Volviendo al Caribe. Mukien Adriana Sang Ben

Volviendo al Caribe - Mukien Adriana Sang Ben


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este contexto, la lucha anticolonialista y nacionalista ocuparía un lugar destacado […] Precisamente serían los principales líderes y luchadores anticolonialistas como José Martí, Eugenio María de Hostos, Emeterio Betances, Marcus Garvey, Anton de Kom, Máximo Gómez, Gregorio Luperón, entre otros, quienes legarían las mejores páginas del acontecer político y social de la época14.

      Un elemento importante que destaca el autor es que a partir de la segunda mitad del siglo XX se escribieron las primeras historias caribeñas. Una de las pioneras fue la de Germán Arciniegas, con su Biografía del Caribe, publicada a mediados de los años 40. El trabajo de Juan Bosch De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe frontera imperial y el libro de Eric Williams, casi con el mismo nombre, From Colombus to Castro: a history of the Caribbean, 1492-1969, fueron dos obras fundamentales escritas por dos caribeños, que revolucionaron el pensamiento de la época. Bosch definía la historia del Caribe como la historia de las luchas encarnizadas de unos imperios contra otros. El segundo enfatizaba más el tema de las plantaciones azucareras. Ambos libros, con visiones distintas, aportaron y aportan todavía ideas y reflexiones a los estudiosos que deseen seguir escribiendo sobre el Caribe.

      Mariñez también aborda los trabajos que sobre las plantaciones han sido publicados, pero afirma que no eran abundantes. La realidad es que los estudios profundos comenzaron relativamente tarde. Estas son sus palabras:

      Afirma que Cuba es sin duda el país que experimentó no solo el mayor desarrollo azucarero, sino también el que contaba con la mayor producción intelectual en la materia, destacándose el valioso trabajo de investigación de Manuel Moreno Fraginals El Ingenio. Complejo económico social cubano del azúcar, publicado en la década de 1970. Después señala algunos trabajos publicados en República Dominicana, destacando el de Frank Báez Evertsz Azúcar y dependencia en República Dominicana, que se dio a conocer a finales del año 1978.

      Refiriéndose al caso de Puerto Rico, Mariñez afirma que hasta finales de los años 80 e inicios de los 90 se habían realizado algunos estudios historiográficos de plantaciones, destacándose los historiadores Andrés Ramos Mattei, Fernando Picó y Luis Edgardo Díaz. Como puede observarse, todavía en los años 90 no se habían producido estudios profundos sobre el tema. Por suerte para todos, los historiadores decidieron hacer nuevas reflexiones y distintas propuestas de interpretación.

      Profundizando sobre las plantaciones

      En su artículo, García Muñiz afirma que tanto La Española como Puerto Rico tuvieron historias similares desde la conquista en el siglo XVI hasta los inicios del siglo XVIII. Agotado el oro se comenzó a reestructurar el complejo económico social de la caña de azúcar en el llamado Nuevo Mundo. En ambos casos el período de desarrollo fue muy breve por varias razones: 1) la necesidad de las flotas de atender el amplio comercio de tierra firme en detrimento de las islas; 2) el monopolio de Sevilla; 3) la competencia con Brasil; 4) el alto precio de los esclavos y, 5) las epidemias que diezmaban a los trabajadores esclavos.

      Coincide con otros autores en que el resurgimiento del azúcar en tanto Puerto Rico como en La Española se produjo en el siglo XIX, pues, después de las guerras de independencia en el continente se promovió la inversión de capitales y de tecnologías, así como la liberalización del comercio. Refiriéndose al caso de Puerto Rico, García Muñíz señala:

      La expansión de las haciendas cañeras, con una mayoría de propietarios extranjeros y mano de obra esclava africana, impulsó la transformación del paisaje rural de Puerto Rico, debido a la deforestación de los fértiles llanos costeros y a la demolición de los hatos y estancias. El resultado fue la migración del campesino desposeído y marginado a las alturas montañosas del centro de la isla […]

      Pero siempre hay reveses. El hecho de que las haciendas del sur de Estados Unidos, especialmente en Luisiana, se reconstruyeran después del fin de la Guerra de Secesión en el siglo XIX, trajo negativas consecuencias para la isla de Borinquen, pero, aunque mermó esta economía, no murió. Al contrario. Afirma el investigador que para 1870 se calcula que en la isla de Puerto Rico existían unas 550 haciendas, que producían unas 105,000 toneladas, volumen que significaba 7% de la oferta total de azúcar de caña en el mercado mundial. Como ocurre siempre, a los años de bonanza siguen los de crisis, como bien lo describe el autor:

      Hubo pues un ingrediente nuevo: el inicio del cultivo de café. Para suerte de los hacendados y propietarios de fincas cañeras y cacaoteras, la mano de obra se desplazaba de manera estacional del llano a la montaña, es decir, de la zafra del azúcar a la recogida del café:

      El boom de las plantaciones azucareras en Puerto Rico terminó a finales del siglo XIX por varios factores. En primer lugar, porque la producción bajó la calidad debido a una rara enfermedad que causó verdaderos estragos en la producción. Asimismo, el mercado español se achicaba cada vez más, mientras se ampliaba el de Estados Unidos. Y, por último, el azúcar de remolacha fue desplazando al azúcar de caña. Se calcula que para 1890 el azúcar de remolacha representaba ya 60% de la oferta mundial del dulce. Así pues, para 1900, cuando Puerto Rico estaba ya bajo el dominio de Estados Unidos, su producción bajó hasta


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