Osteopatía y oftalmología. Léopold Busquet
a una irritación de la mucosa de las fosas nasales (por vía refleja).
– El síndrome de las “lágrimas de cocodrilo”, caracterizado por gran secreción lagrimal en la excitación gustativa (los cocodrilos, al parecer, lloran cuando comen a su presa), es un reflejo anormal. Se debe a un error de orientación entre las fibras destinadas a las glándulas salivales (glándulas submaxilar y sublingual) y las destinadas a la glándula lagrimal, en la regeneración del nervio facial en la parte de su trayecto situada por delante del ganglio geniculado.
– El lagrimeo o epífora puede indicar una obstrucción mecánica de las vías excretoras o una ectopia de los puntos lagrimales.
– La rarefacción de las secreciones que puede implicar la desecación y opacificación de la córnea puede deberse a la atrofia parcial de la glándula o la parálisis de las vías nerviosas que aseguran la secreción (nervio facial, ganglio de Meckel, nervio lagrimal).
Consideraciones osteopáticas
Además de tener en cuenta etiologías determinadas por el examen clínico clásico, en todos los casos de alteración funcional del aparato lagrimal, debemos verificar los puntos siguientes:
a) la sutura frontomalar y la movilidad sincrónica de los dos huesos que la forman, puesto que:
– la cápsula de la glándula lagrimal y su ligamento suspensor se insertan en ella,
– el alerón externo del músculo elevador del párpado superior se fija en ella; en la medida en que este alerón forma cuerpo con la glándula, puesto que la divide en sus dos porciones orbitaria y palpebral.
b) los fenómenos de tensión de la periórbita sobre la que se adhiere la glándula: habremos de buscar las causas (ver capítulo 5).
c) La sutura maxiloungueal y el funcionamiento del maxilar superior y del unguis, puesto que:
– el saco lagrimal se une a esta sutura,
– los tendones directo y reflejo del ligamento palpebral interno se insertan en las crestas lagrimales de esos huesos después de haberse adherido a las caras anterior y posterior del saco lagrimal,
– el músculo de Horner, dilatador del saco lagrimal, se inserta en el tendón reflejo del ligamento palpebral interno y, con él, en el unguis.
d) ciertos puntos del trayecto de las fibras parasimpáticas favorecen la secreción lagrimal, en particular:
– la movilidad del temporal, puesto que el nervio facial (VII nervio craneal) y su contingente de fibras vegetativas procedentes del núcleo mucolagrimonasal, toman el conducto auditivo interno y el acueducto de Falopio;
– la duramadre de la fosa temporal, cuyas tensiones (asociadas a lesiones osteopáticas del temporal) pueden influir sobre el paso del nervio petroso superficial mayor, a su salida del hiato de Falopio sobre la vertiente superior del peñasco;
– el agujero rasgado anterior, situado en la sutura petroesfenoidal, puesto que el nervio vidiano penetra en él;
– la fosa pterigopalatina, donde se halla el ganglio esfenopalatino;
– la hendidura esfenomaxilar, por donde pasa el ramo orbitolagrimopalpebral, que atraviesa la periórbita (a fin de alcanzar el nervio lagrimal).
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