Encuadernación. Josep Cambras

Encuadernación - Josep Cambras


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El componedor. Instrumento compuesto por dos planchas de latón colocadas paralelamente y sujetas entre sí a una distancia que permita colocar los caracteres. En un extremo hallamos una tuerca con una palomilla que sirve para fijar el texto una vez compuesto. Del mismo modo que el resto de los hierros, este armazón va sujeto a un mango de madera que permite su manipulación.

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      Distintos estilos de ruedas.

      • Los caracteres en bronce. Colección de letras de un mismo cuerpo que se utilizan para dorar los textos en las cubiertas y el lomo. Cada carácter corresponde a una letra, y se tienen que colocar en el componedor para poder estamparse. Los caracteres van acompañados de pequeñas piezas de bronce de distintos tamaños que permitirán crear los espacios en blanco. Es conveniente disponer de diferentes cuerpos para adaptarse al tamaño del libro. Aunque no es frecuente su uso, existe otra tipología de caracteres: el alfabeto chinois, que está formado por tipos sueltos con su propio mango, y que se estampan uno a uno sin necesidad de componerlos todos juntos.

      • La caja del componedor. Esta caja permite organizar los alfabetos de un mismo cuerpo. Debe tener una división para cada juego de una misma letra, y otra para los espacios de distintos tamaños. Es más práctico disponer de una cajonera en la que cada cajón esté destinado a un tamaño, con una muestra del mismo en el exterior, para así facilitar la tarea de selección del carácter.

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      Diferentes estilos de paletas para el dorado.

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      Cajones de madera que contienen distintos tipos de caracteres de bronce, así como su correspondiente componedor.

      Las cabezadas

      Elemento decorativo, generalmente elaborado con hilo o seda de varios colores, aunque también se confeccionan en piel. Se colocan en el lomo del libro, en la parte de la cabeza y el pie, y su función es embellecedora, protectora y de refuerzo. Las cabezadas simples a dos o tres colores son las más habituales, y se pueden confeccionar a mano o comprar fabricadas ya que existen diversos modelos. Para libros especiales se pueden bordar o elaborar distintas cabezadas acordes con el estilo decorativo que precise la encuadernación.

      El cartón

      El cartón como base estructural de la encuadernación fue introducido en el siglo XVI, ya que anteriormente las tapas se confeccionaban con una plancha de madera. Esto aligeró el peso de las encuadernaciones, pero para poder continuar siendo un soporte resistente y capaz de aguantar el libro, se tuvieron que usar cartones bien prensados y de buena calidad. En el siglo XVII el cartón empezó a realizarse a partir de pasta triturada, ya que hasta aquel momento, el cartón se obtenía superponiendo hojas encoladas. Uno de los cartones usados es el de tipo milboard, de color gris, y hecho a máquina a partir de restos de papel, cuerdas y trapos bastos, que es muy fuerte y resistente. Los cartones se clasifican según el grosor: a mayor numeración más grosor. Para las cubiertas, los números más frecuentes son el 12, 14, 16 y 18, y se escogerán en función del formato del libro. Para el lomo se elegirán cartones más finos, de los números 4 y 6. Para conseguir cartones de más dureza se pueden encolar dos cartones de numeraciones inferiores (p. ej.: cartón del 8 más cartón del 4 = cartón del 12 pero más fuerte).

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      Cabezadas de hilo de seda confeccionadas a mano.

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      Cartones. En un taller tiene que haber distintos tipos o gruesos de este material de manera que se puedan confeccionar los diversos trabajos de encuadernación.

      En el caso del engrudo o de las colas plásticas como el poliacetato de vinilo, podemos controlar la densidad con el pincel, observando si se forman gotas o si es un chorro el que se desprende de él. Esto dependerá del uso para el que lo necesitemos.

       Las colas

      Uno de los materiales más importantes en la elaboración del libro son las colas, que deberán usarse de distinto tipo, ya que no existe una única cola que permita realizar todas las operaciones. La elección adecuada será importante puesto que cada una de ellas tiene un comportamiento distinto en función del material. Veamos a continuación qué tipo de colas podemos utilizar:

      • La cola blanca o adhesivo sintético. Suelen estar fabricadas con poliacetato de vinilo. Estos adhesivos actualmente están muy difundidos en muchos de los procesos de la encuadernación. Tienen la ventaja de que siempre están a punto y no necesitan apenas mantenimiento. Su inconveniente es que no son reversibles, ya que una vez secos sólo se podrán eliminar con disolventes fuertes. Por este motivo no deberán ser usados en la restauración del papel.

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      Anilinas al agua. Se emplean para pintar o jaspear los cortes de los libros. Algunas veces, aunque raramente, se utilizan para colorear las pieles, por ejemplo en la encuadernación de cortina.

      • La cola caliente, cola de gelatina orgánica o cola de carpintero. Se prepara a partir de huesos de animales, y desechos de carnaza. Se comercializa en escamas o perlas ya que así se disuelve con más facilidad. Se necesitará un bote que permita mantener la cola al baño María, para disolverla con agua y mantenerla líquida. Para analizar el estado de la cola caliente se puede observar su color: cuando está limpia tiene tonalidad de miel, y a medida que oscurece se va deteriorando porque se quema si se cuece durante mucho tiempo. Si disponemos de un recipiente con dos compartimentos pondremos en uno la cola con una textura más fluida y en el otro más espesa, y de este modo siempre tendremos a mano cola adecuada para cada necesidad. La textura más fluida se obtiene al añadir agua a la cola cuando está caliente. Se trata de un tipo de cola muy adecuado para las encuadernaciones de calidad y los trabajos de restauración. Tiene la ventaja de que aporta muy poca humedad al material, pero los inconvenientes de la laboriosidad de la preparación y el mantenimiento.

      • El engrudo. Adhesivo de origen vegetal fabricado con almidón. Se trata de una cola fuerte que, una vez seca, permanece flexible e incolora. Debido a su alto porcentaje de agua tiene un elevado poder de penetración y lentitud de adhesión. Estas características lo hacen adecuado para la cobertura del libro con piel, ya que da margen de tiempo para realizar todos los pasos. También se utiliza para los contrafuertes pues, al secarse, se contrae más que con otro tipo de cola y permite contrarrestar la deformación de los cartones. Se trata de un adhesivo reversible que tiene el inconveniente de que se deteriora con facilidad a los pocos días.

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      Hornillo de cola caliente al baño María. Dispone de dos depósitos para poder alternar, según las necesidades del trabajo, cola más clara o más espesa.

       Los colores para pintar los cortes

      Generalmente para pintar los cortes se utilizan anilinas al agua, pues no penetran fácilmente en los cantos del papel. Para obtener un color se disuelven los polvos de anilina en agua y la solución se guarda en una botella.

      La elaboración artesanal consistía en disolver los pigmentos molidos en engrudo bastante líquido.

      Hilos y cuerdas para efectuar el cosido del libro. Suelen ser


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