Pasiones lacanianas. Patricia Moraga

Pasiones lacanianas - Patricia Moraga


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la diferencia entre afecto y expresión. Freud plantea que hay algo del viviente que queda enlazado al Otro y que es la fuente de toda la dependencia futura, de los motivos morales; que el sujeto necesita al Otro por una cuestión de supervivencia. Pero ahí mismo plantea que hay un resto no traducible por la palabra que queda ligado al cuerpo y que eso, muchos años más tarde, va a ser el carozo de la repetición. Me parece que va en la línea de lo que estás transmitiendo.

      Graciela Brodsky: El problema, efectivamente, es equiparar «eso» que no pasa a través de la palabra con un afecto que no puede ser expresado. O, más precisamente, suponer que lo indecible se dice por otros medios, no verbales, y que el afecto es el lenguaje que expresa lo indecible. Esto llevaría entonces a interpretar el afecto para restituirle un dicho a lo indecible. Pero con esto no se sale del terreno del afecto como expresión. Incluso del afecto como mensaje.

      Si quisiéramos rastrear por dónde sigue Lacan la huella de lo indecible, en lugar de ir por el camino de los afectos, deberíamos seguir algunas pistas en el curso Donc, de Jacques-Alain Miller. Allí leerán que Lacan busca la huella de lo indecible en los callejones sin salida de la formalización. Lo busca en las paradojas de la lógica, no en el terreno de lo afectivo.

      Graciela Brodsky: Es un terreno en el cual nos vamos a tener que detener más adelante, lo que hace de bisagra entre afecto y pulsión. Lacan intenta decir algo sobre eso en «Televisión» cuando hace el listado de esos afectos que vincula con el objeto a.

      Tengo la impresión de que, sin proponernos, llegamos a un punto interesante. Podríamos formular la siguiente hipótesis: cada una de las versiones que Lacan da de los afectos es un intento de abordar eso que queda por fuera de la función y el campo de la palabra y del lenguaje, eso indecible en la experiencia analítica. Podríamos pensar que el tema de los afectos en Lacan está articulado desde el inicio, desde el Seminario 1, al problema de lo indecible. Es una hipótesis a demostrar.

      Sentimiento

      El otro concepto respecto del cual Lacan distingue el afecto es el sentimiento. La emoción está siempre ligada a la agitación corporal. El sentimiento, en cambio, está en la vereda de enfrente porque es subjetivo, depende del lenguaje. Sentimiento y sentimental tienen la misma raíz que sensación y sensibilidad: sens, lo que indica su dependencia del sentido. Así como la emoción está vinculada a la agitación corporal, el sentimiento está vinculado al sentido. A tal punto, que creo que Miller dice, comentando a Lacan, que el sentimiento depende de tal manera del discurso, de la lengua compartida, que un sentimiento solo existe a condición de que exista la palabra que lo nombra. Eso es la cara opuesta a la expresión. La expresión no depende de la lengua, mientras que el sentimiento depende exclusivamente de la lengua y del sentido que uno le da. En esa dimensión, el sentimiento es inobjetable; si alguien dice: «estoy triste» o «me siento triste», no se ve de qué serviría decirle que no lo está. Es del orden de la inmediatez de lo vivido, es subjetivo y no dialéctico. Conocen tal vez los juegos de palabras que Lacan hace con el sentimiento. Sentimiento en francés se escribe sentiment. Lacan separa la palabra, poniendo de un lado lo que es del orden de lo que se siente, de lo sentido y del sentido, y del otro, el ment, miente, o sea que el sentimiento miente.

      El otro juego de palabras es poner el sentimiento del lado de lo mental. Si siguen la línea que estamos tratando de abordar, verán que de este modo lo separa del cuerpo en la medida en que es el senti-mental.

      A diferencia de la emoción que va del lado de la moción y de motilidad. Moción, motilidad, emoción, todo eso forma parte del mismo contexto semántico que refiere al movimiento, mientras que el sentimiento viene del lado del sens, es decir, del sentido y de lo mental.

      Por lo tanto, partiendo de estas distinciones, el afecto no es emoción y tampoco sentimiento. La sorpresa que nos depara Lacan consiste en pasar del campo del afecto al campo de la pasión. Esto supone un doble movimiento: salir del campo subjetivo del sentido, salir del campo expresivo de la emoción, y pasar al terreno de la ética.

      Pasión

      Pasión no es solo apasionamiento. Para ubicar el contexto de la pasión en Lacan les recomiendo leer, en el curso de Jacques-Alain Miller Los signos del goce, el capítulo «La pasión del neurótico». Piensen, por ejemplo, en lo que se conoce como «la pasión de Cristo». La pasión de Cristo, las estaciones de la pasión, es el recorrido de Cristo cargando la cruz. La pasión es una manera de nombrar lo que afecta al sujeto, y en este caso lo que afecta al sujeto es una carga bastante dura de transportar. Cuando se habla de pasión se trata de una mezcla: es un sufrimiento que no está desprovisto de placer, de satisfacción, en última instancia, de goce, en tanto el goce es una satisfacción que se padece. No es una satisfacción, como dice Lacan, del orden de «el domingo de la vida». Podríamos decir que no se trata de una expresión exaltada, sino de un padecimiento sospechoso.

      La primera formulación que presenta Lacan en el Seminario 1 respecto de esa cruz que carga el sujeto la encontramos en el mismo capítulo en el que introduce las pasiones del ser. Se trata de la palabra, del peso de la palabra.

      La palabra… Algunos años después Lacan va a presentar las leyes del lenguaje: metáfora y metonimia. Pero acá plantea lo que él llama las desgracias del ser. Se trata de un modo de nombrar aquello que el ser carga; y lo refiere estrictamente a las propiedades de la palabra: la palabra es ambigua, induce al error; los objetos no calzan en las palabras, la palabra no es la expresión de la cosa. Eso proporciona el título al capítulo «La verdad se caza en la equivocación». Lacan coloca las desgracias del ser, es decir, aquello que condena al ser y lo humaniza al mismo tiempo, en esta función y en el campo de la palabra. Básicamente en la ambigüedad, el error y la equivocación; por eso después habla del acto fallido, el lapsus y el sueño, en el marco precisamente de lo indecible en la palabra. Lacan destaca que por su estructura misma la palabra no nombra la cosa y solo la roza en el lapsus, en el acto fallido o en el sueño. Se la caza en la equivocación. Esto permite entender que, ya en el registro primerísimo de la palabra, lo que le interesa a Lacan es la palabra en tanto no puede atrapar lo que no puede decirse, no puede atrapar la cosa. En este contexto la palabra es la causa de las desgracias del ser, es aquello de lo cual el ser padece.

      Intervención: Si volvemos al principio de la clase, cuando Freud trabaja el chiste lo ubica de manera diferente al lapsus, el acto fallido o el sueño. El error juega con el malentendido; en vez de ser un padecimiento es otra cosa.

      Graciela Brodsky: Como ven, el chiste tiene más de una arista por donde captar nuestro interés cuando ponemos la mira en los afectos.

      Tenemos entonces ubicado lo que la palabra no dice, lo que es la estructura de la palabra que no sirve para nombrar la cosa: de eso padece el sujeto. Se trata de lo que más adelante, en «La dirección de la cura…», o sea en el 58, va a aparecer explícitamente como «la pasión del significante»: el sujeto padece el significante, carga con él. Pasión comparte la familia de palabras con padecer. La pasión del significante es el padecimiento que el significante introduce en el viviente transformándolo en sujeto, es decir que el efecto del significante es una pérdida del ser. La dialéctica de la alienación, en el Seminario 11, ilustra bien este punto. En el Seminario 1, la palabra es la desgracia del ser.

      Amor, odio e ignorancia

      Ahora bien, si el ser padece por la palabra, entonces, ¿qué son estas pasiones: amor, odio e ignorancia? Hay que tener en cuenta que a la altura del Seminario 1 el objetivo del análisis es la realización del ser. El ser se realiza. Esto quiere decir que en el análisis encontramos un ser en potencia, no en acto.

      Si bien en el Seminario 1 el ser se realiza en el análisis, no hay que confundir esto con la falta en ser; no estamos en ese terreno. Habrá que esperar cuatro años, hasta el 58, para que ese ser en potencia que se realiza en la cura –porque el advenimiento del ser


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