Éramos iglesia… en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973. Michael Ramminger
y no simplemente un proyecto tradicional de asistencia y manejo. Entonces fuimos invitados –pertenezco a los sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesucristo–. Nuestro superior general es desde hace dos meses un alemán. En las reuniones de los sacerdotes de la zona sur, que era la parte más popular en Santiago, estábamos preocupados por las elecciones que estaban en camino entre la derecha y la izquierda. Había tres proyectos: por la continuación del proyecto de Frei a través del candidato Tomic; el proyecto de la derecha con Alessandri y el proyecto de izquierda con Salvador Allende. Discutíamos especialmente contra el apoyo a la derecha. Veíamos más valores cristianos en el socialismo que en capitalismo. Y esto nos unió para visitar a Allende y decir –estamos contigo– y después lo apoyamos con una declaración de 80 sacerdotes, sobre la participación de los cristianos en la construcción del socialismo. Esta fue un poco la expresión pública del proyecto de un grupo de cristianos que optaron por el socialismo. Y en este ambiente electoral en que se estaba, cayó muy mal a la Iglesia oficial. (Entrevista Leemrijse 2015).
Ocho meses después del triunfo de la Unidad Popular en las elecciones del 4 de septiembre 1970, se reunieron 80 sacerdotes del 14 al 16 de abril de 1971 en una jornada: «La participación de los cristianos en la construcción del socialismo». Sergio Torres cuenta que muchos de ellos se conocían de antes, algunos desde el seminario, otros por haber participado en jornadas u otras reuniones25. La mayoría de ellos, al igual que los militantes de la Iglesia Joven, vivían en las poblaciones de Santiago y de otras partes, como ellos mismos lo dicen en su conferencia de prensa26. La situación y las experiencias que dieron origen a la fundación del Grupo de los 80 se reflejan muy gráficamente en el siguiente trozo de una carta de Esteban Gumucio:
Sólo en lo que va de esta semana me he encontrado con quince familias en situación de hambre. A lo largo de los seis años en que he vivido en esta población marginal los casos de miseria absoluta son varios cientos. Sé que son mucho más numerosos aquellos que no han entrado en mi órbita personal, pero no es la cantidad lo que en este momento me impresiona, sino esa condición de ser hombre callado, indefenso, casi institucionalizado y aceptado como normal… El fantasma del hambre está siempre presente y actuante en la imaginación... Otro caso. Hace una semana le pregunté a una persona al pasar: «Qué le pasa, amigo, que tiene los tobillos hinchados». El amigo lleva cuatro días viajando a pie desde el paradero 18 hasta la calle Huérfanos (le calculo unos 25 kilómetros diarios). Hace cuatro meses que está cesante. La esposa está en el octavo mes de embarazo. La guagua de año y medio necesita leche. No puede darse el lujo mi amigo de gastar Escudos 0,90 en microbus, cuando… puede comprar algo de leche para la guagua. Si no va a la calle Huérfanos no tendrá sus papeles necesarios para encontrar trabajo. Me lo imagino anónimo, silencioso y desapercibido entre el río de gente que camina por Huérfanos entre Estado y Ahumada. Nadie sabrá jamás cuánta hambre y miedo reflejarán las elegantes vidrieras del centro santiaguino. Mi amigo es tan silencioso y tímido, que si no es por sus tobillos hinchados, nadie sabría que ya lo ha vendido todo, que no tiene casa, que sólo come pan y bebe té para dar la leche a la guagua, etc. y ¿por qué está en esta situación? Simplemente porque se cerró la panadería donde trabajaba como repartidor. Posiblemente mi amigo encontrará trabajo, si no lo coge la T.B.C. Pero una cosa es segura: este hombre quedará para siempre con el miedo de quedar cesante. Estará dispuesto a doblar el espinazo y a comer mierda, si es necesario, si así se lo mandan sus patrones. Este, como muchos otros miles de chilenos, se venderá a cualquier politiquero de derecha o izquierda que le dé de comer. El miedo lo hará agitar banderitas de cualquier color, en honor de cualquier candidato... Bueno, yo pienso que este miedo es inconsciente o conscientemente explotado por el sistema capitalista, encarnado concretamente en la dirección de las industrias y fuentes de trabajo. No digo que todas, pero sí la mayoría de las industrias y empresas capitalistas, a partir de este miedo establecen un régimen de terror... Bajo apariencias pacíficas los obreros de Chile están viviendo un régimen de terror. Frente a la «violencia institucionalizada», peor que cualquier violencia episódica tan cacareada por la prensa, yo creo que el Evangelio nos pide en el ámbito personal una revisión bien a fondo de «nuestros miedos personales». Si no los vemos claros en nosotros mismos no podremos ser ministros de liberación, cualquiera que sea nuestra vocación y nuestro juicio político… ESTEBAN GUMUCIO, ss.cc. Párroco de la Parroquia S. Pedro y. S. Pablo, Población Joao Goulart27 .
Tres temas principales resultaron del encuentro: 1. La evolución del movimiento obrero en Chile y el análisis económico político del programa de la Unidad Popular. 2. Bajo la pregunta por la participación de los cristianos en la construcción de socialismo, se trataron los temas «iglesia, sacerdotes y política» y «marxismo y cristianismo en América Latina. 3. Se trataron preguntas prácticas y programáticas como «Socialismo y pastoral». Al final hubo una extensa discusión sobre cómo seguir en adelante y sobre si se debía o no constituir un grupo formal. Pablo Richard escribe28 que dirigentes sindicales, economistas, políticos y teólogos acompañaron la jornada. Entre otros los acompañantes pudieron ser Oscar Garretón, Oscar Torres, Franz Hinkelammert y Gustavo Gutiérrez, del Perú.
La declaración
El encuentro terminó con una declaración de prensa el 16 de abril en la que se presentaron públicamente los resultados de la jornada. Tan grande era el interés, que muchos diarios y revistas de Santiago la comentaron o imprimieron29. El grupo deja en claro en su declaración que tiene al capitalismo dependiente por la causa de la desigualdad y la explotación en Chile y que el socialismo, esto es, la socialización de los medios de producción, de las materias primas nacionales y de los bancos, abre el camino para superar esa situación:
Hay una causa clara y precisa de esta situación: el sistema capitalista, producto de la dominación del imperialismo extranjero y mantenido por las clases dominantes del país (…) Una situación tal no puede tolerarse por más tiempo. Constatamos la esperanza que significa para las masas trabajadoras la llegada al poder del Gobierno Popular y su acción decidida en favor de la construcción del socialismo... En efecto, el socialismo, caracterizado por la apropiación social de los medios de producción, abre el camino a una nueva economía que posibilita un desarrollo autónomo y más acelerado, así como superar la división de la sociedad en clases antagónicas30.
Dan como fundamento de su declaración que no ven ninguna incompatibilidad entre cristianismo y socialismo, antes por el contrario, ven que el amor al prójimo y del Dios liberador se actualiza en la actual opción por el proyecto de la Unidad Popular:
Nos sentimos comprometidos en este proceso en marcha y queremos contribuir a su éxito. La razón profunda de este compromiso es nuestra fe en Jesucristo, que se ahonda, renueva y toma cuerpo según las circunstancias históricas. Ser cristiano es ser solidario. Ser solidario en estos momentos en Chile es participar en el proyecto histórico que su pueblo se ha trazado. Como cristianos no vemos incompatibilidad entre cristianismo y socialismo.
Se ocupan luego de las diferencias históricas entre marxistas y cristianos: por un lado reconocen que la Iglesia está implicada con el poder, y por otro lado, se dirigen a los marxistas emplazándolos a revisar su manera de entender la religión y a considerar la posibilidad de una praxis común. Dicen que esta praxis ya existe, aunque esté en sus meros comienzos. Esta consideración estaba respaldada por el hecho de que la mayor parte de los participantes en la jornada vivían y trabajaban en las poblaciones de la periferia de Santiago y de otras ciudades de Chile. En cuanto a la tarea común de asegurar el proyecto socialista en Chile, ven ante todo la necesidad del trabajo de base, esto es, la de construir «en la base una nueva cultura» acorde con «los valores genuinos del pueblo». Ven con una cierta inquietud que la movilización del pueblo es todavía insuficiente en razón de la resistencia de los privilegiados, y caracterizan la situación actual como una «hora llena de peligros, pero también de esperanzas».
La reacción de la Iglesia chilena
Simultáneamente con este encuentro, tenía lugar en Temuco la asamblea plenaria del episcopado chileno que reaccionó ante el encuentro con una declaración propia el 22 de abril31. Los obispos se expresan discretamente, pero con determinación, sobre la iniciativa