5 años. Manuel Montaner
conté lo ocurrido a la Paula y sorprendida me dice —yo la bloqueo para siempre—. Aún me sorprende que me haya hablado ese día, no voy a mentir en ese momento estaba muy sorprendido a la vez que entusiasmado, después de la presentación estaba decepcionado.
No volvimos a hablar hasta el año siguiente, uno de los ramos había que separarlo y al dividirlo un grupo tendría que quedarse en la tarde y otro entrar en la mañana un par de horas antes de lo normal, como a medio día, 2 veces a la semana. Yo quedé en la mañana dado que tenía esa disponibilidad, la Isabel también haría lo mismo, pero quedó sin su grupo de amigos de siempre. Un día quedamos sentados juntos en las mesas del patio con un grupo de amigos, ahí volvimos a hablar.
De aquí en adelante, nos sentamos juntos en esa clase que tendríamos a medio día, ella detrás de mí en la misma fila. Ahí comenzaríamos a hablar, hasta la llegada de la siguiente clase donde todos volveríamos a nuestros grupos de amistades. Resultó ser que ella era muy simpática, era muy dulce y cálida, además de inteligente, nos llevábamos súper bien, ella me hablaba de sus amistades y familia y yo de la compañía y mis aventuras, a veces le llevaba chocolates y me acompañaba a comprar, pero de a poco la comencé a sentir que mientras más me acercaba, más la perdía.
Bueno, con el paso del tiempo habría días en los que ella sería muy amable y pareceríamos dos buenos amigos, por otro lado, había días en los que ella me evitaría, como si ya la tuviera aburrida, era como si mi actitud no le gustara; yo por ese entonces estaba peleado con el Tom y me alejé de mi grupo de amigos, para ser honestos fue esto lo que me acercó a la Isabel, ellos me dijeron que podía volver a hablar con ellos, pero necesitaba tiempo. Con esto prácticamente la única persona con la que me juntaba en la U era con ella, cuando no lo estaba me quedaba prácticamente solo.
Un fin de semana ella se iría a un pueblo a la costa cerca de Arica, a su vuelta no la vi en clases, o al menos no hablamos, así que me puse a hablar por Messenger con ella, preguntándole cómo le había ido, me comentó que estaba feliz que fue con toda su familia hasta con su perro, y por supuesto con su pareja, más no me dijo y yo me quedé sin tema de conversación, como ya mencioné sabía que tenía pareja, pero simplemente quedé en blanco, así que me puse a escuchar música, a la media hora vuelvo a revisar el celular y tenía un mensaje de ella preguntando:
—¿Qué te pasó?—. Yo algo extrañado digo:
—Nada ¿Por qué?—. Y no recuerdo en qué quedó esa conversación (perdí esos mensajes hace mucho).
Llamé a la Paula esa noche quien ya había dejado la U, para contarle lo que pasó, cuando le expliqué que me contó que estaba pololeando52 me dijo:
— Pucha53 Manu que lata54—. A lo que agregaría:
—Pero, eso no fue todo, yo después de eso me quedé sin tema de conversación así que no seguí escribiendo y al rato ella me escribió “¿Qué te pasó?”—. Y la Paula sorprendida me dice:
—¡Oh! le gustas.
—¿Estás segura?
—Sí—, y agrega —pero, no debes confiarte, no te puedes sobrar55.
Seguía con mis dudas, pero ella sabe más de mujeres que yo. También le comenté que sentía que estaba muy pegado a ella, me dijo que me alejara y le comenté que estaba prácticamente solo en el curso.
El tiempo pasó y me volví a juntar con mis antiguos amigos, así que de a poco me empecé a alejar de ella, ocasionalmente hablaba con ella, excepto en el ramo que tocaba a medio día, ahí éramos uña y mugre56, mi idea era darle su espacio, creí que estaba demasiado encima, por mi parte nunca me gustó la idea de estar demasiado solo en la U.
Para un trabajo tuvimos que hacer pareja, la idea era medir a la otra persona para así realizar unas mediciones ergonómicas. De inmediato noté su incomodidad, primero me tocó salir adelante con el profesor para que me midiera como ejemplo. Luego formamos parejas, ella no dijo nada en ese momento, pero cuando llegó el momento de decidir quién media primero a quién, no nos poníamos de acuerdo por falta de comunicación, los dos dijimos que nos daba lo mismo. Entonces dije:
—Ya, yo empiezo.
—¿Qué?— Responde sorprendida interrumpiéndome.
—No me entendiste, tú mídeme primero—. Le dije y ahí se quedó tranquila. Entendía su incomodidad, para ser honesto era la misma que la mía, sólo por el hecho de ser ella.
Me midió, tardó bastante la verdad, y cuando me tocaba a mí al comenzar traté de bromear para lograr que el ambiente se aliviara. Lo primero que tuve que hacer fue arrodillarme frente a ella y a sus pies dije:
—Sabía que esta posición algún día me sería útil—. Rió.
No duró mucho la actividad para suerte de ambos, y no alcancé a hacer ni la mitad de esta, pero al menos el momento incómodo pasó. A la siguiente clase ella no fue, por lo que tuve que medir a la Cami. Cuando fue a la clase se lo comenté algo desanimado, pero no vi ninguna reacción de su parte.
De a poco se comenzó a juntar con un grupo de niñas de nuestro curso, todo bien, pero de a poco se comenzó a alejar, ya no me acompañaba a comprar después de esa clase a medio día, yo por mi parte me juntaba cada vez más con mis amigos, había días en el que ella ya no se sentaría conmigo en ese ramo y después volvería, su bipolaridad ya me tenía aburrido.
La Paula me pediría un día que nos juntáramos con el Marcos, yo les sugerí después de entrenar en el centro dado que tenía clases después en la tarde. Ellos estaban trabajando en una de las botillerías de la mamá de la Paula, al margen de eso a la Paula le faltaban 2 ramos para terminar el técnico. Estábamos en el supermercado cuando la Paula trataría de hacerme cosquillas en el estómago, yo tenía el estómago muy duro de tanto hacer ejercicio, cuando trató de incrustar sus dedos en mi estómago se lastimó la mano y le dolió, como si hubiera chocado con una pared. Yo al ver esta escena me maté de la risa, y el Marcos pregunta:
—¿Qué pasó?
—Él tiene calugas57—. Contestó la Paula sufriendo por el dolor en su mano.
Yo entre risa y risa le expliqué lo que la Paula había hecho y la abrazó, también quería ver mis calugas las cuales lamentablemente no estaban visibles. Ahí aprovechamos de hablar acerca de la Isabel, pero no me ayudarían mucho. Esta payasada se la conté a la Isabel quien al parecer no le dio mucha importancia.
Un día tuvimos que caminar con el Tom y el Gonzalo hacia Sodimac58 que no queda lejos de la Universidad, luego tendríamos que caminar de vuelta y en eso sale el tema de la Isabel, el Tom me dijo que me había pasado los medios rollos59, no me dijo nada concreto ese día a pesar que él también había visto que esta mina60 me miraba demasiado, todos pensaban que era lesbiana.
La cosa está así, algunos dicen que tiene pololo61, otros que tiene polola, y ella dice pareja, palabra que curiosamente aplica para ambos sexos. No sabía qué pensar. A eso hay que agregarle que hay días en los que parece que la tengo aburrida, y hay otros en los que se acerca a mí como si fuéramos buenos amigos.
Ya estaba aburrido de su actitud, recuerdo que un día hablamos por Messenger y no me contó sobre un trabajo que había que hacer, cansado de su forma de ser conmigo decidí bloquearla, no sé en qué estaba pensando porque la desbloquee esa misma noche, pero no la quise agregar de nuevo. Un día iba camino a la sala cuando noto que se levanta del sector en el que estaba sentada en el patio, íbamos a calzar justo en la entrada, yo de inmediato decidí parar, recuerdo que estaba fumando así que hice como que me estaba terminando el cigarro. Ese día decidí sentarme lejos de ella, en ese ramo de medio día, en la otra fila con mis amigos, ella se quedó sola mientras que yo tenía al Santiago al lado, recuerdo que en un minuto volteo a ver al Santiago y veo a la Isabel con cara de sorprendida y a la vez de enojada. Luego llegarían sus amigas que al ver la extraña situación se sentarían con ella.
Hecho