La izquierda mexicana del siglo XX. Libro 3. Arturo Martínez Nateras
que lo integrarían. También abonó a ese deterioro la propuesta de Gómez Souza de dividir a los miembros del MAR encarcelados en dos comandos bajo el supuesto de que podrían funcionar mejor de manera autónoma, aparentemente por la imposibilidad del trabajo unitario. Se constituyeron así el comando “Manuel Arreola Téllez”, liderado por el propio Gómez Souza, y el “Pablo Alvarado Barrera”, en donde quedaron los internos que reconocían el liderazgo de Castañeda y Pacheco.39
La división no hizo más que incrementar la tensión entre ambos grupos y puso en evidencia el fraccionalismo existente. Las dosis de desconfianza y dogmatismo atizaron la espiral de la violencia entre los presos políticos.
En medio de esta terrible situación y en la clandestinidad, la reconfigurada dirección del MAR —integrada por Octavio Márquez, Horacio Arroyo Souza, Martha Maldonado, Paulino Peña, Guillermo Moreno Nolasco, José Luis Martínez y José González Carrillo—40 llevó a cabo su reunión de balance general, y ratificó su posición político militar. La evaluación se calificó de exitosa, asegurando haber rectificado “los errores y deformaciones que había sufrido en Corea”.41
Una nueva etapa se prefiguró con nuevos miembros reclutados,42 mediante una fusión con el Grupo 23 de Septiembre43 —heredero del Grupo Popular Guerrillero—, liderado por Manuel Gámez García Julio y Rodolfo Gómez García El Viejito y abrió paso a una nueva organización en el primer semestre de 1972: el Movimiento de Acción Revolucionaria-23 (MAR-23),44 con presencia en el territorio nacional y con una planeación más articulada,45 logrando establecer escuelas de entrenamiento y operando acciones de expropiación en varios puntos del país —Chihuahua, Coahuila, Sonora, Jalisco,46 Michoacán, Aguascalientes, Guanajuato‒, y refrendando su determinación insurgente47 en distintas ciudades.
Numerosos militantes fueron descubiertos en acciones expropiatorias a lo largo de ese año y durante 1973 a consecuencia de la delación48 y la infiltración49 de que fueron objeto, y a la falta de rigor en su sistema de seguridad, lo que trajo como consecuencia una represión tenaz por parte del aparato de control del Estado.50
Además, cuando se planteó la posibilidad de integrar una coordinación con el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas en 1972,51 salieron a flote los problemas arrastrados por la organización desde el momento de su transformación en MAR-23, a tal punto que se produjo una crisis en su directorio nacional, y se hizo evidente la debilidad de su estructura y las contradicciones de su accionar revolucionario. Las posiciones se polarizaron en torno al liderazgo que debería operar el grupo armado.52
A partir de las diferencias entre ambos grupos, y con la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S), en marzo de 1973, cuadros del MAR-2353 abandonaron su militancia, lo que trajo como consecuencia su desequilibrio.
En el transcurrir del bienio de 1974-1976 se puede ubicar otro punto de quiebre del MAR y su declinación. La falta de alianzas permanentes con movimientos sociales y con otras organizaciones armadas acarrearon el enfrentamiento y la suspicacia permanentes, amén de las limitaciones de su accionar encubierto y el sesgo dogmático de su postura político militar.54
A partir de 1977, con la Reforma Política del gobierno de José López Portillo, y la Ley de Amnistía derivada de ésta, el grupo armado se debilitó aún más porque permitió la excarcelación de varios de sus militantes,55 y abrió para todos sus cuadros la posibilidad de abandonar la clandestinidad y optar por la alternativa legal para incorporarse a partidos de oposición, alejándolos de la vía armada.56
La Reforma Política se debió en mucho a la presión ejercida por las agrupaciones armadas y, como tal, la guerrilla funcionó “como un catalizador”.57 El gobierno concibió la Reforma para vincular el desarrollo de la democracia con la desaparición de las causas que desencadenaron la vía armada.
Epílogo
Aunque el MAR se diluyó progresivamente, el proceso de precariedad se abrió a partir de 1976 y se cerró hasta los primeros años de la década de 1990.
Las modificaciones en su táctica revolucionaria fueron propuestas en agosto de 1976 por sus dirigentes José Luis Martínez Pérez y Elín Santiago Muñoz,58 quienes incorporaron a su análisis la necesidad de agrupar a las masas en torno al MAR, conservando su estatus de organización de vanguardia, inclusive hasta llegar a consolidar un frente popular mediante la combinación de la lucha de masas con la opción armada.59 A partir de este replanteamiento, el MAR estableció alianzas con organizaciones sociales legales, pero sin dejar sus intercambios con otros grupos armados establecidos desde su fundación.60 Estos factores son parte de la explicación de la larga sobrevivencia del MAR.61
Pero aquellos puentes de comunicación sufrieron un duro revés tres años después, cuando Martínez y Santiago fueron acribillados y varios militantes fueron apresados en abril de 1979 en Torreón, Coahuila.62 Este golpe obligó a recomponer su dirigencia. En el invierno de 1983 el MAR refrendó su decisión de permanecer en la clandestinidad y ratificó su compromiso de “constituir un frente nacional de masas que permita movilizarlas bajo una táctica revolucionaria”.63
A partir de febrero de 1987, luego de realizar su Conferencia Nacional Interna, el MAR se autodenominó Movimiento de Acción Revolucionaria 9 de Abril en recuerdo de sus dirigentes caídos. Pero estaba al borde de su extinción bajo el acoso de las fuerzas policiacas que lograron la caída de otros cuadros dirigentes en julio de ese año a consecuencia de un frustrado asalto bancario.64 Al ostentar el nombre original de la organización, el MAR 9 de Abril intentó mantener en su imaginario la herencia del MAR original para reivindicar su vínculo con el proyecto histórico del grupo armado.
Con críticas de sus escasos militantes a consecuencia de la acción malograda de julio de 1987, y arrastrando una serie de problemas de organización,65 la dirigencia del MAR 9 de Abril fue cuestionada, hasta el punto que terminó por aislarse y desaparecer. Paradójicamente su núcleo dirigente traslapó su efímera lucha guerrillera por su militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), dando la espalda a la decisión original del MAR de convertirse en la vanguardia de la revolución.
Fuentes documentales
Archivo General de la Nación, Secretaría de Gobernación, Fondos Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales y Dirección Federal de Seguridad.
Mandeville Special Collections Library, University of California, San Diego, Armed Revolutionary Organizations of Mexico. Documents and Publications MSS 0523, series 17 Movimiento de Acción Revolucionaria.
bibliografía
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Castañeda, Salvador, La patria celestial, México, Cal y Arena, 1992.
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