Cartas de un humanista (II). Santo Tomás Moro
de cuando en cuando su habitual ironía y sentido del humor[51], en ocasiones reduciendo al absurdo las posiciones de Bugenhagen y del protestantismo en general. Asimismo, la importancia de lo que se trata exige de Moro pasajes en los que su fuerte seriedad contrargumentativa es muy clara y hasta algo violenta[52]: la herejía —como la verdad— no admiten posiciones ambiguas ni tibias. En este sentido, Moro ataca también la incoherencia entre palabras y obras de quienes profesan las posturas luteranas[53], así como la falta de correlación y congruencia en bastantes de los argumentos de Bugenhagen[54].
Al tratarse de una obra de intención más bien apologética, se diría que el tono y el estilo de esta carta no son de corte tan literario como el que el autor inglés exhibe en las escritas a Martin van Dorp o, por supuesto, a Germain de Brie[55]; asimismo, su nivel de elaboración no entraña tanta dificultad como la que también está presente en las cartas a Edward Lee recogidas en este volumen.
Si bien Moro no consiguió que Bugenhagen volviera al seno de la Iglesia Católica, la carta sirvió, entre otros logros, para que su autor ganase el respeto de la jerarquía eclesiástica inglesa; así, por ejemplo, en marzo de 1528 el obispo de Londres, Cuthbert Tunstall, le facultó para leer algunos libros heréticos con el propósito de que los refutara. Un primer fruto de esta labor —que se plasmó en más obras— fue el Dialogue with Tyndale, en el que Moro insiste y profundiza sobre varios de los argumentos presentes en la carta a Bugenhagen.
Sigo para la traducción de esta carta la edición que aparece en el volumen 7 de la serie de Yale, cuyo responsable directo es Frank Manley (1990).
2.4. Cartas a John Cochlaeus
John Cochlaeus (Johannes Dobeneck, 1479-1552) nació en Wendelstein y estudió en Nüremberg, Colonia y Ferrara, y fue ordenado sacerdote en Roma. De vuelta a Alemania, fue un decidido oponente a la reforma de Lutero; murió en Breslau. Según Stapleton (1966 [1588]: 52), intercambió frecuentes cartas con Moro desde su país y, como señala Manley (1990: xxiii), fue probablemente quien dio la voz de alarma ante la entrada de la versión luterana del Nuevo Testamento en Inglaterra, seguramente —como se ha dicho más arriba— en traducción de William Tyndale, en torno a 1525. Rogers (1947: 394), opina que la correspondencia de Cochlaeus con Moro parece una compensación por su desencanto con algunas autoridades eclesiásticas.
En 1529 Cochlaeus escribió una carta a Moro[56] en la que le da noticia de que ha encontrado una copia del Chronicon[57] que escribió Flavius Magnus Casiodorus Senator (ca. 485-580), personaje que sirvió con varios cargos —entre otros, cuestor, cónsul y probablemente gobernador de provincia— bajo el mandato imperial de Teodorico (ca. 454-526)[58]. El Chronicon estaba dedicado al cónsul del año, Eutarico, y es sustancialmente un listado de cónsules precedido de una relación de reyes de Asiria, Lacio y Roma, y acompañado de algunas notas no del todo exactas; el autor utiliza como fuentes —entre otras y sin excesivo cuidado— textos de Livio, Aufidio Baso, san Jerónimo, Próspero y la Crónica de Rávena.
Casiodoro se retiró de la vida pública después de haber servido también como prefecto pretoriano bajo el mandato de Alarico hasta el año 540 y tras de la reconquista de Italia durante el poder de Justiniano. Fundó entonces un monasterio en Vivarium, en donde se realizaron y conservaron copias de manuscritos; parece que el propio Casiodoro enmendó algunos de ellos y supervisó su traducción del griego al latín. Escribió, entre otras obras, un Comentario a los Salmos y unas notas sobre las cartas de San Pablo, los Hechos de los Apóstoles y el libro del Apocalipsis.
Las cartas de Moro a Cochlaeus traducidas aquí han de tener en cuenta este contexto, si bien la segunda de ellas la dedica más bien a dar las gracias por la información que le ha hecho llegar en torno a algún encuentro relevante con el Santo Padre.
El texto latino seguido en estas dos cartas es el que establece Rogers (1947: 400-402).
2.5. Carta a Conrad Goclenius
Conrad Goclenius (ca. 1489/90-1539) —en alemán Konrad Wackers o Conrad Gockelen— fue un honorable profesor de latín en el Collegium Trilingue de Lovaina desde 1519; el propio Erasmo alabaría enormemente su obra literaria —como su traducción del Hermotimus siue De sectis philosophorum de Luciano de Samosata dedicada a Moro[59]— y su labor de enseñanza. Educado en Deventer, Colonia y Lovaina, recibió una canonjía en Amberes en 1533 y ejerció cierta influencia en la Universidad de Lovaina, en cuyo Consejo fue admitido en 1524.
Algunos lo consideran fuente de información de Moro —entre otras cuestiones— en lo que se refiere a los movimientos de los reformadores de la Iglesia en Alemania, y en particular de Lutero[60]. Fue además, probablemente, uno de los mayores confidentes de Erasmo, quien lo presentó a Moro.
La carta fechada el 12 de noviembre de 1529 recogida en este volumen debe ser contestación a otra de Goclenius, perdida, en la que le recomendaba a Cristopher Carlowitz (1507-1578), un alemán de Hermsdorf, cerca de Dresde.
En la traducción de esta carta me he servido del texto latino establecido por Rogers (1947: 427-428).
2.6. Carta a John Sinapius
John Sinapius (†1561) fue un humanista alemán nacido en Schweinfurt. Estudió en Tubinga e Italia, donde ejerció como profesor de medicina en la localidad de Ferrara y donde contrajo matrimonio. En 1531 se convirtió en profesor de griego de la Universidad de Heidelberg y más tarde fue médico de Melchior Zobel, obispo de Würzburg; fue asimismo profesor de la universidad de esta ciudad en 1550. Entre sus obras se cuentan la Vrbis suinfurtensis Historia —en la Münsteri Cosmographia— y la Oratio aduersus eorum ignauiam, qui litteras humaniores negligunt.
La breve carta de Moro, escrita en respuesta a una composición poética que le habría enviado Sinapius previamente, está escrita con una delicadeza especial; no se trata de una carta en la que haya que tratar cuestiones espinosas, sino que sus principales móviles residen en un sincero agradecimiento por el envío de la composición mencionada y en su descripción elogiosa.
El texto latino seguido para la traducción de esta carta es el que establece Rogers (1947: 432-433).
2.7. Cartas a Francis Cranevelt[61]
Frans van Cranevelt (1485-1564) nació en Nimega y estudió en Colonia y Lovaina, donde se doctoró en derecho civil y canónico. Tuvo varios cargos públicos en diversas ciudades belgas como Brujas y Malinas. Alrededor de 1517, Cranevelt conoció a Erasmo a través de Martin van Dorp; a su vez, Erasmo se lo presentó a Tomás Moro en 1520, en Brujas, mientras Moro se encontraba en una de sus misiones diplomáticas. Este encuentro sería algo que Cranevelt agradecería siempre y de lo que se hace eco en varias cartas a otros amigos humanistas como Erasmo, Vives, etc. La correspondencia que se ha conservado entre Moro y Cranevelt y la que se adivina perdida muestra la entrañable amistad que se forjó entre ellos.
Buen conocedor del latín y el griego, Cranevelt publicó traducciones de algunas homilías de San Basilio el Grande y del De aedificiis de Procopio de Cesarea; asimismo, editó la obra de Vives De ueritate fidei christianae. Mantuvo correspondencia con diferentes humanistas[62], en la que se aprecia el valor de la amistad entre ellos. En este sentido, Granderie (1968: 35) se hace eco de que Cranevelt entiende que lo mejor que le ha pasado en un momento determinado es volver a encontrarse con Moro.
Además de las cartas de Moro a Cranevelt que editó Rogers (1947)[63], se incluyen las que han editado recientemente Miller (1994) y Schulte Herbrüggen (1997); entre ellas se cuenta una serie de al menos siete cartas hológrafas que salieron a la luz con motivo de una subasta que tuvo lugar en la sala Christie’s de Londres el 21 de junio de 1989. Afortunadamente, la Fundación Roi Baudouin/Konig Boudewijn las adquirió y las depositó en la biblioteca de la Universidad Católica de Lovaina, donde han podido ser consultadas por diversos especialistas[64].
Se trata fundamentalmente de cartas breves de amistad, un valor de especial importancia en el mundo del humanismo[65]; en ellas se habla en varias ocasiones de asuntos más cotidianos y menos relevantes aparentemente que los que protagonizaron los grandes momentos de la vida del humanista inglés. Debido a la miscelánea de asuntos tratados, se hacen algunas alusiones más concretas al hilo de