Descubre la vacuna emocional. Christine Lebriez

Descubre la vacuna emocional - Christine Lebriez


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produce ansiedad y la ansiedad produce respuestas que no son solo psicológicas, también son físicas (cansancio, debilidad, diarreas, náuseas, picores, mareos, temblores, brotes de dermatitis, faringitis, dificultad para respirar, sensación de calor, etc.). Algunas personas son capaces de producir muchas de estas respuestas. Noelia es una de ellas.

      Indicaciones para saber si Noelia debe lavarse las manos:

      La clave para saber si debe lavarse las manos o no es reflexionar sobre cuál es realmente el objetivo de lavarse las manos, es decir, preguntarse cuál es la función que tiene ese comportamiento. ¿Qué buscas con el lavado de manos?:

      a) Busco no contagiarme porque he tocado algo o a alguien que podría estar infectado.

      b) Busco quedarme tranquila, pues mi mente no puede dejar de pensar en el coronavirus.

      c) Busco lavarme nuevamente las manos esta vez de forma correcta a pesar de haberlo hecho ya.

      Si la contestación a la pregunta es la opción a, puedes hacerlo; si tu respuesta es más la opción b o c, no debes hacerlo.

      Noelia está escuchando demasiado a su cerebro asustado, que es el que dicta las órdenes. Pero este cerebro asustado no está utilizando de forma sensata la información. Intentado conseguir que Noelia no se contagie, está sesgando la información y asustándola para que intente controlar lo incontrolable. Noelia debe entender qué ocurre y acostumbrarse a actuar siguiendo las directrices sanitarias y dejar de actuar en función del miedo que siente. Si continua así, no solo no mejorará, sino que su miedo y sensación de inseguridad irán creciendo.

      Noelia debe acostumbrase además a tolerar las señales que emite su organismo cuando tiene ansiedad, pero también cuando no la tiene. Nuestro cuerpo es como un coche: por bien que funcione, hace ruidos. Algunas veces interpretamos esos ruidos como señal de que hay un problema y acudimos al taller, pero no le pasa nada, son normales, es lo que los mecánicos nos dicen con frecuencia. Las sensaciones que encontramos en nuestro cuerpo cuando lo observamos se parecen mucho a estos ruidos. Quizá no nos gusten y creamos que son anormales, pero no lo son. Para acostumbrarse a los «ruidos» de su organismo, Noelia ha empezado a practicar un poco de relajación y de meditación. Está avisada de que se puede asustar al percibir síntomas físicos, pero debe recordar que, por sorprendente que le parezcan, son normales, explicables y no una señal de enfermedad.

      La incertidumbre es algo natural y debemos aprender a convivir con ella

      En el caso de Noelia pasa algo muy curioso, y es que es capaz de darse cuenta de que lavarse tantas veces las manos o tomarse la temperatura con tanta frecuencia probablemente no sirva para nada (su autochequeo o lavarse las manos), pero dice quedarse más tranquila si lo hace («al menos hago algo»). Es una especie de pensamiento mágico, supersticioso. El cerebro humano se queda más tranquilo si hace algo, aunque que no sirva para nada. Es como la compra de papel higiénico que se dio al comienzo de la pandemia; no es que fuera a solucionar nada, pero a muchas personas les tranquilizó acaparar este producto. Probablemente se deba a esa necesidad de control de nuestro entorno que tenemos los seres humanos, y que nos ha dado tan buenos resultados a lo largo de nuestra evolución.

      Indicaciones para no caer en el miedo obsesivo a la enfermedad:

      • Organizar una rutina en casa y mantenerse activa. No saltarse la rutina.

      • No ponerse el termómetro.

      • Dejar de buscar información sobre la COVID-19.

      • Escuchar las noticias solo media hora al día junto a su familia.

      • Tolerar el desasosiego que le produce no dejar de buscar información, e intentar distraerse hablando con alguien, leyendo, cocinando, ordenando, viendo una película divertida, hacer ejercicio con un vídeo o meterse en una clase online.

      • Aceptar que no es momento para sentirse bien. Estamos en una pandemia y lo normal es tener cierto miedo; lo importante es que no se descontrole.

      • Utilizar las indicaciones para decidir si se lava las manos o no.

      • Pedir ayuda a la familia para que la distraigan si se encuentra muy angustiada.

      • La familia debe escucharla, pero a la vez intentar no seguir tranquilizándola continuamente. Noelia tiene que tolerar la incertidumbre.

      • Practicar todos los días unos minutos de relajación para empezar a acostumbrarse a las señales de su cuerpo. Cuando se acostumbre y pierda el miedo a sus síntomas, empezará disfrutar de la relajación.

      Por último, Noelia tendrá que enfrentar el difícil proceso de aceptar la incertidumbre de la vida. Por más que intente eliminar el riesgo de contraer la enfermedad, por más que intente saber si la está desarrollando o la va a desarrollar, no puede saberlo. La incertidumbre de la vida es inevitable, no podemos decidir si la queremos o no, simplemente existe. Lo que sí podemos decidir es cómo la enfrentamos.

      La reacción de Noelia frente al contacto con la COVID-19 ha sido desproporcionada y no es adaptativa, pero esta conclusión no nos debe llevar a pensar que despreocuparnos ante el riesgo, o vivir en una burbuja mental, al margen de lo que ocurre, es algo mejor que lo que estaba haciendo Noelia. Dar la espalda a la realidad casi nunca es una buena estrategia en la vida, las cosas acaban aflorando tarde o temprano. De igual forma que un exceso de atención puede ser contraproducente, la negación no favorece la adaptación, sino que impide que hagamos lo que sí se puede hacer para aminorar las consecuencias de la crisis, aunque sea poco.

      La moderación y el equilibrio suelen ser excelentes virtudes. La indicación es no generar un exceso de miedo, pero tampoco comportarnos imprudentemente, como si no ocurriese nada. Lo más indicado es afrontar la situación de forma serena y racional, compartiendo nuestras ideas y vivencias con los demás, y haciendo uso de los medios y recursos que cada uno tenga a su alcance. No es fácil. Dejarse llevar por el miedo es una tendencia arraigada en los seres humanos, pero es posible gestionar este miedo. Podemos hacerlo y, además, salir fortalecidos de hacerlo.

      Consejos para el control y superación del estrés crónico

      Hemos visto que, ante una situación de crisis como la que estamos viviendo, las reacciones de las personas pueden ser muy variadas, tanto en la etapa del impacto y del desconcierto, de la que hablábamos en el capítulo anterior, como en la etapa del asentamiento del problema, cuando el estrés ha pasado de ser agudo a convertirse en algo crónico y duradero. Las reacciones que hemos descrito en el capítulo anterior y en este son solo algunos ejemplos de lo que puede ocurrir, aunque estas reacciones que hemos ilustrado con los casos suelen estar entre las más frecuentes.

      Lo que es común a todas las reacciones es la sensación de desbordamiento emocional y de falta de control sobre la vida. También es común que la mayor parte de las personas se adapte a las circunstancias y que, poco a poco, las reacciones que han estado provocando gran malestar vayan desapareciendo.

      Para conseguir que la evolución hacia la mejoría sea lo más probable y de la forma más rápida posible hay cosas que podemos hacer. Los siguientes son consejos sencillos y fáciles de aplicar que tienen una gran repercusión en la salud psicológica y física.

      • Entiende y acepta que no estamos en una época feliz. Hay un problema mundial grave que todavía está por resolverse. Además, han muerto y fallecerán muchas personas; es normal no estar entusiasmados o ilusionados. Pero si te sientes feliz, no te culpes por ello, intenta transformarlo en algo productivo para ti y para los demás.

      • Acepta que el miedo por la incertidumbre y el malestar por las consecuencias de todo tipo de esta pandemia son completamente normales. No intentes eliminarlos obsesivamente.

      • Descansa. Duerme lo suficiente. No pierdas el tiempo que necesitas para dormir en actividades inútiles e irrelevantes.

      • Come saludablemente. Intenta consumir productos frescos y poco azúcar añadido. El azúcar es más tóxico y dañino


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