Dinero y felicidad. Alberto Tovar

Dinero y felicidad - Alberto Tovar


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muy profundo que escapa como objetivo de este libro, pero es crucial meditar en ello.

      En esta declaración se encuentran tanto aspectos espirituales como materiales y es en este primer ejercicio en dónde podrás encontrar un balance entre tus finanzas y tu propia concepción de tu relación contigo mismo y con los demás.

      Por supuesto que la pregunta ¿qué quiero de mi vida? será formulada en cada etapa de nuestras vidas, porque nunca serán lo mismo la visión y misión de un joven de 20 años a una persona madura de 40 o 50.

      Implica que el ejercicio de planeación es permanente y conviene revisarlo al menos una vez al año para hacer los ajustes necesarios.

      Hacer un manifiesto de metas de vida es hacernos preguntas tales como ¿qué queremos?, ¿cuáles son nuestros sueños? Esto nos permitirá tener muy claro hacia dónde vamos. Al igual que en las empresas, las finanzas tienen sentido en la medida en que se sabe cuál es la visión y cuál la misión; es un verdadero ejercicio de planeación.

      Resultaría inútil dedicar toda una vida para tener unas finanzas personales vastas en términos de recursos, si desconocemos nuestras prioridades de vida.

      Metas: Es fundamental aterrizar los sueños en metas específicas, aún cuando sean de muy largo plazo; cómo sería la casa de mis sueños, la educación de mis hijos o de qué manera me quiero retirar. Estos propósitos serán una luz en el camino y es precisamente lo que dará el impulso suficiente para hacer el esfuerzo.

      Si quiero, por ejemplo, hacer un viaje alrededor del mundo, porque así está expresado dentro de mis deseos personales, tendré el coraje para ahorrar y prescindir del consumo presente. Esto es factible al establecer la visión, la misión y las metas.

      En particular, sugiero que se establezcan fines específicos a lograr en cada etapa de la vida. Permite saber cuándo lo lograrás y también las condiciones en las cuales vivirás dichos deseos.

      Como alguien que desea una casa de campo que tarda en llegar y cuando se cristaliza, la edad de los hijos está desfasada con ese sueño, pues se los imaginaba saltando del trampolín a la alberca. Tal vez serán sus nietos quienes lo hagan. Otro caso sería quien siempre quiso una moto Harley Davidson y la compró hasta que tuvo el dinero para hacerlo; pero a los 60 años resulta un tanto peligroso.

      En el Cuadro 1.13. se describe el concepto de las metas por etapas.

       Cuadro 1.13. Metas por etapas

      En cada etapa de la vida hay circunstancias especiales para cada persona. Por tanto, es recomendable fijar metas en cada uno de los rangos e irlas sopesando a lo largo del tiempo.

      Por supuesto que son generalizaciones y diferirán en cada caso, pero sirven para darnos una idea de cómo planear nuestros objetivos a lo largo del tiempo.

      Estoy seguro que nos sentiremos realizados en la medida de ir cumpliendo cada una de nuestras aspiraciones y saber que en el camino tal vez quedaron algunas sin realizar, pero bien supimos las circunstancias por las cuales se abandonaron. Recordemos, «no hay lonche gratis nunca más» y debemos de elegir siempre entre un sinnúmero de alternativas.

      Objetivos: Se requiere poner los sueños en acción y para ello fijemos objetivos claros en el tiempo, al grado de escribirlos en la agenda diaria.

      La intención es que los objetivos aterricen tus metas; por ejemplo, si uno de tus sueños es adquirir una casa, habrá de tener claro un valor aproximado y cuánto deberás dar de enganche para adquirirla. La cifra se convierte en un objetivo a alcanzar que deberás de sopesar con tus ingresos y capacidad de ahorro.

      Planeación: Cada meta de largo plazo tendrá asociados objetivos de corto plazo que habrán de ponderarse para evaluar cuáles tienen prioridad. Este análisis es el inicio del esfuerzo de planeación que nos sitúa con los pies en el suelo. De ahí se deriva una estrategia de cómo alcanzaré cada uno de esos objetivos, para finalmente emprender acciones concretas.

      Tal vez de este análisis se desprendan aspectos tales como conseguir un mejor trabajo o estudiar. En otro sentido, podría también implicar abandonar una meta que se contraponga con una de mayor importancia.

      En el ejemplo de la casa, sería definir si se ahorrará hasta alcanzar todo el dinero, se venderá algún bien para complementar o se tomará un crédito.

      Cuando uno planea, decide cómo se alcanzarán los objetivos, es como si se trazara un mapa para llegar a un lugar específico.

      Programación:.Habiendo definido el «cómo», ahora hay que poner manos a la obra y se deben aterrizar los objetivos con los recursos económicos. Es obvio que esta tarea influirá en el esfuerzo mensual, quincenal y hasta diario de las finanzas personales.

      Es la acción más fría de este ejercicio, pues nos fuerza a calibrar todos los sueños con las posibilidades reales. Por ejemplo, de nada sirve haberse impuesto una meta de ahorro que será imposible cumplir, si nuestros gastos mínimos mensuales nos lo impiden.

      Si se tiene esa claridad es difícil fallar, pero podría haber cambios en el camino; habrá de recordar que el mapa no es el territorio y siempre habrá escollos y oportunidades inesperadas. Además, el análisis es permanente a lo largo del tiempo y debemos de valorar cada etapa conforme avanzamos en la vida, pues el entorno cambia.

      Tal vez eventos inesperados nos desvíen de los sueños de inicio, pero nos pueden transportar a enormes horizontes de felicidad y riqueza de todo tipo. En cierto modo es lo bonito de la vida misma, nunca sabremos con certeza qué se encuentra a la vuelta de la esquina. El reto es estar preparados para solventar los problemas y aprovechar las oportunidades.

      Éste es un ejercicio individual, para luego compartirlo con la pareja e incluso con los hijos; permite calibrar los planes e involucrarlos en las expectativas futuras.

      Por una parte, la pareja está consciente de la administración del dinero y comparte los riesgos de la toma de decisiones y, por la otra, hay un aprendizaje para los hijos.

      Te recomiendo ampliamente leer el libro de Stephen Covey, Primero lo primero, que te ayudará a fijar esas prioridades y establecerlas en el tiempo, para continuar con el ejercicio financiero de cómo lograrlo.4

      En este capítulo entramos al mundo de la toma de decisiones y de la importancia de tener una metodología para hacerlo, con el fin de obtener en el tiempo elecciones eficientes, con pleno conocimiento de los riesgos que se enfrentan y con un rumbo hacia donde queremos dirigirnos.

      Éste es un punto de referencia que nos servirá para guiar las finanzas personales y que ellas se acerquen a proporcionarnos felicidad en el logro de nuestras metas.

      Ahora toca el turno de poner en blanco y negro nuestras posibilidades en función de los ingresos y gastos, es tiempo de sacar el lápiz, o sentarse frente a una hoja electrónica para elaborar el presupuesto, el cual trataremos en el próximo capítulo.

      1. Reflexionar sobre qué tan satisfecho estás de tus posesiones actuales, aceptar los logros obtenidos y también apuntar en qué áreas habrás de poner mayor énfasis para mejorar.

      2. ¿Cuáles son tus aspiraciones y sueños? Escríbelos y medita sobre ellos. Piensa en cuál sería el costo de obtenerlos; ¿estás dispuesto a llevarlo a cabo?

      3. ¿Qué tipo de tomador de decisión eres?, ¿eres impulsivo o dedicas tiempo antes de elegir?; descubre las áreas de oportunidad para mejorar las decisiones.

      4. Elabora tu proyecto de vida financiera, sigue los pasos de la planeación. Esto te servirá cuando revisemos el presupuesto.

      5. Esboza cómo te visualizas en cada etapa de tu vida. Reflexiona sobre lo que hay que hacer


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