Osteopatía y oftalmología. Léopold Busquet
b) Movimientos activos del globo: dado que los músculos rectos no pueden contraerse aisladamente, y que, cuando uno de los músculos se contrae, los otros actúan simultáneamente para fijar el globo y neutralizar su acción, los músculos rectos van a realizar movimientos de rotación del ojo alrededor de un eje situado a 2 milímetros por detrás del polo posterior del globo.
Desde el punto de vista clínico, cualquier insuficiencia o parálisis de un músculo recto producirá estrabismo. Si se trata del recto interno, resultará un estrabismo divergente, si se trata del recto externo, el estrabismo será convergente. Precisemos que hay 9 estrabismos convergentes por cada estrabismo divergente, y que el 99 % de los estrabismos desaparece con anestesia local, lo que prueba que los estrabismos son causados por un estado de contractura de un músculo recto lateral.
Reflexiones osteopáticas sobre los músculos rectos
a) Los músculos rectos se insertan en ese refuerzo perióstico que es el tendón de Zinn y sus expansiones. Ahora bien, a su vez, éste se inserta en la cara lateral del esfenoides (tubérculo subóptico). Por lo que podemos pensar que ciertas disfunciones de uno o de varios músculos rectos son debidas a tensiones membranosas intraorbitarias o intracraneales (origen dural de la periórbita), a lesiones esfenoidales o a ambas a la vez.
Figura 19: Expansiones aponeuróticas anteriores de los músculos del ojo.
b) Los alerones de esos músculos, que sirven como poleas de reenvío en el momento en que se contraen, mantienen el globo en su posición de equilibrio y evitan que se acerque a las paredes. Sin embargo, sólo podrán efectuar correctamente esta función si se encuentran perfectamente equilibrados unos respecto de los otros.Ahora bien, se insertan sobre diferentes huesos y constituyen el reborde orbitario; así pues, dependerán de la buena posición de estos últimos y de su movilidad en el marco del mecanismo de respiración primaria.
En efecto:
– el alerón superior se inserta en el frontal,
– el alerón inferior se une al borde orbitario del malar,
– el alerón interno se inserta en el unguis,
– el alerón externo se fija sobre el tubérculo orbitario del malar (fig. 19).
6. El músculo oblicuo mayor
Es el más largo de los músculos orbitarios y también recibe el nombre de “músculo de la lectura”.
Origen: desde la periórbita, situada por encima y ligeramente en el interior del agujero óptico, así como sobre la vaina dural del nervio óptico.
Trayecto: se dirige hacia delante y hacia el interior, siguiendo el ángulo superointerno de la órbita, y se adentra en su tróclea o polea de reflexión,situada en la foseta troclear. Ahí, cambia de dirección y forma un ángulo agudo, para dirigirse hacia atrás y hacia el exterior.
Terminación: se inserta, mediante un tendón, en la parte superoexterna del hemisferio posterior del ojo.
Acción:
– si el ojo está en aducción, es descensor y abductor,
– si el ojo está en abducción, es rotador interno (rotación en el sentido de las agujas del reloj para el ojo derecho) y abductor (fig. 21-E y fig. 22).
Inervación: por un ramo del nervio troclear (patético) (IV nervio craneal).
Figura 20: Los músculos oculomotores (vista lateral).
Figura 21: Acción individual de los músculos oculomotores (de G. Lazorthes).
Figura 22: Campo de acción de los músculos del ojo (acción conjugada).
7. El músculo oblicuo menor
El más corto de los músculos oculomotores, está situado en la mitad anterior de la órbita (fig. 20).
Origen: sobre la cara orbital del maxilar superior, en el exterior del conducto nasolagrimal.
Trayecto: se dirige hacia atrás y hacia fuera, enlazando el globo, del que está separado por el músculo recto inferior.
Terminación: por un tendón sobre el cuadrante posteroinferoexterno del globo (por debajo de la inserción del oblicuo mayor). En su trayecto envía una expansión tendinosa, la expansión arciforme, que se une al alerón del recto inferior y se inserta sobre el borde orbitario del malar.
Acción:
– si el ojo está en aducción, es elevador,
– si el ojo está en abducción, es rotador externo y abductor (fig. 21-F y fig. 22).
Inervación: por el ramo inferior del III nervio craneal.
Las vainas musculares
Cada uno de los siete músculos orbitarios está rodeado por una vaina celulofibrosa que pertenece al importante sistema aponeurótico de la órbita. Esas vainas en el ápice orbitario se confunden con la periórbita y sus expansiones.
Observaciones:
– El elevador del párpado superior posee una vaina común con el recto superior.
– Las vainas aponeuróticas de los cuatro músculos rectos están reunidas lateralmente por tabiques fibrosos, que completan el cono muscular en su parte posterior.Además de los músculos que envuelven, perforan la cápsula de Tenon antes de abordar el polo posterior del ojo. Se fusionan con la cápsula, acompañan a los músculos hasta sus inserciones esclerales y, a continuación, contribuyen a la formación de los alerones musculares que se insertan en el reborde orbitario:
– la vaina del músculo oblicuo mayor, la más gruesa y resistente, envuelve el músculo en todo su trayecto;
– la vaina del oblicuo menor se inserta en la parte interna, en el periostio del conducto nasolagrimal.
Relaciones osteopáticas relativas a los músculos oblicuos
a) El músculo oblicuo mayor puede sufrir una cierta tensión en las lesiones del frontal o lesiones frontoesfenoidales debido a su inserción posterior sobre el cuerpo del esfenoides y a su paso por la tróclea, que está situada en la parte interna del segmento horizontal del frontal.
Por otro lado, recordemos la proximidad de este músculo con el seno frontal a su paso por la tróclea (pared ósea muy delgada a ese nivel), proximidad que explica en parte los problemas de diplopía (alteración de la visión que implica la percepción de una imagen desdoblada o alterada) que aparecen debido a una sinusitis frontal.
b) El músculo oblicuo menor, por su parte, dependerá de la perfecta coordinación de funcionamiento MRP del maxilar superior y del malar, los dos huesos craneales sobre los que tiene sus inserciones fijas.
Precisiones anatómicas y deducciones clínicas sobre los músculos del ojo
a) Son decenas de veces más potentes de lo necesario para movilizar el globo ocular, en particular el músculo recto externo, cuya fuerza es unas cien veces superior a la necesaria para abductar el ojo. Por lo tanto, podemos considerar que la paresia o parálisis de uno de esos músculos sólo podrá ser de origen nervioso (nervios motores). En cambio, resulta de ello que un fenómeno de excitabilidad puede tener consecuencias mayores sobre la movilidad