Encuadernación. Josep Cambras

Encuadernación - Josep Cambras


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se chiflará para facilitar los dobleces necesarios al cubrir el libro.

      • La piel de cabra. Es la de más calidad pues la carne es compacta y la flor con grano. Se comercializa en gran cantidad de colores y acabados, con el grano natural o artificial. La tipología más frecuente usada en encuadernación es la variedad chagrén o chagrin; se trata de una piel de primera calidad, con grano fino y gran flexibilidad, aunque originariamente era de potro o asno. También se utiliza el marroquín o marroquí, piel de cabra de Marruecos, con el grano bastante más grueso que las pieles de cabras europeas. Actualmente y por extensión, se llama marroquín a todas las pieles de cabra de calidad con el grano largo, siendo una de las más apreciadas en encuadernación artística.

      • La piel de cordero u oveja. Del curtido de su piel se obtiene una piel porosa, blanda y poco consistente, llamada también badana. Se utiliza en encuadernación porque es económica y permite gran cantidad de acabados y teñidos, a pesar de que es difícil de chiflar o dorar. Puede teñirse con óxido de hierro haciendo formas arbóreas (pasta española). También puede jaspearse arrugada con colores vivos, generalmente rojo, verde, azul o marrón (pasta valenciana).

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      Piel de cabra de distintos colores. Suele ser la más usada en el taller debido a su consistencia y calidad.

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      Piel de cordero en sus distintas modalidades de jaspeado y pintado. Muy usadas en el siglo XVIII y todavía vigentes en la encuadernación actual.

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      La percalina es un tejido de algodón que sirve para fortalecer el lomo del libro, así como para precintar las guardas.

      Pergamino. Debe ser fino y de poco grosor para efectuar un buen trabajo, especialmente en el ceñido de los nervios.

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      Ante de distintos colores. Se usa normalmente para hacer guardas y el interior de los estuches.

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      Grupo de elementos básicos para el dorado del corte de los libros: bol o tierra de Armenia, clara de huevo y cera virgen.

      • La piel de ternera o becerro. Se caracteriza por tener una flor lisa y casi sin grano. Antiguamente era un tipo de piel muy utilizada en encuadernación y por este motivo hoy en día se usa en trabajos de restauración. Procedente del curtido de piel de ternera se obtiene el becerrillo, que suele ser en color natural, y el box, que se caracteriza por acabado liso y brillante.

      • El pergamino. Se obtiene de piel de cordero, cabra o vaca que ha sido curtida a base de cal. Se denomina vitela a los pergaminos más finos, que en sus orígenes procedían de animales no nacidos. Este material es difícil de trabajar, sobre todo por las reacciones que le provocan los cambios de humedad ambientales.

      • La piel de ante. En sus orígenes se trataba del curtido del animal, y hoy en día hace referencia a la piel vuelta. Se utiliza básicamente para forrar contratapas, guardas, estuches o camisas.

       Materiales para el dorado y el pan de oro

      Como ya hemos comentado con anterioridad, los materiales para el dorado merecen un capítulo aparte, ya que se trata de una técnica compleja que requiere instrumentos propios, sobre todo en el caso del dorado con oro fino. Incluso hay encuadernadores que no realizan este proceso y es un dorador profesional quien se encarga de esta tarea. Para el dorado con oro fino el material esencial es el pan de oro. Se trata de hojas de oro de ley con una pequeña proporción de plata o cobre que da color y consistencia a la hoja. El lingote se pasa a presión a través de unos rollos de metal hasta conseguir una tira fina de oro, que una vez cortada en láminas, generalmente de 80 × 80 mm, se intercalan con hojas de papel Mongolfier para formar los librillos de 25 hojas de pan de oro. Éstos se comercializan en paquetes de 20 librillos. Antiguamente se realizaba el batido de la hoja de oro a mano, pero en la actualidad se hace a máquina consiguiendo un pan de oro comparable al batido manualmente.

      El pan de oro necesitará distintos materiales según sea para fijarlo en las cubiertas de piel o para el dorado de cortes.

      Para adherirlo sobre la piel se precisará un mordiente como puede ser la clara de huevo. Por cuestiones prácticas actualmente puede usarse clara de huevo química, o fixor, que ejerce la misma función.

      Para el dorado de los cortes se utilizará también un mordiente como puede ser clara de huevo o gelatina de uso alimentario. Para dar brillo y color al oro se aplicará una capa de bol de Armenia, que es un tipo de arcilla rojiza. Para facilitar el bruñido y obtener más brillo se usará cera de abeja.

      En el oro en película el metal está depositado en una superficie de celofán, plástico o papel que se desprende al fijar el oro a la cubierta. Al no necesitar preparación es muy recomendable para tela, papel, plástico y otras superficies difíciles.

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      Lámina de oro fino. Para su manipulado basta con el cuchillo y un poco de algodón.

      Resulta difícil definir el tipo de taller ideal para llevar a cabo nuestra tarea. Se puede encuadernar en sitios reducidos pues no se requiere una gran estructura para realizar este trabajo. Hay que tener en cuenta el tipo de encargos, ya que no es lo mismo un taller que se dedique a la estuchería para la obra gráfica, que necesitará grandes mostradores y estanterías para ir colocando sus trabajos, que un taller de encuadernación que mayormente está especializado en piezas únicas. En este último caso se puede trabajar en una pequeña habitación, ya que hay pocos libros en movimiento, debido a la gran laboriosidad de cada operación.

      Los grandes talleres artesanales en los que había muchos operarios han pasado a la historia. Actualmente el número máximo de personas que colaboran bajo una misma firma es de diez, aunque en la mayoría de los talleres es el propio encuadernador el que se encarga de realizar todas las tareas.

      El local

      Es necesario que el local disponga de luz natural, pues los trabajos, una vez finalizados, se ven de distinta manera bajo la luz solar. Además, debe contar con una buena ventilación dado que van a utilizarse distintos tipos de colas.

      Por supuesto, debe haber agua corriente y una pila o un fregadero que nos servirá para lavarnos asiduamente las manos y para efectuar los pequeños trabajos de restauración, imprescindibles en una gran parte de trabajos.

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      Lámina extraída de la Enciclopedia Diderot-D’Alambert en la que se muestra un taller de encuadernación en la fase final del libro, es decir, acabado y dorado. Estos dos apartados ya en el siglo XVIII facilitaban la rápida ejecución de los trabajos.

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      Lámina de la Enciclopedia Diderot-D’Alambert en la que se muestra el taller ideal de encuadernación en el siglo XVIII. Obsérvese en este apartado las funciones iniciales para elaborar un libro, desde el cosido hasta el acabado, sin pasar por la fase de decoración.

      Debe tener


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