Guardianes de Titán. Éride. Jordi Sánchez Sitjes

Guardianes de Titán. Éride - Jordi Sánchez Sitjes


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target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_8594f196-dae4-5eb0-99f7-5a751b064618">[19] Material muy resistente que se emplea para fabricar las armaduras y vehículos de carácter militar. Utilizado en varias divisiones de élite del ejército de la Unión Colonial, también es muy común entre las milicias gubernamentales y otras fuerzas del orden.

      [20] Informativo de actualidad, propiedad del grupo Visualmedia & entertainment, fundado por John Marlow en el año 2956 ET y que se había convertido en la corporación más importante de comunicación audiovisual.

      [21] Juego de moda en realidad virtual, donde puedes elegir qué rol adoptar dentro de un mundo ficticio en el que se puede cazar o ser cazados, participando en numerosas batallas contra monstruos, en un sinfín de violencia y acción. El juego incluso te permite ser el monstruo, y enfrentarte a los cazadores.

      [22] La Panthyac Aerospace Company, una de las más exitosas constructoras de aeromóvil sacó este modelo al mercado en el año 3012 ET convirtiéndose rápidamente en uno de los favoritos para los consumidores. Alta gama, velocidades de crucero y sistema de mando integrado en el organismo del propietario, lo que imposibilitaba que nadie salvo el dueño del aeromóvil pudiera pilotarlo, eran las prestaciones más valoradas por los usuarios.

      La granja

      Una vez consiguieron salir de aquel caótico campo de refugiados, burócratas y personal al servicio de los Macer les esperaban en el exterior de las instalaciones. Para Erik Hier y Elia Henningsen no había acabado todavía su viaje en aquel lugar, pero, dejaban miles de personas atrás con un futuro incierto, y repleto de problemas. Antes de su salida, unas pequeñas muestras de indignación por la falta de atención médica y el caos existente habían provocado pequeños enfrentamientos entre algunos grupos y las fuerzas del orden. Incluso llegaron a provocarse incendios menores, que afortunadamente fueron extinguidos rápidamente. Los augur presentes en el campo, ayudaron a encontrar a los responsables. Tras la represión contra los elementos insurgentes, volvió la calma tensa en todo el campamento y gracias a ello tanto Elia como Hier lograron abandonarlo sin mucha dificultad. Las tarjetas verdes habían resultado muy efectivas, y Hier había presentado a Elia como su ahijada. Al principio no reparó en ello, pero mientras Hier hablaba con los funcionarios, Elia observó cómo además de las tarjetas, Suzanne también había hecho entrega de un libro de familia a su antiguo compañero. Obviamente era falso, pero resultó un aporte extra para facilitarles la salida. Una chica jovencísima y su padrino, que, con la documentación adecuada, iban a dar servicio en una de las granjas de Havenlock. Y el gobierno de Ladakh se iba a asegurar de ello.

      Aun así, habían quedado muchos cabos sueltos que Elia no estaba dispuesta a omitir. ¿Quién era Suzanne realmente? ¿Qué despertó tanto interés en aquel augur? ¿Estaba relacionado con Erik? Eran preguntas que le daban vueltas por la cabeza. Y una vez ya estaban fuera del campamento, algo que se convirtió en prioritario casi desde que puso sus pies allí, podía tratar de averiguar y resolver las dudas.

      El personal de la granja que les esperaba en las inmediaciones del campo de refugiados, se presentó ante ellos, y tras una breve charla les invitaron a subir a su aeromóvil con la intención de proseguir el camino sin más tiempo que perder. Un par de funcionarios del gobierno, también presentes en aquel encuentro, les siguieron en un deslizador espacial. Su función era asegurarse de que el proceso que les había permitido abandonar el campo por motivos laborales se realizaba según establecía la ley. Debían cerciorarse de que sus derechos y libertades no iban a estar limitados por ningún contrato. Esta medida había sido promulgada desde el gobierno sectorial en los últimos meses. Se quería evitar que los refugiados acabaran siendo esclavos de un propietario, o presas de las mafias que les facilitaban salir de allí. Desafortunadamente, esa supervisión por parte del gobierno no se conseguía algunas veces, ya que los funcionarios asignados eran sobornados para hacer la vista gorda y emitir informes falsos.

      Cuando por fin llegaron a la granja, les recibió el propio Magnus en persona. Con él, se encontraban los funcionarios gubernamentales que habían llegado antes gracias a las ventajas que suponía desplazarse con deslizador espacial, frente al típico aeromóvil de ciudad.

      —¡Espero que el viaje haya resultado de su agrado! —Magnus Marcer les saludó efusivamente al bajar. Primero reparó en Hier—. Y usted debe ser Erik Hier, ¿verdad? Hier asentó afirmativamente, devolviéndole el saludo con un apretón de manos.

      —Me han hablado mucho de usted, señor Hier.

      —¡Gracias! Pero espero que para bien —replicó entre risas Hier. Magnus, sin perder la sonrisa afable de su cara, miró a Elia, que estaba algo avergonzada, un paso atrás de Hier.

      —Y esta encantadora niña debe ser Elia Henningsen —extendió su mano también hacía Elia, quien le devolvió el saludo educadamente—. Nuestra común amiga Suzanne me ha puesto en antecedentes. Así que estoy encantado de poderos ayudar. Además, con el convencimiento total de que os vais a sentir muy a gusto entre nosotros, y con el trabajo que aquí desempeñamos. Por favor, acompañadme dentro de la finca.

      Pasaron por delante de los campos de cultivo. A esas horas y de sol a sol, solo había un puñado de robots trabajando controlados por un capataz humano. Magnus se percató en lo que había llamado la atención a la joven.


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