Saltar el torniquete. Marisol Alé Tapia

Saltar el torniquete - Marisol Alé Tapia


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profesionales tuvieron que endeudarse para poder sostener los altos costos que en Chile implica acceder a la enseñanza superior, siendo aún mayor para quienes se encuentran atrasados en alguna de sus deudas (ver gráfico 1).

      Gráfico 1. (a). Tipo de deuda según situación de morosidad

      Gráfico 1. (b). Tipo de deuda atrasada para morosos

      Fuente: elaboración propia sobre la base de “Encuesta sobre formas de endeudamiento y las obligaciones crediticias 2016-2017”.

      Nota: los porcentajes refieren a las respuestas positivas dentro de cada grupo y del total.

      La alta prevalencia de morosidad en las deudas educativas de los deudores encuestados —ver gráfico 1(b)—, devela el peso que tienen los créditos universitarios en la situación financiera de los jóvenes adultos. Ahora bien, los resultados también muestran que los jóvenes morosos tienen mayores niveles de desempleo que aquellos que se encuentran al día en sus pagos, y que sus ingresos son también inferiores. Si bien la literatura ha demostrado la importancia de los ingresos a la hora de mantener los compromisos financieros y sugieren que los salarios deberían aumentar en función del nivel de educación de los deudores (Oksanen, Aaltonen y Rantal, 2016; Despard et al., 2016), nuestros resultados muestran que esta relación es sensible a la modalidad de financiamiento de la educación superior. Esta evidencia permite cuestionar el supuesto de que toda la deuda educativa es, en sí misma, una inversión. Utilizando la expresión de Seamster y Charron-Chénier (2017), los créditos educativos parecen ser una práctica institucional “depredadora”, que se presenta como una oportunidad para el progreso social y económico de los individuos más vulnerables, pero que, a largo plazo, reproduce la desigualdad y la inseguridad, al permitir que las personas con una mejor situación económica y social obtengan beneficios mucho más significativos.

      Ahora bien, no solo las deudas educativas apremian a los profesionales encuestados; también se superponen deudas de consumo, lo que aumenta considerablemente su carga financiera. En el gráfico 1(a) es posible observar el peso de las deudas bancarias y de casas comerciales (retail), estando presentes en más del 50% de quienes se encuentran atrasados en el pago de sus deudas. En este sentido, podemos suponer que esta superposición de deudas profundiza aún más las dificultades económicas que enfrentan los profesionales morosos.

      Soportar económicamente a otros

      Una de las principales funciones que cumple la familia es la transmisión intergeneracional, entendida como el movimiento de traspaso de bienes materiales e inmateriales de una generación a otra (Araujo, 2016). Estos circuitos de intercambio de bienes son estrategias de supervivencia que le permiten a las familias, particularmente a las más pobres, operar en la asignación de recursos escasos y distribución de servicios insuficientes; disponer de seguridad colectiva en contra de las amenazas del sistema formal y como fuente de recursos en caso de emergencias (Lomntiz, 2008). Anteriores trabajos muestran cómo los hogares activos en el mercado laboral soportan económicamente en gran medida a sus dependientes tanto dentro del hogar (pareja/hijos/as) y fuera del hogar (padres, madres y otros) (Pérez-Roa y Donoso, 2018). En un contexto de envejecimiento de la población y de precarización de las condiciones de jubilación de los adultos mayores, los padres enfrentan una baja de ingresos que es sostenida por aquellos que se encuentran activos en el mercado laboral (Andrade, 2020). En este sentido, juegan el rol de la “generación sándwich”, es decir, son quienes tienen a cargo a sus hijos/as y, al mismo tiempo, a los adultos mayores de la familia (Hammer y Neal, 2008 en Saracostti y Muñoz, 2016).

      Esta tarea de proveer seguridad económica a los miembros de la familia puede ser una exigencia difícil de sostener. Entendiendo que las dependencias económicas refieren a los apoyos económicos permanentes que los participantes les brindan principalmente a sus familiares, según nuestros datos quienes están morosos con alguna deuda declararon tener más dependientes tanto fuera (padres y otros) como dentro (pareja e hijos) del hogar en comparación a aquellos que están al día con sus deudas (ver gráfico 2). En este sentido, se hace plausible pensar que hacerse cargo de hijos/as, apoyar económicamente a la pareja y/o a los padres, son cargas económicas que pueden disminuir el margen de maniobra que los profesionales deudores cuentan para poder responder con sus compromisos financieros.

      Gráfico 2. Dependencias económicas según situación de morosidad

      Fuente: elaboración propia a partir de “Encuesta sobre formas de endeudamiento y las obligaciones crediticias 2016-2017”.

      Nota: los porcentajes refieren a las respuestas positivas dentro de cada grupo y del total.

      Según datos del pnud (2017), los chilenos valoran de manera importante los saltos intergeneracionales en las condiciones de vida que evidencian sus propias historias (sus abuelos que debían ir descalzos o vivir en casas con piso de tierra; sus padres que no accedieron a la educación superior). La mayoría de los jóvenes participantes de este estudio ha experimentado un proceso de movilidad en sus condiciones de vida respecto de sus padres, aun cuando solo sea un efecto del mejoramiento en el acceso a bienes y servicios a nivel global, y a la percepción de acceso a trabajos en el sector servicios “distintos” a los de sus padres. Sin embargo, no siempre mejoran su posición socioeconómica en términos relativos (Marambio, 2017). Esta posición relativamente mejor que la de sus padres los ubica en una posición expectante respecto de su capacidad de cumplir con el mandato de las transferencias intergeneracionales, ya que deberían ser capaces de proveer tanto a sus hijos como a sus padres. En este sentido, se hace necesario seguir profundizando en estas transferencias económicas de aquellos grupos que al menos, teóricamente, ocupan una mejor posición económica que la de sus padres, asumiendo, por ello, mayores responsabilidades económicas en sus familias (es viable preguntarse si sería un factor que podría profundizar su precariedad económica particularmente en contextos de alta incertidumbre económica, como la que actualmente estamos atravesando debido a la pandemia).

      La evidencia que se presenta permite mostrar el peso de las deudas educativas, bancarias y de consumo de un grupo de jóvenes y adultos profesionales en Chile y cómo estas deudas interactúan con la morosidad y las dependencias económicas dentro y fuera del hogar, repercutiendo en su situación

      financiera en un país que ha visto incrementado exponencialmente sus costos. Las deudas educativas repercuten de manera significativa en el no pago de los compromisos financieros, tal como los participantes de las manifestaciones sociales de las últimas décadas han puesto en discusión.

      Araujo, K. (2016). El miedo a los subordinados. Una teoría de la autoridad. Santiago: lom Ediciones.

      Araujo, K. y Martuccelli, D. (2012). Desafíos comunes. Retrato de la sociedad chilena y sus individuos. Santiago: lom Ediciones.

      Andrade, C. (2020). “¿Cuánto más soporta el Pilar Solidario? La experiencia de la vejez en el Chile actual”. En Hilos tensados, para leer el octubre chileno. Santiago: Colección idea y Universidad de Santiago de Chile.

      Banco Central de Chile. (2018). “Encuesta financiera de hogares 2017. Santiago de Chile: Banco Central de Chile”. Recuperado de: https://www.bcentral.cl/financiera-de-hogares

      Despard, M., Mathieu R., D. Perantie, S. Taylor, M. Grinstein-Weiss, T. Friedline y R. Raghavan. (2016). “Student Debt and Hardship: Evidence from a Large Sample of Low- And Moderate-Income Households”. Children and Youth Services Review 70: 8-18.

      Saracostti, M. y Muñoz, C. (2106). Familia y trabajo: tensiones y posibilidades. Una aproximación a la visión de los niños y niñas chilenos. Temuco: Universidad de la Frontera.

      Seamster, L., y Charron-Chénier, R. (2017). “Predatory Inclusion and Education Debt: Rethinking the Racial Wealth Gap”. Social Currents,4(3): 199-207.

      ine.


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