Los estudios organizacionales en Colombia. Mauricio Sanabria

Los estudios organizacionales en Colombia - Mauricio Sanabria


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que la aproximación crítica en cuanto a la disciplina administrativa y al estudio de las organizaciones, que fuera considerada relevante y diferenciadora en su momento, ha ido cediendo terreno. Es así como lo que era un aspecto característico y motivo de divulgación comienza a perder importancia frente a los aspectos más funcionales y las aproximaciones más positivistas de las prácticas administrativas y del estudio de las organizaciones. Ergo, habría que reflexionar si el tema de lo crítico, asociado a los estudios organizacionales, al menos en Colombia, es un asunto de moda, que últimamente comienza a perder influencia.

      Un logro más se ha alcanzado con notables avances en publicaciones. Al respecto, es preciso rescatar dos cuestiones: por un lado, el tema de las ediciones referidas propiamente al estudio de las organizaciones, o lo que, en el argot, se conoce como lo organizacional, es decir, el énfasis en el estudio de las dinámicas sociales al interior de las organizaciones, que tiene como propósito dar cuenta de la organización estudiada; por otro lado, las publicaciones –artículos, capítulos de libro o libros– que se han realizado desde una perspectiva crítica, como proceso autorreflexivo, de incumbencia propiamente organizacional y, al tiempo, también de las prácticas administrativas.

      Por último, y por ello no menos importante, está la creación de las redes académicas en torno a la administración y las organizaciones. Valga aquí rescatar la Red de Estudios Organizacionales Colombiana (REOC) que, a diferencia de otras redes, está conformada con una clara delimitación hacia las prácticas administrativas y las organizaciones, desde una mirada crítica y pluridisciplinar, a la vez. Esta, por su conformación y surgimiento, congrega académicos de diferentes disciplinas y tiene un alcance nacional.

      En el contexto descrito, es posible afirmar que el estudio de las organizaciones en Colombia se encamina hacia una madurez teórica. Se debe, en gran medida, al fortalecimiento de los doctorados y de los grupos de investigación; al establecimiento y consolidación de las redes académicas existentes y al desarrollo estimulado también por los mismos procesos de acreditación nacional e internacional en que se encuentran muchas universidades. Sin embargo, el camino no está exento de cierta lucha o tensiones por parte de programas, redes, investigadores y de las mismas instituciones educativas por apropiarse, al menos denominativamente, del reconocimiento y defensa, a su vez, de posturas propias o desarrollos innovadores en el estudio de las organizaciones. Situación que ayudará a consolidar este campo, como una alternativa diferente al mainstream propio de la administración clásica. La existencia del disenso y la exigencia por defender cierta adjudicación de lo que se entiende por estudios de la organización terminarán por consolidar una identidad particular en la medida en que las redes y el espíritu académico así lo permitan.

      En correspondencia, los doctorados en administración, hoy en día prácticamente indiferenciables, terminarán por consolidarse a partir de los desarrollos investigativos de sus profesores. En este contexto, es posible pensar que, al final, se configurarán ciertas escuelas de pensamiento y aproximaciones a la administración y a las organizaciones de forma particular; a la vez, se ampliará el abanico de posibilidades para estudiarlas desde nuevas y diversas perspectivas teóricas y metodológicas. Aunado a ese proceso, más organizaciones serán estudiadas y se logrará un mayor conocimiento de la sociedad colombiana. A su vez, la academia responderá a cierta deuda con la sociedad, al profundizar en el valor económico, social y ambiental en el cual está implicado el buen gobierno (E3, 6 de septiembre del 2018), toda vez que una mayor comprensión del fenómeno organizacional permitirá una mejor gestión. Queda la tarea de estructurar una formación doctoral en el estudio de las organizaciones que no sea superficial, pragmática y orientada más a la intervención que a la comprensión de los fenómenos que estudia (E10, 17 de octubre del 2018).

      Una de las proyecciones que se convierte en un reto efectivo es la discusión sobre los espacios de difusión. Si bien es cierto que desde el año 2000 se han divulgado de manera prolija los temas referidos a la administración y, más recientemente, a las organizaciones, es importante contar con revistas y, por consiguiente, con políticas editoriales que promuevan el estudio de las organizaciones al menos en tres sentidos: por un lado, desligándolo de la visión funcional-positivista que impera en la actualidad; por otro, complementando dicha visión con una mirada más crítica que permita comprender la realidad antes de intervenirla y, por último, con la posibilidad de tender puentes de investigación y desarrollo teórico entre ambas aproximaciones.

      Bajo la óptica señalada, cabe anotar que la realidad colombiana, con el creciente interés por la investigación y el impulso de doctorados, propicia una gran solicitud de espacios de difusión que no cubre la oferta; por tal razón, las investigaciones de las realidades locales son publicadas en espacios foráneos. Esto trae como correlato la necesidad de tomar posición sobre la participación o no en espacios de divulgación regidos estrictamente por las lógicas de los rankings, y presionados por los indicadores que estipula el gobierno nacional y, por tanto, las universidades. Esta será, entonces, una discusión cardinal que podrá abordarse en su momento, con las consecuencias y tensiones propias del sistema académico nacional, que, en general, está ligado a una mirada comercial y economista de la educación y de la investigación.

      Es posible afirmar que no hay organización que no sea susceptible de ser administrada. Esta aseveración, por más simple que parezca, muestra el universo de acción de la administración y la necesidad de estudiar las organizaciones. Es por eso que es importante la presencia del estudio de la administración, pero también de las organizaciones, en programas de investigación referidos al ámbito administrativo y organizacional, independientemente de la postura epistémica que se tenga. Toda acción administrativa recae sobre una organización, cualquiera que esta sea, convirtiéndola en su objeto de interés. Así, la organización es un fenómeno social de gran relevancia para las ciencias sociales y su estudio se vuelve imperante. En suma, el administrador se vuelve un actor social primordial que interviene en la sociedad y, por lo tanto, su accionar en toda organización es, también, objeto de estudio y, a la vez, retroalimenta el propio proceso formativo que conlleva.

      Al asumir las organizaciones como objeto de estudio, se deja de lado la concepción cuasi decimonónica de entenderlas como empresas. Estudiar únicamente la empresa es restrictivo y configura una mirada miope de la realidad social, pues se centra en un solo tipo de organización –la productiva-empresa– y se dejan de lado las diferentes realidades organizacionales que en su conjunto configuran la compleja y diversa sociedad colombiana. Lo anterior está en estrecha relación con sobrepasar los límites meramente funcionales, en donde la preocupación se centra básicamente en el funcionamiento eficaz de los procesos productivos para obtener los resultados previstos, con el fin de proponer explicaciones mucho más profundas que encadenen realidades sociales como el sufrimiento, el estrés, la alienación, la infelicidad, etc.

      Los pénsums de pregrado y posgrado, y los mismos currículos de las materias, requieren ser construidos y diseñados desde elementos analíticos, con el fin de propiciar un pensamiento crítico en los estudiantes. Este, por tanto, no es solo un asunto conceptual, ya que también interviene un tema pedagógico en dicha construcción, lo que implica, justa e ineludiblemente, pensar en la universidad y en su función social (E1, 29 de agosto del 2018). Sin embargo, en la actualidad se atraviesa por una coyuntura particular, ya que, a pesar del proceso de desarrollo del campo antes enunciado, es posible afirmar que en el país se vive un retroceso en las discusiones críticas en relación con el management y, por ende, en la formación de programas de investigación en los ámbitos administrativo y organizacional. Esto ocurre, sobre todo, en las universidades privadas que, acosadas por lo presupuestal y por la rentabilidad, dejan de lado este tipo de enfoques en sus programas (E10, 17 de octubre del 2018).

      El panorama descrito se refleja bien en la siguiente crítica:

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