5 años. Manuel Montaner

5 años - Manuel Montaner


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era la hermana, le expliqué que apenas escuchaba por el ruido del carro, ella también lo escuchó ya que estaba al lado del celular. También dijo que se lo habían hecho antes a su ex esa broma y que él si logró reconocer que era la voz de la Isabel.

      Llegaríamos a la tercera semana de clases, ese día terminamos la última clase y antes de terminar, de guardar mis cosas, me mira y me dice entusiasmada —vamos—. Le respondí que sí. En todo este tiempo jamás me había dicho eso, siempre nos juntábamos en la puerta de salida y si estaba, bien, y si no bueno, más de una vez me tuve que ir solo porque ya se habían ido. Esa vez se fue al baño, salió algo diferente y nos iríamos. Ese día nos fuimos a la esquina del paradero donde ella tomaba la micro que la dejaba en su casa, la micro estaba llegando y normalmente ella corría tratando de alcanzarla, esa vez la dejó pasar. Conversaríamos bastante ese día mientras esperaba la otra micro que pasara, le conté que había sido seleccionado para hacer el curso PRIMAP en los bomberos, es el curso más difícil de la malla y caería justo para su cumpleaños el jueves, ella se alegró, dijo que su cumpleaños me trajo suerte, ya había ido a buscar el trabajo previo del cual te harían preguntas antes de empezar el curso. Ese día me contaría que se quemó un dedo con la cocina, yo llevaba conmigo una crema para quemaduras, le eché un poco en su mano y se la ofrecería para que se la llevara, pero no quiso.

      Al día siguiente, mi madre ya de vuelta y de nuevo cesante tendría una entrevista de trabajo en la tarde, la Sandra me invitaría a almorzar; no fui a la primera clase ese día, ahí le comenté acerca de lo que empezaba a sentir por la Cami. Ella me advirtió que yo no era su tipo, pero aun así continuaría. Ese día saldría un gran incendio, la verdad es que no iría ya que aún estaría con licencia después de mi accidente muscular. Mientras nos íbamos con la Sandra vi a una mina42 a la distancia idéntica a la Cami con otro hombre, yo en ese momento creí que era ella. La única forma de saber si era ella era ver su ropa, era la misma a la distancia, al menos los colores se repetían. Tiempo después la Isabel subiría una foto de esta chica comparándola con la Cami, ni su hijo según sus comentarios en Facebook la reconocería, así de idénticas. La Cami me diría que estaba en clases, pero ya estaba desconfiando. Ese día nos iríamos juntos, mientras ella estaba en el baño, yo aproveché de mojarme el pelo, y de paso llamar a mi madre para preguntarle cómo le había ido en su entrevista, ni siquiera se levantó de la cama, estaba furioso, al menos hay que intentarlo, pensaba, y la cosa era que si esto no mejoraba tendría que dejar todo para trabajar. Estaba tan enojado que no podía pensar y ella me hablaba y hablaba mientras caminábamos. En un momento me detuve, por primera vez en todo este tiempo quedé frente a frente con ella, me miraba con una sonrisa hermosa y unos ojos en los cuales simplemente me perdía, y le dije:

      —Mira estoy enojado, no es contigo, pero, simplemente no quiero hacerte daño es todo

      —¡Ah! bueno—. Me dijo algo sorprendida y rió.

      La verdad es que eso no era necesario, ya que se me pasaría todo al verla a los ojos directamente, sus ojos me calmaron y a la vez me hicieron sentir esa indescriptible sensación de que todo estará bien, sus ojos me dieron la seguridad que mi mente necesitaba. Independiente de eso me pareció extraño el cómo me miraba y la forma en que quedamos frente a frente. Todas esas conclusiones las saqué al momento de llegar a casa. Mientras esperábamos la micro me diría que la crema que le pasé el día anterior le había funcionada súper bien.

      Ya era miércoles, de nuevo se iría al baño antes de irnos, esta vez noté qué tenía de diferente, estaba maquillada, todo este tiempo iba al baño a maquillarse. Personalmente me gustan las mujeres solo con la cara lavada, así es mejor opino yo, en fin, ese día mientras caminábamos se me ocurrió decirle lo que pensaba de ella, así que llegamos a un paradero antes de donde ella tomaba la micro y ahí intentaría decir todo. De nuevo quedamos frente a frente, me miraba de la misma forma con la misma sonrisa. El problema fue que una micro se paró ahí y no la dejó escuchar, o eso me dijo. En ese momento pensé que ese no era el momento indicado, que mejor sería decirle todo después de su cumpleaños. Así que continuamos nuestro camino, me avisaría que no iría a clases al día siguiente, yo tampoco la verdad, me quedaría en casa estudiando para la prueba de entrada para el curso de los bomberos. En un momento sin querer se levantó la polera y me dijo:

      —No mires.

      —Muy tarde— le dije —vi algo rosado… y me gustó—. Agregué.

      —Ah, no importa— me dijo —no quería que me vieras las estrías—. Agregó, a mí no importaba eso, una vez ya se las había visto antes y reaccioné mal, le pregunté esa vez:

      —¿Qué te pasó?

      Y ahí me explicó, bueno mi madre nunca tuvo estrías y era la primera vez que veía a una mujer con ellas. Luego me explicaría que estaba usando una crema para la piel además de un tratamiento, tiempo después ni se le notarían, hasta subiría a su Facebook fotos mostrando su guata43. Esa noche me llamaría la Sandra diciéndome que le hiciéramos un cumpleaños sorpresa a la Cami a lo cual yo aceptaría con muchas dudas, no éramos su grupo de amigos de U con los que siempre se juntaba, ni las amigas que tanto estimaba.

      Llegaría el jueves y con ello el cumpleaños de la Cami, me levanté tarde y me puse a estudiar, la verdad es que luego me llamaría la Sandra para decirme que nos juntáramos a las 5, además de pedirme que comprara velas de cumpleaños y un regalo de parte de ella, yo no sabía ni qué regalarle de mi parte y le iba a regalar algo de parte de ella, me sugirió un labial o rush de un color rojo que ya no recuerdo. También le pregunté si había conversado con la mamá o la hermana acerca de esto, y me dijo que no, su idea era simplemente llegar ¿Qué podría salir mal? Pensé irónicamente.

      Salí a comprar, fui al supermercado y le compré unos chocolates, al lado había unos de caja de corazón, no los quise llevar, pensé que sería demasiado, compré dos sobres para regalo y después fui a comprar el rush. Estaba nervioso, un miserable chocolate era muy poco, en eso llegó mi mamá y le explicaría la situación, (no le dije lo que había pasado, solo le comenté que me gustaba y que estaba de cumpleaños), y en eso me pasa para regalarle una pequeña caja que dentro contenía un aro solitario bañado en oro, yo estaba impresionado, ¿en qué momento compró eso mi madre? Bueno ahora era mucho regalo pensaba, además que nunca le había visto un aro puesto. Mi madre diría que no importaba que a ella le iba a encantar.

      Llegué allá como a las 5 y me encontré con la Sandra quien venía con su pareja, su hijo y una torta. Si son buenos lectores notaron algo extraño en el párrafo anterior, así es, con los nervios se me olvidó comprar las velas, si no lo notaron empiecen a leer más, les falta comprensión lectora. El pololo44 de la Sandra tuvo que ir a comprarlas con éxito antes de irse. Llegamos a la casa de la Cami y ella no estaba. En cambio, estaba su mamá, su papá y la hermana. Nos saludaron muy cordialmente, apenas llegué sonó muy fuerte mi radio, una emergencia un pastizal al cual no iría, tenía curso no podía faltar por una emergencia, también había campañas económicas de donación para la gente afectada por las inundaciones en la cuarta región. La hermana estaba haciendo roscas, cuando preguntamos por la Cami su madre nos diría que fue a buscar su regalo sin decir nada más. Me puse a conversar con la Isabel frente a su madre, me empezó a hablar acerca de los bomberos y la vocación que se necesita, yo en cambio le dije que también se necesita mucha vocación para estudiar lo que ella estudiaba (Pedagogía en Lenguaje para enseñanza media), la verdad es que eso es algo que yo no podría hacer. Luego empezaría a hablar de que en la biblioteca de la universidad donde ella estudiaba se había descompuesto el aire acondicionado, todo bien hasta ahí, hasta que traté de hacerme el simpático y le dije —bueno y ¿qué quieres? Estar en una hamaca mientras que dos negros te abaniquen—. Debí cerrar la boca, tengo talento para arruinar las cosas la verdad. Con la persona que mejor debía llevarme ahora lo había arruinado, pensaba.

      Salí afuera un rato, a fumar y hablar por celular ya que me acordé que no había llevado el trabajo previo, me contestó el Martín que era instructor de ese curso y confirmó mi mayor miedo, el trabajo previo se llevaba, solo para saber que lo habías hecho, de ahí sacarían las 10 preguntas que te harían, una interrogación oral con la premisa, sabe o no sabe. Tuve


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