Tastoanes de Tonalá. María Honoria de Jesús Hurtado Solís
y juego
La danza es un arte vivo, originado por un hecho social e histórico. Es también una práctica colectiva que sobrevive, aunque con transformaciones, al paso del tiempo; además, parte de la identidad y el fortalecimiento de los pueblos para la conservación de sus tradiciones y de los valores nacionales.
Tastoanes recorriendo las calles a un costado del templo (Santa Cruz de las Huertas, ca . 1970). Autor desconocido. Colección Honoria Hurtado.
Las poblaciones indígenas del actual estado de Jalisco tenían una amplia variedad de danzas, que se realizaban de acuerdo con la época del año; podían ser de carácter ritual o profano. Algunas de las más antiguas han sobrevivido hasta nuestros días, entre ellas las del sur de la entidad, como la de los sonajeros, la de paixtles, la de los xacayacates, y el caballito, que es de la región de Los Altos (Enciclopedia Temática de Jalisco, t. VII: 238). La de los tastoanes es considerada una de las más antiguas e importantes del estado (Enciclopedia Temática de Jalisco, t. VII: 239).
Santoscoy opinaba, al referirse a la danza de los tastoanes, que es muy importante porque realmente «…no es una simple danza, sino que se representa en ella una escena histórica […] por las circunstancias de la fiesta» (1984: 416). Pone énfasis en un conflicto que vive la comunidad al no poder disponer de sus propias tierras; y en la resistencia de los indígenas a nuevos regímenes políticos y religiosos, representados de alguna manera en la imagen del patrono del pueblo, considerado traidor por no responder favorablemente a sus necesidades.
Tastoanes recitando el coloquio (Santa Cruz de las Huertas, ca. 1970). Autor desconocido. Colección Honoria Hurtado.
En Tonalá se ha considerado a esta danza como farsa, corrida o jugada. La farsa es una actuación o drama que hacen los personajes en conjunto, es decir, la danza acompañada de enfrentamientos entre ellos mismos o con Santiago, y cuando se dicen los diálogos. Se le denomina corrida cuando Santiago cuerea o varea a los tastoanes. También le llaman jugada de los tastoanes, que es lo mismo que la corrida, cuando intercambian golpes con sus garrotes.
Santoscoy dice que en Mezquitán se interrumpía con frecuencia «…la danza al encuentro de los tastoanes con Santiago, que montado a caballo visitaba las casas del pueblo. Al encontrarse Santiago y los tastoanes intercambiaban golpes de una parte y otra, pero al escaparse Santiago, la danza continuaba» (1984: 411). Esto pone de manifiesto la división en actos de la representación.
Sin importar los adjetivos que se les dan a los tastoanes, el intercambio de golpes con la espada y garrotes muestran escenas de batallas históricas, por lo que se le considera una danza guerrera (Santoscoy, 1984: 416).
En el siguiente cuadro se sintetizan las variaciones o características que reúne la danza de los tastoanes en Tonalá, Zalatitán y Santa Cruz de las Huertas.
En Tonalá, durante la primera mitad del siglo XX, además de la danza de los tastoanes, se representaba una llamada de corrido, que organizaba la familia García;18 además la de los viejitos, y la de los negritos, que perdura hasta nuestros días y se presenta el 3 de mayo en las fiestas de las Cruces.
En 1970, Jesús Delgado estuvo al frente de la danza de los negritos; todos los participantes portaban máscara, que él mismo les hacía. Cuenta que cuando tomó el cargo hizo veinticinco para la danza y se las vendió a diez centavos en abonos. El año siguiente el número aumentó a cincuenta participantes y les hizo una a cada uno de ellos, pero nunca se las pagaron; incidente que no le afectó porque le agradaba ver salir bien vestidos a los participantes y para él es un gusto apoyar la conservación de esta danza.19
La danza de los negritos todavía es parte de la fiesta de las Cruces. Hay algunas crucitas, como la Alberca, la Higuera y la Cruz Blanca, que no quieren que participen en ellas; los muchachos usan ahora máscaras sintéticas o de cualquier tipo, como de personajes artísticos o políticos, otros se visten con ropaje de mujer y se acompañan con música de banda. Aunque esta tradición se resiste a desaparecer, tiende a extinguirse; y es que la danza se realizaba en espacios abiertos como traspatios o corrales y casi siempre en las calles, que han sido invadidas por comercios y automóviles.
La danza de los viejitos es una festividad que se realiza el martes de carnaval como preparación para iniciar la penitencia cuaresmal. Se cuenta que tuvo su origen en las haciendas. Esta escenificación tiene que ver con sucesos jocosos que ocurrieron a fines del siglo XIX y parte del XX, cuando algunos hacendados hacían sus bailes a hurtadillas y llevaban una o más mujeres a la casa grande y bailaban todos los viejitos con ellas. Aunque los señores tenían la precaución de darles el día libre a sus trabajadores para hacer de las suyas, siempre hubo personas que no se retiraron del todo y podían observar lo que hacían los patrones. Así fue como los trabajadores de la hacienda de Arroyo de Enmedio comenzaron a imitar a los viejos de la hacienda.20
También se cuenta que mientras los hacendados tenían su reunión, los trabajadores tenían la suya, en la que hacían su danza y los imitaban. Ridiculizaban en cierta forma los bailes de los patrones con las damas que llevaban a la hacienda.
En una ocasión, uno de los patrones se acercó a donde estaban los trabajadores y observó cómo pasaban largos ratos ejecutando su danza de manera muy divertida. A partir de entonces se montó un buen espectáculo para entretener a los señores; él mismo los mandó llamar para que lo presentaran a sus invitados. Se dice que después esta misma danza, ejecutada por los trabajadores de la hacienda, se hacía en el pueblo para diversión de la gente.
Todavía en el siglo XX, en la década de los años treinta, se hacían unos jacalitos de zacate cerca del pozo de la Alberca. Ahí las mujeres preparaban comida para toda la gente y en el momento esperado llegaban los hombres a quemar los jacales. Después de hacer esta travesura se iban a la orilla del pueblo a hacer la entrada por la calle de Juárez y dar inicio a la danza de los viejitos.21
La ropa que usaban comúnmente los campesinos y alfareros de Tonalá en el siglo XIX y parte del XX es el mismo ajuar que han venido usando los personajes de la danza de los viejitos. Traen camisa y calzón de manta con una faja azul de algodón ceñida a la cintura, les cubre el rostro una máscara de barro con cara de anciano; traen un paño rojo en la cabeza, un sombrero de soyate y calzan huaraches con capullos de mariposa, que llenan de piedrecillas de hormiguero para que suenen al momento de zapatear. Los viejitos se sostienen con un bastón de carrizo que se conoce como mulita.
Los viejitos son acompañados por las viejitas, que se cubren el rostro con una máscara. Traen por lo general sus cabellos trenzados; pero si se viste un hombre de viejita, como tradicionalmente se hacía, se pone peluca; trae blusa y enaguas largas, un vistoso rebozo y calza huaraches.
La música de la danza de los viejitos se toca con un violín y una vihuela; los sones que amenizan el baile son alegres y se repiten cuantas veces sea necesario hasta que todos los viejitos bailan con la viejita; es decir, el hombre que se viste de mujer. Los sones de El carretero, Éntrale en ayunas y La loba son exclusivos para los viejitos.
Los viejitos, que siempre se han hecho el martes de carnaval, tuvieron continuidad hasta 1994.22 En 1997 se organizaron para presentarse en el museo Tonallan, y en 2008 Jesús Delgado obtuvo el respaldo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC) para reforzar un grupo de niños al que le nombró Danza de los Viejitos del Martes de Carnaval del Tercer Cuartel de Tonalá. Actualmente