos el componente religioso del propio LRA.

      En un momento de la conversación, la protagonista recibe un mensaje de móvil de Elaine Wang, una antigua compañera que trabaja en la ONG Feel the Children, ubicada en los distritos de Gulu y Amuru, también en el norte de Uganda, y que basan sus actividades en cuatro pilares: alimentación y nutrición, salud y agua, educación y medios de vida. Nos anima a localizar en el propio Te-Tugu a Dalson Oyo, un superviviente de las torturas de los hombres del LRA. Su testimonio es desgarrador y ejemplifica todos los horrores padecidos por los civiles en el conflicto:

      Lo he dicho tantas veces. Los rebeldes vinieron en medio de la noche y patearon mi puerta. Me dijeron que me estaban buscando, porque un hombre de mi pueblo les dijo que había ayudado a los soldados del Gobierno. Era mentira. Les dije que el hombre odiaba a mi familia y quería hacernos daño. Pero los rebeldes no escucharon.

      Después de pedir un cuchillo y un hacha, el comandante me ordenó que levantara la cara. Lloré mientras me cortaba la mayor parte de la nariz. Me cortó el labio superior y me cortó las dos orejas. Luego tomó el hacha y me cortó las dos manos a la altura de la muñeca.

      Esta violencia también fue ejercida por las propias fuerzas armadas gubernamentales, tal y como han denunciado diferentes organismos internacionales. La simple sospecha de pertenecer a los rebeldes llevó a muchas personas a las «casas de seguridad» del UPDF, centros de detención secreta en los que eran sometidos a todo tipo de castigos (Escola de Cultura de Pau, 2008). No sorprende ante este marco de crímenes que Dalson Oyo vea imposible lograr una solución a través del Mato Oput. Su propuesta es la eliminación física del temible líder del LRA, Kony. Es la misma línea argumental que defenderá el comandante local del Ejército ugandés en Gulu, Charles Okonya, cuando dialoguemos con él. Pese a ello, nos anima a realizar un último intento de aproximación a él, pero siempre con cuidado pues es «como un animal rabioso, loco, impredecible».

      Aunque en cualquier momento podemos acceder a la entrevista final con Kony, siguiendo el orden lógico nuestro siguiente objetivo es recabar información en el Centro de Recepción de Niños de Gulu. Allí nos recibirá su responsable, Obita John, que nos explicará las tareas que llevan a cabo y los constantes ataques que sufren a manos de las milicias rebeldes, que no consienten la deserción de los niños que formaban parte de sus tropas. El diseño gráfico de este espacio es muy rico en detalles, como se puede apreciar en los dibujos reales que decoran las paredes de este lugar. Esta práctica es una herramienta muy común entre los psicólogos, pues el dibujo en sí tiene un fin terapéutico, ya que les permite exteriorizar todas sus experiencias dramáticas


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