Mercado teatral y cadena de valor. Raúl Santiago Algán

Mercado teatral y cadena de valor - Raúl Santiago Algán


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      Me atrevo a decir que Buenos Aires es, actualmente, una de las capitales con más desarrollo de teatro Independiente en el mundo. Un teatro soberano que nutre y se nutre del teatro empresarial (comercial) y el oficial. Somos merecedores de ese impulso creativo, pero es hora de avanzar unas cuantas millas más para lograr la seducción de un teatro acorde al siglo XXI.

      Llegó el momento de entrar y ahondar en un nuevo paradigma para con el teatro, “la vela que nos falta”, la del productor ejecutivo en el teatro independiente. Justo y necesario. Y será el que, componiendo y ocupándose del diseño de la producción, tenga la visión y función para desarrollar mayores riquezas del hecho escénico para quienes hacemos, en conjunto y de manera colaborativa, teatro.

      Profundizar sobre los derechos, las leyes y los roles nos ayudará, para sumar desde esta nueva etapa y de forma ordenada, a la mejora de la escena teatral. Son necesarios un pensamiento académico y a la vez experiencias actualizadas para ir descubriendo y darle sentido a este nuevo o renovado rol.

      Estudiemos, trabajemos, colaboremos entre nosotros y si este libro te inspira para sumarte como productor en esta aventura, más que bienvenido serás en la odisea.

      Por el arte del presente, por el camino recorrido, por todo lo que está por venir, solo me queda decir que es un orgullo y honor personal ser el prologuista de tan poderoso estudio. El trabajo que encontrarán aquí es importante, justo y necesario.

      Buena lectura,

      Alejandro Casavalle

      Estudio preliminar

      Es un orgullo para nosotros que aparezca este libro por lo necesario que era revisar la terminología de nuestra actividad. Además, tener la posibilidad de redactar este estudio preliminar donde poner en relieve la importancia del mercado teatral en la Ciudad de Buenos Aires, en la actualidad y haciendo un recorrido muy enriquecedor, es sumamente gratificante.

      Algán refiere que la figura del productor se remonta al teatro griego. En línea con eso, deberíamos también considerar que hace casi cinco siglos se inauguraba la era del teatro profesional. La existencia de las actividades profesionales de los cómicos de la Commedia dell’Arte se confirma, según John Russell Brown, con el registro del primer contrato firmado el 25 de febrero de 1545, en el cual se le otorgaba a un grupo de hombres el derecho a viajar y realizar representaciones de comedia a cambio de dinero. Siguiendo esa línea histórica, es llamativo que no se haya logrado construir un corpus académico para abstraerse de esta profesión, como observa el autor; y que en el mercado teatral porteño todavía no se encuentre totalmente reconocido este rol, mayormente en la actividad del circuito alternativo. Así, concepciones y teorías diversas se desarrollan, se confrontan y son puestas en relación en este trabajo para dar paso a un nuevo discurso.

      La bibliografía ha sido leída desde distintos aspectos y, al reordenarla sobre ciertas áreas que hacen a la producción y la gestión, es problematizada. Estamos frente a un trabajo de investigación y análisis de un apasionado en la materia, que logra transmitir la praxis y la teoría, con un lenguaje ameno y comprensible.

      En el primer capítulo el autor nos invita a reflexionar sobre el enfoque antropológico, el enfoque económico, el valor de la cultura y el teatro como campo simbólico, temas que creíamos estudiados. Sin embargo, ya desde esta primera parte, la lectura es distinta y el planteo se torna reflexivo. Al finalizar nos invita a compartir la síntesis de los temas tratados en un resumen. Esta modalidad tan dinámica de poder tener un “En resumen” se repite en los demás capítulos. En el segundo capítulo, los protagonistas son los organismos, sociedades, asociaciones e instituciones relacionadas con las artes escénicas. Se describe su origen, el marco legal y el contexto en el cual fueron creadas junto con un repaso exhaustivo del momento histórico. La estrella del libro se encuentra en el tercer capítulo: es la propuesta de la cadena de valor, que abarca desde el intangible creativo al público objetivo, atravesando las diferentes etapas de un proyecto escénico.

      El riesgo y la riqueza de este texto residen en las otras lecturas que se hacen de algunos términos y desde qué marcos teóricos se los presenta. Se proponen categorías nuevas, ajustadas a un lenguaje más representativo de las artes escénicas. El texto invita a tomar contacto y reencontrarse con autores muy disímiles y variados. Brinda datos y números precisos de la actividad, los relaciona y los vincula para sostener y confirmar sus argumentaciones. Algunos conceptos que manejamos los que nos dedicamos a la formación en producción o en gestión de las artes escénicas están muy bien desarrollados, lo que permite resignificar algunas terminologías utilizadas a lo largo de estos años. Aquí se encuentra el gran aporte de este libro a nuestra actividad como formadores: darnos conceptos reflexionados para poder facilitarle a nuestros estudiantes el acceso a la actividad teatral. Objeta términos como el de distribución y corrige argumentando válidamente por qué es erróneo el uso de esa categoría. Amalgama terminología técnica con un lenguaje y saberes silvestres, dando ejemplos de la vida cotidiana con usos, costumbres y regularidades que suceden a diario. Se realiza las preguntas pertinentes que seguramente van a promover la reflexión y una inmediata puesta en acción.

      El autor también nos trae el concepto de ciudadanía cultural, que refiere a que es necesario que todas las personas tengan derecho y acceso a los bienes culturales, tanto materiales como simbólicos. Hay que entenderlo como un propósito que posibilita la actuación de los individuos de manera responsable y construyendo en pos del interés común. Así, este trabajo es un aporte y funciona como un material de formación con un estilo académico para un público amplio.

      Las voces escritas y las voces fuentes que fueron entrevistadas y que autorizaron estar presentes aquí permiten observar cabalmente el estado de situación actual y, de alguna manera, abrevan para reflexionar y pensar la actividad a futuro, atender cada sugerencia para así modificar y hacer crecer el sector de las artes escénicas.

      Las consideraciones finales, a modo de cierre, con toda la recopilación presentada de los agentes que la integran, nos obligan nuevamente a repensar el mercado teatral en la Ciudad de Buenos Aires. Comprender que la profesionalización no es un objetivo, es una forma de trabajo, como se plantea.

      Este libro escrito por Raúl S. Algán, colega y amigo, será de gran utilidad para todos los lectores que estamos relacionados con el ámbito de las artes escénicas. Y para los que no, será un libro de consulta, sin lugar a duda.

      Miguel Ludueña

      Paula Travnik

      agosto de 2019

      1. La cultura como paradigma, el teatro como campo


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