Pequeñas grandes... cuentos a cualquier hora para niñas soñadoras. Federico Olavarri Gutiérrez
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4 DE MARZO DE 1786 – 29 DE MAYO DE 1857
REUS – CEUTA
AINHOA ARTETA
SOPRANO
Érase una vez una niña que —con cinco años— su papá le regaló un disco de una famosísima diva llamada María Callas. Aquella jovencita no paraba de escucharlo. Una y otra vez lo hacía sonar repetidamente en su habitación y decidió entonces… ¡dedicarse «al canto»!
Pronto empezó a cantar en un coro que había formado su padre y de allí, ingresó en el conservatorio de su ciudad. Ainhoa también trabajaba en la peluquería de su madre: cortaba el pelo, hacía permanentes, ponía rulos...
Cuando fue mayor de edad, se marchó a Italia porque quería conocer a los profesores de cantantes tan importantes como el grandísimo tenor Luciano Pavarotti… Mejoraba su estilo y era tan buena, que le otorgaron una beca para viajar a Estados Unidos y seguir allí su formación. ¡Y en ese lugar se quedó a vivir!
Ya no volvió a España —salvo de vacaciones y para cantar— pero convertida por aquel entonces en una gran artista internacionalmente conocida.
Ganaba los concursos de ópera a los que se presentaba y representaba obras como La Cenicienta, La Traviata, La Bohème... Su voz y sus interpretaciones eran increíbles. Además, era tan guapa que parecía una top model de la lírica. ¡Había nacido «una estrella»!
Un día coincidió con otro tenor único —Plácido Domingo— y la invitó a colaborar en conciertos recorriendo todo el mundo. Su vida era vertiginosa: del Metropolitan al Carnegie Hall, del Covent Garden a la Scala de Milán... ¡Triunfaba siempre allá donde iba!
¡Es una de las pocas sopranos que ha actuado en la Casa Blanca!
A Ainhoa le gusta innovar, hacer conciertos, cantar con pianistas… adora las mariposas porque le traen suerte, y, además, ¡tiene una colección de «ranas»!
Y dice que… «morirá cantando».
NACIÓ EL 24 DE SEPTIEMBRE DE 1964
TOLOSA
ALASKA
CANTANTE
Sucedió una tarde en la que una niña rubia nacía lejos de donde más tarde viviría. Fue en México, aunque con diez años vinieron todos a España: su madre —América—, su padre —el torero Manolín—, su gato y su Barbie.
Su mamá quería llamarla Carmen, pero el padre dijo que «Olvido, como la abuela paterna de Alaska». Luego descubrieron que quien realmente se llamaba así era la hermana de su papá. ¡Un lío enorme de nombres!
Hacía muchas cosas con su madre: realizaron un curso de estética, fueron a Londres… ¡Allí conocería la cultura punk! Y entonces Olvido dijo:
—¡Mamá, quiero una guitarra eléctrica y formar mi propio grupo de música!
Y ni corta ni perezosa, ¡así lo hizo!
Creó el grupo Kaka de Luxe y se convirtió en «Alaska».
Tocaban en locales y bares con otras bandas en una época en la que España estaba descubriendo «la democracia». Muchas cosas habían estado prohibidas, y la música era la mejor forma de «renovarse» con aquellas letras y estilos. Lo llamaron «la movida» y ella fue proclamada, «su reina».
Sus canciones eran transgresoras. Su aspecto novedoso y cambiante: se maquillaba y vestía de colores, melena cardada, rastas, cortes de pelo impactantes… ¡Una combinación explosiva!
Empezó a ser conocida. Su imagen disruptiva era como «un icono». Empezó haciendo cine vanguardista, presentó programas infantiles y juveniles como La bola de cristal… Salía con unas uñas largas pintadas de colores negros, rojos, divertidos…
Alaska montó varios grupos: Pegamoides, Dinarama, Fangoria… Cada uno era distinto al anterior y todo el mundo se sabía sus letras. Muchas de sus canciones alcanzaron el «número uno» y hoy, ¡son parte de la historia del mejor pop español!
NACIÓ EL 13 DE JUNIO DE 1963
CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO)
ALICIA DE LARROCHA
PIANISTA
Alicia era una joven morena y menuda, de manos pequeñas que estiraba hasta llegar a unos dedos que se movían muy, muy rápido.
Con solo tres años, ya «aporreaba» con acierto las teclas del piano que había en su casa y empezó entonces a estudiar música. Cuando lo hacía bien, recibía de premio ¡sopa de fideos!... Y a ella, ¡le encantaba!
Su madre y su tía ensayaban con un gran compositor y descubrieron que la niña de pequeña tenía un «oído absoluto». Tocaban notas sueltas al piano y Alicia sin mirar, ¡las adivinaba todas!
¿Conocéis a Mozart? Pues ella era tan sublime interpretando sus obras que fue llamada Lady Mozart. ¡Una niña prodigio!
Dio su primer concierto a los seis años y empezó a hacer giras por España a los nueve años, por Europa a los quince años, y el salto a EE. UU. con veinticuatro años. Tocaba piezas impensables de interpretar con unos dedos tan pequeñitos como los suyos. Era una auténtica «gigante» con el teclado.
—¿Solo tiene dos manos? ¡Increíble! —decía la gente, cuando tocaba.
Su marido la admiraba y dejó todo para que ella triunfara. Cuando Alicia viajaba, él cuidaba de los niños. Viajó y viajó sin parar y siempre colgaba el cartel de «no hay billetes».
Ella siempre consideró la música como su verdadera vocación.
—¡Tengo que ensayar! —decía en Navidad, levantándose en los postres.
Tenía un piano de cola en su casa que, con esmero, lo cubría con algunas mantas, y así lo preservaba para no molestar innecesariamente a los vecinos cuando ensayaba. Mientras, su nietecita se tumbaba debajo del aquel piano a disfrutar esa música «celestial» que sonaba.
Alicia se convertiría en «la pianista española más trascendental del siglo XX».
Consiguió muchos premios y siguió tocando hasta ser muy, muy mayor...
23 DE MAYO DE 1923 – 25 DE SEPTIEMBRE DE 2009
BARCELONA - BARCELONA