Osteopatía y oftalmología. Léopold Busquet

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pues, la cavidad orbitaria es un lugar privilegiado debido a que en su seno se organiza:

      – una emergencia de la duramadre;

      Figura 23: Sistema fascial orbitario y ocular.

      – una gran reunión de fascias de diferentes tipos y niveles,

      – una importante relación fluídica (que será descrita en el capítulo 7) entre la sangre, la linfa, el humor acuoso y el líquido cefalorraquídeo.

      Así pues, el mecanismo de respiración primaria será especialmente importante al nivel de la órbita y de su contenido, donde las tensiones membranosas se reflejarán de inmediato y podrán afectar más o menos la visión.

      CAPÍTULO 6

      Sistema de protección ocular

      El sistema de protección ocular está formado por los párpados y las cejas, la conjuntiva y el aparato lagrimal.

      Son dos velos musculomembranosos, uno superior y otro inferior, separados por la hendidura palpebral.

      Están formados por dos hojas, la anterior cutánea, la posterior mucosa, entre las que se encuentran una serie de formaciones musculares, fibrosas y glandulares (fig. 24).

      Se puede observar:

      a) una cara anterior cutánea:

      – el párpado superior, ceñido al globo, muy móvil, es mucho más vasto que el inferior. Su parte central es lisa y rígida, mientras que su parte periférica aparece plegada y laxa;

      – el párpado inferior, poco móvil, se reduce a un cojinete convexo separado de la mejilla y la nariz por la hendidura palpebrogeniana.

      b) Un borde libre, cuya parte interna carece de pestañas y presenta los dos puntos y los 2 conductillos lagrimales.

      Este borde de 2 milímetros de ancho posee dos labios:

      – El labio anterior, sobre el que se implantan las pestañas (de 70 a 160 pestañas para el párpado superior, de 70 a 80 para el inferior) en tres a cinco hileras paralelas. A cada pestaña está unida una glándula sebácea rudimentaria o glándula de Zeiss y entre las pestañas van a parar las glándulas sudoríparas o glándulas de Moll (ciliares).

      – El labio posterior o mucosa, por delante del cual se ven los puntitos blanquecinos de los orificios de las glándulas sebáceas de Meibomius.

      – Los dos bordes de los párpados circunscriben la hendidura palpebral, que se termina, hacia el exterior, por el canto externo, o comisura externa, marcado por las arrugas de la pata de gallo, y, en el interior, por el canto interno, donde se halla la carúncula lagrimal.

      c) Una cara posterior o conjuntival, formada por la conjuntiva palpebral unida a los tarsos y a las glándulas de Meibomius (tarsales).

      Constitución de los párpados

      De fuera adentro encontramos siete planos superpuestos:

      a) La piel, flexible y móvil contiene células pigmentarias más o menos abundantes. En esta capa cutánea se implantan las pestañas, las glándulas de Zeiss y de Moll.

      b) Una capa celulosa subcutánea, suelta, que se deja infiltrar fácilmente por líquidos y gases.

      c) El plano muscular superficial, constituido por el músculo orbicular de los párpados, en forma de anillo elíptico que rodea la hendidura palpebral y que comprende dos partes:

      – una parte orbitaria, periférica, que se inserta en el reborde de la órbita,

      – una parte palpebral, central, que va del ligamento palpebral externo

      (que se inserta en el tubérculo de Whitnall del malar) al ligamento palpebral interno (que se inserta en las crestas lagrimales del unguis y del maxilar superior) (fig. 25);

      – los fascículos del orbicular, situados cerca de la parte interna del borde libre de los párpados, denominados músculo de Horner o músculo dilatador del saco lagrimal.

      Observación: el músculo orbicular es un esfínter que cierra los párpados y que es inervado por ramos motores del nervio facial (VII nervio craneal).

      d) El tejido celular pretarsal, suelto y abundante.

      e) La capa fibroelástica, formada por el ligamento ancho (o septo orbitario) y los tarsos.

      – Los tarsos son dos láminas fibrosas gruesas y resistentes, de 5 a 10 milímetros de alto, que ocupan la parte central de los párpados (cerca del borde libre). Están unidos a la órbita por los ligamentos palpebrales externo e interno y contienen las glándulas de Meibomius;

      – el septo orbitario forma una cinta fibrosa que une el borde periférico del tarso con el reborde orbitario, cerca del cual está perforada para dejar pasar los elementos vasculonerviosos que salen de la órbita.

      Figura 24: Corte esquemático del párpado.

      f) El plano muscular profundo está formado por dos músculos lisos: los músculos palpebrales superior e inferior. Estos dos músculos, delgados y verticales, unen el borde superior e inferior de los tarsos al tendón del músculo elevador del párpado superior (músculo palpebral superior) y al músculo recto inferior (para el músculo palpebral inferior).

      Clínica: esos músculos son inervados por las fibras ortosimpáticas cervicales, que inervan a su vez el músculo dilatador de la pupila. Por eso, en caso de lesiones de la ortosimpática cervical, puede aparecer una ligera ptosis del párpado y una miosis.

      g) La capa mucosa formada por la hoja palpebral de la conjuntiva.

      Observación: las secreciones de las diferentes glándulas de los párpados (Zeiss, Moll y Meibomius) son reguladas esencialmente por los filetes parasimpáticos del ramo lagrimopalpebral que, procedente del ganglio esfenopalatino, penetra en la órbita por la hendidura esfenomaxilar y de forma secundaria por los filetes ortosimpáticos procedentes del plexo simpático pericarotídeo (sobre todo los que se dirigen a las glándulas sudoríparas de Moll).

      Papel de los párpados

      – Protegen el ojo contra agentes externos (luz, frío, calor, polvo).

      – Extienden el líquido lagrimal y humidifican la córnea.

      – Favorecen la evacuación de las lágrimas (músculo de Horner).

      – Permiten el reposo del músculo elevador del párpado superior.

      – Favorecen la regeneración de los pigmentos retinianos.

      Los movimientos de los párpados

      Están determinados por dos músculos antagonistas:

      – el elevador del párpado superior (inervado por el III),

      – el orbicular de los párpados, que los cierra (inervado por el VII).

      Figura 25: Músculo orbicular del párpado.

      Existen cuatro tipos de movimientos:

      a) Un movimiento espontáneo de parpadeo, con una frecuencia variable de 10 a 20 cierres por minuto, provocado por la fatiga del elevador del párpado superior;

      b) Un movimiento reflejo de protección que es causa de los diferentes reflejos:


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