Volviendo al Caribe. Mukien Adriana Sang Ben

Volviendo al Caribe - Mukien Adriana Sang Ben


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esclavos africanos […] (luego) se fue extendiendo el tráfico de esclavos por parte de […] los holandeses e ingleses.

      En medio de estos conflictos Inter imperiales se inició en el siglo XVIII lo que el autor llama la Era del Azúcar, que se organizó bajo el sistema de plantaciones, y cuyas producciones eran destinadas a los mercados europeos de las metrópolis, dejando un mínimo de subsistencia para la fuerza de trabajo. Una gran parte de las tierras de las Antillas Mayores como Cuba, La Española y Jamaica, así como Trinidad, fueron ocupadas en el cultivo de la caña de azúcar. También se desarrollaron otros cultivos como algodón, tabaco y otros productos.

      En el caso del Caribe inglés, dice, dividieron las tierras de Saint Kitts, Nevvis y Barbados en pequeñas propiedades, donde se cultivó tabaco y algodón para exportar. Pero se produjo una saturación en el mercado tabacalero, teniendo que migrar hacia el azúcar. Este cambio tuvo sus consecuencias en la estructura económica y social:

      Este proceso indica que se produjo en las colonias caribeñas, principalmente inglesas y francesas, una concentración de la propiedad de la tierra en manos de unos cuantos blancos dueños de plantaciones, así como el ingreso masivo de esclavos negros. Inglaterra fue la que más puso empeño en imponer el modelo. Creó un triángulo muy beneficioso para este imperio: sus barcos llevaban desde Liverpool al África algodón, ropa, herramientas y otros bienes manufacturados, y en África compraban esclavos para ser transportados a sus colonias caribeñas. Los esclavos eran vendidos y con el dinero se obtenía azúcar, ron, melaza, café, cacao y otros productos que se venderían en el mercado inglés. Era una perfecta división internacional del trabajo. Mientras Inglaterra producía bienes manufacturados, África aportaba los esclavos y el Caribe las materias primas para la exportación.

      Este milagro de la economía triangular duró muchos años, quizás hasta el siglo XIX, cuando por presiones internacionales tuvo que ser abolida la esclavitud en las colonias, especialmente en las inglesas. Asimismo, la revolución haitiana trajo duras consecuencias para el mundo de la economía esclavista. En 1807 las colonias inglesas abolieron la esclavitud, pero hubo resistencia en algunas, pues los colonos se resistían a perder sus fuentes de riqueza. Esta resistencia produjo las rebeliones negras en Jamaica y otras islas. A pesar de que en la antigua colonia francesa de Saint Domingue se produjo la revolución más cruenta, no fue hasta 1848 cuando Francia abolió la esclavitud. Los holandeses fueron más tardíos todavía, pues lo hicieron en 1863. En Puerto Rico fue en 1873 y en Cuba en 1886. Estas medidas trajeron efectos económicos:

      Un elemento interesante, dice el autor, es que este proceso no se produjo en todas las islas, como, por ejemplo, Jamaica, Dominica, Trinidad y Tobago y otras islas pequeñísimas de barlovento. Cuando los esclavos quedaron libres decidieron trasladarse hacia las tierras ociosas, formando aldeas libres. Así termina la era de las plantaciones. Se produjo un cambio sustancial en las economías isleñas, para lo cual introdujeron nuevos cultivos como el café, el pimiento, el jengibre y otros productos. Los esclavos liberados se establecieron como pequeños propietarios, creando una clase media de campesinos. Pero las plantaciones siguieron, los colonos comenzaron a importar mano de obra de China e India. Comienza una nueva etapa de explotación con otros actores.

      La Pontificia Universidad Javeriana de Colombia publicó en su revista América Negra # 9 correspondiente al mes junio de 1995 la obra, que estaba dedicada al tema del comercio de esclavos y tituló

      En el ensayo del diplomático y profesor se hace un balance intelectual de los que han dedicado tiempo y esfuerzo a estudiar la economía de plantación, en el que reconoce que la historiografía de los caribeños propiamente es tardía. Esto se explica:

      Pero más tardío resultó, sigue afirmando Mariñez, el estudio de la historia económica caribeña, muy particularmente el tema de la plantación, a pesar de que fue esta economía la que constituyó la mayor fuente de riqueza en toda la región, articulando, además, los procesos sociales y culturales de los diferentes países del Caribe, a tal punto que es considerada el elemento más claro de identidad y unidad presente en el clamor expresado a través de cánticos populares, poemas y otras formas artísticas:

      En su ensayo, Mariñez afirma que existe un nexo muy estrecho entre el discurso historiográfico y el literario, en el que a veces se produce una especie de interesante competencia, de la que sale gananciosa la literatura, pues tiene mayor libertad creativa y es más difundida. La historiografía caribeña, a su juicio, se puede dividir en tres etapas diferenciadas en torno al tema, a saber:

      1.La primera, que abarca desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. Se caracteriza por una visión eurocentrista, porque fue escrita por los propios colonizadores.

      2.La segunda etapa comenzó a mediados del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, en la cual se desarrolla una producción historiográfica propiamente caribeña. Tres acontecimientos clave tuvieron lugar: la crisis azucarera, la revolución haitiana y el cimarronaje de los esclavos. De estos acontecimientos nació un nuevo discurso historiográfico que expresaba las contradicciones y luchas libradas entre amos y esclavos, y entre las potencias europeas. Dos personajes importantes resaltan: Antonio Sánchez Valverde y Moreau de Saint-Mery.

      3.La tercera etapa de la historiografía del Caribe se inició a mediados del siglo XIX y se prolongó hasta bien entrado el siglo XX:


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