Con tinta sangre del corazón. Gustavo Sainz

Con tinta sangre del corazón - Gustavo Sainz


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segundo día de Venegas en la capital, Miguel Hidal-go, cura párroco del pequeño pueblo de Dolores en la intendencia de Guanajuato, pide que terminen para siempre los virreyes y lanza el grito de Dolores, grito que inicia la Guerra de Independencia.

      34. “¿Si no hay rey de España no revierte su soberanía a nosotros? ¿Si no hay un gobierno imperial legítimo en España no somos ya, de hecho, independientes? O más bien ¿nuestra obligación es mantener a las colonias en reserva para el momento de la restauración de la monarquía española? ¿Debemos actuar en nombre de la Corona pero contra Napoleón? Los efectos de los ejemplos norteamericano y francés se añadieron a estas consideraciones inmediatas. ¿Podíamos nosotros también expulsar al poder colonial? ¿Podíamos sustituir a una monarquía con una república? ¿También nosotros podíamos ser naciones modernas, independientes, comerciando con todos, publicando, leyendo y hablando con libertad, liberados para siempre de la vigilancia de la Inquisición?” (Carlos Fuentes, El espejo enterrado, pp. 258-259).

      35. Hidalgo no sabía que Fernando VII, “el Deseado”, era incapaz además de malvado.

      36. La marquesa con sus cuatro pajes africanos es una clara referencia a Diana de Gales, quien según Simone Simmons, su curandera psíquica y confidente, era una adicta al teléfono, y llevaba consigo cuatro teléfonos celulares para estar en contacto con sus amigos con quienes mantenía conversaciones hasta de ocho horas de duración. Diana de Gales, al igual que la protagonista, dejóde llevar ropa interior para que no se le marcaran rayas cuando la fotografiaban. (Reuters, Londres, noviembre 1998).

      37. La idea es de Lacan. Según él, “el amor consiste en dar algo que no se ha conseguido a alguien que no existe”. (Écrits, p. 75).

      38. Descubrió su gusto y talento por la conspiración. Los derechos del hombre, el contrato social y todas las embriagantes doctrinas de la Revolución francesa penetraron en su mente, donde urdieron el hermoso tejido de una república ideal, perfecta, de la cual estuvieran excluidos los gachupines.

      39. Sin importar qué tanto sospecharan los españoles de las milicias criollas, el virrey Venegas se enfrentó a la posible amenaza de un ataque indígena a la indefensa capital. En consecuencia creó una milicia en octubre. Pidió que se organizaran batallones de ciudadanos que se llamarían Batallones Patrióticos Distinguidos de Fernando VII, y estarían compuestos por la élite criolla y peninsular. A todos los hombres desde la edad de dieciséis años que no estuvieran ya enlistados en una unidad militar y que pudieran mantenerse y pagar sus uniformes, les ordenaron que acudieran a prestar servicio “voluntario”. (Anna, op. cit., p. 86).

      40. En el Códice Mendocino, yoallan, el lugar, fue representado por medio de un círculo negro lleno de ojos, que significa la oscuridad y las estrellas.

      41. El personaje muestra una colección de diferentes folletos donde se pide la defensa de la nación y la unión en torno a los principios del hispanismo: el monarca, la religión y el orden.

      42. El 24 de septiembre, el obispo Abad y Queipo excomulga a Hidalgo y a otros jefes de la conspiración, incluso a Allende, a Aldama y a Mariano Abasolo. En octubre el obispo Lizana confirma las excomuniones.

      43. El 13 de octubre la Inquisición publica un edicto en el que se afirma que a Hidalgo se le ha encontrado culpable de herejía y de apostasía.

      44. Diálogo contra los rebeldes escrito por José Mariano Beristáin y Sousa.

      45. En el siglo xvii había diez parroquias en la ciudad de México: cuatro para criollos y españoles y las demás para indios y castas. La principal era el Sagrario, en la segunda capilla a mano derecha de la Catedral. Santa Catarina, con su techo plano de viguería y una torre. En el atrio tenía un “humilladero”. La Santa Veracruz era también de alfarje de vigas pero con portada muy rica. San Miguel era por el estilo. Todas fueron rehechas en el siglo xviii, salvo San Miguel, que lo fue a fines del mismo siglo xvii. Las de los indios eran San José de los Naturales, en San Francisco; Tlatelolco; Santa María la Redonda, llamada así por su interesante presbiterio en forma ochavada, único en México, separado de la nave, que llevaba artesón. San Pablo el viejo, hoy oficinas del Hospital Juárez; San Sebastián y Santa Cruz Acatlán. (Francisco de la Maza, La ciudad de México en el siglo xvii, p. 58).

      46. Los diputados electos a las Cortes de Cádiz publican exhortaciones contra los insurgentes.

      47. Proclamas de los principales cultos marianos de la capital (de la Virgen de Guadalupe y la Virgen de los Remedios), para con-trarrestar el uso de la Virgen de Guadalupe como protectora de los rebeldes. (Hugh M. Hamill, “Early Psychological Warfare in the Hidalgo Revolt”, Hispanic American Historical Review, pp. 41, 42, 207).

      48. Cita apenas alterada del comunicado del subcomandante Marcos correspondiente al 24 de febrero de 1998: Un periscopio invertido (o la memoria, una llave enterrada). El texto original es como sigue: “La ‘explosión de los mercados’ no va sola. Es acompañada por ‘la revolución tecnológica’ y por la consiguiente creación de las superautopistas de la comunicación. Por medio de una y a través de las otras, el espacio público es invadido por el mercado y sus referentes: compra, vende. Así que la política moderna se ejerce como ‘publicidad global’. El líder político es fabricado por la publicidad. Hombres grises y mediocres simulan estaturas de estadistas (como Ernesto Zedillo en México) gracias a técnicas publicitarias y teatrales. La ‘legalidad’ (que no la legitimidad) del gobernante depende cada vez más de la máquina publicitaria, tan caprichosa como el mercado al que sirve. Un escándalo bien manejado puede destrozar una carrera política o encumbrarla, incluso en tiempos alternantes (véase Clinton y el remis de “Deep Throath” montada en la Sala Oval de la Casa Blanca). Reducida la política a una cuestión de mercado, es decir, de intercambio de mercancías, el político debe manejar las técnicas publicitarias”.

      49. El gobierno declara la lealtad de la capital. “En estas áreas de máxima influencia realista, las clases bajas observaron con repulsión rayana en el pánico el avance de los insurgentes, como si fueran una ola de bárbaros que vinieran de más allá de la frontera chichimeca”. (Hugh M. Hamill, The Hidalgo Revolt, Prelude to Mexican Independence, p. 176).

      50. Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Ma-riano Abasolo se levantan en armas en Dolores; de ahí pasan a San Miguel y, a su paso por Atotonilco, toman por estandarte una imagen de la Virgen de Guadalupe. (De la Torre, op. cit., p. 169).

      51. Pocas referencias se hacen de este individuo en los partes de algunos jefes realistas, pero se sabe que llevaba grado de coronel y que expedicionó por varios pueblos de Michoacán y principalmente en el Estado de México. Se le perseguía con empeño, lo mismo que a Pedro Rojas, alias “El Negro”, porque éstos eran los que más se acercaban con su gente a las poblaciones inmediatas a México, y los que más quehacer daban a las tropas realistas. González fue al fin hecho prisionero en Alfajayucan, el 16 de agosto de 1815, y fusilado allí en unión del cabe-cilla Ramírez. (Carlos Amador, Noticias biográficas de insurgentes apodados, p. 73).

      52. Venegas envía una fuerza de más de dos mil quinientos hombres bajo el mando de su amigo íntimo, el coronel Torcuato Trujillo, para impedir el ataque a la ciudad. (José María Luis Mora, México y sus revoluciones, I, p. 73).

      53. Venegas le dice a Trujillo que “peligran trescientos años de dominio español”.

      54. “Los españoles llegaron a odiar a la Virgen del Tepeyac hasta el punto de fusilar una de sus efigies y de profanar algunas otras”. (Serge Gruzinski, La Guerre des images, p. 318).

      55. El coronel Calleja, comandante del Ejército del Centro, recibe en San Luis Potosí la orden de dirigirse a defender la capital.

      56. Parodia de una de las primeras escenas de Perdita Durango, película española de Alex de la Iglesia. En la cinta las manos del santero ponen en marcha un disco de Pérez Prado. Con los ojos en blanco y la furia de cien chacales batiendo sus músculos, el oficiante entra en éxtasis y deja que el ritmo de los tambores africanos pauten el descuartizamiento del escuálido cadáver que yace en el suelo. Los miembros cortados caen en un caldero digno de Pedro Botero, pero que aquí está a cargo del mítico Screamin’ Jay Hawkins. En el arrebato, el santero se acerca a


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