Creando una mente psicoanalítica. Fred Busch

Creando una mente psicoanalítica - Fred Busch


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cambiar el término antes que seguir alentando la confusión.

PARTE 1 Los cambios de paradigma

      Capítulo 2

      El saber psicoanalítico como

      proceso y como estado

      Conocimiento del proceso

      Un hombre de 32 años de edad, muy viril, aunque inhibido, comienza una sesión de su análisis preguntándose si me he dado cuenta de que cojea. Luego explica que se ha esguinzado el tobillo jugando al fútbol y después asocia con lo que no ha tenido: ni sueños ni pensamientos relacionados con la sesión anterior. Explica en detalle que se lastimó en el juego tratando de patear pelotas que de ningún modo podía alcanzar. Se encontró preguntándose por qué lo había hecho, y luego notó que, mientras se dirigía a mí, se preguntaba “si lo que decía tenía importancia o no era nada”.

      F.B.: ¿Tratando de alcanzar algo o nada?

      Esta frase llevó al paciente a pensar en el tiempo en que tenía unos 10 años y, echado en la cama, sentía que la habitación se achicaba pero a la vez se alargaba, como ocurre con una banda elástica cuando se la estira y los lados se acercan. Dijo: “Daba miedo. (Pausa) Ahora no estoy seguro de haberlo experimentado. ¿Acaso lo pensé siquiera?”

      F.B.: Era algo o nada… es difícil saber si lo que trataba de alcanzar pudo dejarlo lastimado.

      Quisiera hacer notar que mi intervención en esta breve viñeta formula un importante interrogante clínico respecto de cómo pensamos el proceso curativo en el psicoanálisis. Paso a describir lo que encuentro significativo.

      El analizando inicia la sesión asegurándose de que noto que está dañado. Luego su mente se desliza a la carencia de pensamientos y tenemos entonces estos pensamientos no pensados. Los pensamientos, ¿duelen? Jugando al fútbol, se lastimó tratando de alcanzar algo que no estaba ahí; la “pelota sin pelota”. Luego cavila acerca de si lo que dijo es algo o nada. De otra manera, hemos vuelto a los pensamientos no pensados. Mi intervención intenta capturar este proceso, que creo contiene una pregunta sin representación; es decir, estos pensamientos peligrosos del “no ahí”, ¿pueden pensarse?

       Nueva perspectiva de un viejo interrogante

      ¿Qué esperamos que nuestro paciente haya desarrollado al final de un tratamiento psicoanalítico “lo suficientemente bueno”? Lo que se nos ha enseñado a la mayoría de los psicoanalistas en la comunidad internacional respecto de nuestra práctica es que lo que más le urge conocer al paciente es su inconsciente. Nuestra teoría básica sugiere que cuantos más elementos inconscientes devengan conscientes, menor es la probabilidad de que se manifiesten en acto. Por cierto, esta perspectiva no carece de mérito. Sin embargo, debemos considerar otra: el proceso del saber es tan importante como lo que se sabe. La tesis que subyace la creación de una mente psicoanalítica es que lo que se logra en un tratamiento psicoanalítico relativamente exitoso es un modo de saber, no simplemente el hecho de saber. Mi experiencia con pacientes en reanálisis es que a menudo vienen sabiendo mucho pero no saben cómo se llega a saber. Se encuentran atrapados en lo que aprendieron de su/s exanalista/s pero no pueden continuar creciendo y desarrollándose cuando las exigencias de la vida los enfrentan a variaciones de angustias anteriores. Esto puede llevar a creer en un tipo de conocimiento que podríamos llamar intuición predecible, cuya expresión se observa en pacientes que, al escuchar una asociación sorprendente, dicen cosas como: “Oh, eso debe ser que está emergiendo mi padre (madre, hermana, hermano, etc.) crítico” o “Eso debe ser mi self fracturado” o “Mi parte homosexual”. Más que estimular el pensamiento, estas “intuiciones” lo detienen. Pueden convertirse en parte de una narrativa personal de autoengaño para protegerse de temores inconscientes y/o poner deseos en acto.

      Conocimiento del estado

      Respecto del conocimiento del estado, veamos lo siguiente. Cuando Max comenzó su análisis, se sobresaltaba cada vez que el analista se movía en su silla. Su cuerpo se tensionaba, se aceleraban los latidos de su corazón y apretaba los puños. Pasados cuatro años, Max ya no tiene registro auditivo consciente de los ruidos a sus espaldas. ¿Qué sucedió? Empezando por un recuerdo de cómo, cuando su madre comenzaba a beber por la tarde, de pronto se ponía a regañarlo por alguna falta de respeto imaginaria, gradualmente construimos una representación compleja (que incluía su ira proyectada y otros factores) de por qué estaba siempre preparado para ser atacado. A modo de ilustración visual, sugiero que, al entrar en análisis, los conflictos clave y las fantasías inconscientes son como ingresar a una habitación con dos puertas, una para entrar y la otra para salir. Cuando no hay obstáculos, el trayecto entre ambas es rápido y directo. Ahora imaginemos que se han colocado obstáculos en la habitación, de modo que es como ingresar a un laberinto. En este caso, llegar a la segunda puerta toma mucho tiempo e inclusive puede suceder que ni siquiera


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