Güemes. Alejandro C. Tarruella

Güemes - Alejandro C. Tarruella


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con ellos en la parte de la trinchera que le tocaba, animando a la fidelidad a los desconfiados, convenciéndolos con sus razones, disuadiéndolos de las malas intenciones que encubrían muchos que se les conocía deseo de reunirse a los insurgentes y asistiendo a los Cabildos y Consejos de Guerra a que era llamado para acordar con su prudencia el mejor éxito que al fin se consiguió, tocándole mucha parte a este buen Ministro de la pacificación del Perú”, según la documentación del historiador salteño Luis Güemes.

      Otros historiadores sostienen que, en Buenos Aires, Martín Miguel fue alumno del Colegio de San Carlos y que uno de sus compañeros habría sido Andrés Pacheco de Melo, salteño que fue diputado por Chichas al Congreso de Tucumán en 1816. Todo esto echa por tierra los infundios que activaron José María Paz o Bartolomé Mitre para presentarlo como una suerte de deportista de la violencia de masas sin contenido ni formación.

      Cuenta el historiador Cornejo que “a fines del siglo xviii se encontraban destacadas en Salta algunas compañías pertenecientes a regimientos de Buenos Aires. Así, en 1787, figura el Regimiento de Extremadura. También aparece el de Dragones”, y sintetiza: “En 1790 encontrábase la 7ª Compañía del 3er. Batallón del Rey, ‘Fixo’ de Buenos Aires, destacada en Salta”. Ese iba a ser, en cierto modo, el lugar en el mundo de Martín Miguel durante varios años.

      En aquellos años, Salta era el centro por el cual pasaban los caminos que llevaban al Alto y Bajo Perú, a Chile, a Paraguay por las adyacencias fronterizas con Bolivia o a los ríos Uruguay y Paraná. Martín Miguel era ese muchacho temerario que iba a las quebradas del Toro, de Humahuaca, de Conchas o Escoipe, los valles de Lerma, el Calchaquí, de Siancas y atravesaba cerros, selva, montes, ríos y arroyos, mientras escuchaba la música del viento cuando la gente de los pueblos recibía a los soldados y los asistían solidarios. “Al frente de los ríos y la espina / y del tembladeral alucinado, / jefe de sombras por la noche pasas / mojado en su silencio como un astro”, lo trajo a nuestros días el poeta Jaime Dávalos en su Canto a Güemes.

      Juana Manuela Gorriti lo describió de un modo majestuoso, destinado a ser recuperado por la historia en cualquier punto de su trayecto: “Un guerrero alto, esbelto y de admirable apostura. Una magnífica cabellera negra de largos bucles y una barba rizada y brillante cuadraban su hermoso rostro de perfil griego y de expresión dulce y benigna [...]. A su lado, pendiente de largos tiros, una espada fina y corva, semejante a un alfanje, brillaba a los rayos del sol como orgullosa de pertenecer a tan hermoso dueño”. Sin dudas, los hombres perduran en el tiempo también por el imaginario que el arte hace de su figura.

      1 Atilio Cornejo es considerado uno de los máximos historiadores salteños, junto a Bernardo Frías. Su Historia de Güemes se conoció en 1944 y es un clásico.

      2 Manuel Antonio de Castro, educador de Güemes, fue redactor de La Gazeta de Buenos Aires, que fundó Mariano Moreno el 7 de junio de 1810. Nació en Salta en 1772, estudió en la Universidad de Córdoba y se doctoró en jurisprudencia en Charcas junto a Mariano Moreno, con quien luchó el 25 de mayo de 1810. También fue director del periódico El Observador Americano, gobernador de Córdoba y presidente del Supremo Tribunal de Justicia, donde redactó el Código de Procedimientos de 1821. En 1816 editó la crónica de las sesiones del Congreso de Tucumán. En 1817 colaboró en la búsqueda de ayuda para Güemes en Salta. Fue redactor de la Constitución unitaria de 1826. Falleció en Buenos Aires en 1832.

      3 Luis Oscar Colmenares: Martín Güemes. El héroe mártir, Buenos Aires, Ediciones Ciudad Argentina, 1998, p. 18. Citado por el coronel (R) Lic. Miguel Ángel Huergo en “General Don Martín Miguel de Güemes: Conductor Militar”. Disponible en colegiomilitar.mil.ar

      4 Bernardo Frías: Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina, tomo I, Buenos Aires, Depalma, 1971, p. 113.

      La hazaña

      Tomar un barco inglés a caballo

      Martín Miguel partió en 1805 a Buenos Aires para integrarse al Regimiento Fijo y completar sus cursos militares. Además, tenía la misión de acompañar a cuatro músicos salteños que iban a estudiar a la ciudad porteña. Los jóvenes se alojaron en el cuartel del Regimiento de Dragones, en momentos en que el virrey Rafael de Sobremonte y miembros del gobierno comenzaban a percibir el temor de una ofensiva inglesa en el Río de la Plata. Los rumores y noticias que venían del viejo al nuevo mundo animaban sus conjeturas.


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