Winnicott y Kohut - La intersubjetividad y los trastornos complejos. Carlos Nemirovsky
institucional. Aquí hay algunas cuestiones que puedo advertir en mí en esta transición: así como considero imprescindible a la institución psicoanalítica para la formación y el desarrollo profesional, por el momento no me planteo ser analista didáctico, a pesar de las posibilidades institucionales y seguramente de los antecedentes personales que lo harían posible. No creo que un análisis con carácter didáctico, como hoy está propuesto en las instituciones que así lo requieren, sea necesario. Adhiero, en este sentido, a las propuestas en cuanto a la formación de las asociaciones uruguaya y francesa. Cuatro años después de este escrito obtuve la función didáctica. Lo hice convencido de que desde el claustro didáctico podría colaborar a establecer un cambio en la concepción de esta función.
Un buen análisis, aceptado por la institución a la que pertenece el futuro candidato, podría ser suficiente. Volvamos a Guntrip (1975) cuando se pregunta con alguna ironía: “¿Hasta qué punto fue completo el resultado de nuestros propios análisis didácticos?”.
Estamos ante una compleja relación de análisis y poder. No me refiero al poder en términos de sometimiento a determinadas ideas o personas, sino al que necesariamente se ejerce más allá de la disposición del analista con función didáctica, por el hecho de pertenecer a una institución, que considera a ese dispositivo esencial para la transformación del candidato en analista.
El análisis es imprescindible para la formación de un analista; seguramente es el elemento más importante de los que integran el trípode formativo junto a la supervisión y los seminarios, pero el vínculo Institución/analista didáctico genera en ambos componentes de la pareja un límite, un escollo difícil de abordar desde el interior de esa relación. Muchos de nosotros recomendamos analistas –y lo hacemos cuidadosamente– con o sin función didáctica, para nuestros familiares (o para nosotros mismos) y podemos reconocer las bondades o no de estos análisis, por su proceso y resultado. ¿Por qué considerar el tratamiento analítico de un candidato de diferente manera?
Mi idea hoy es que acordar modalidades institucionales de un análisis, no necesariamente favorece nuestra formación, y como podría decir Serrat... prefiero un análisis a un didáctico, o un buen análisis, a otro organizado institucionalmente.
Respecto a la calidad de “completo” que Guntrip cuestiona, y a mi modo de ver, por la manera en que está planteado el análisis didáctico, es imposible que no sea incompleto, más allá de las características de la pareja terapéutica. Especialmente, así lo creo, porque por sus características, obstacularizará el análisis del poder: La institución, asociada al tratamiento analítico, no sólo será generadora de contratransferencias indirectas, sino que estará presente en la perspectiva de ambos participantes. El sello del poder institucional podrá devenir, a mi criterio, en un baluarte (en el sentido de los Baranger, 1969a) duro de soslayar.
1 Nos reconocíamos como psiquiatras “dinámicos”. El agregado de este “apellido” nos diferenciaba de los psiquiatras “clásicos”. Sin embargo, el concluir la residencia en el Policlínico, el Ministerio de Salud nos otorgaba el título de “Residente de Psicopatología” (sic) es decir que para el poder oficial de turno, no éramos “psiquiatras veros”. Vieja discusión sostenida hasta el presente. En este sentido, H. Ey (1978) comienza su libro En defensa de la psiquiatría diciendo: “...la psiquiatría es médica o no es [...] Mal que les pese a los que le reprochan serlo demasiado y prefieren que sea ‘moral’ o ‘antropológica’ o ‘psicológica’ o ‘psicoanalítica’ o ‘social’ hasta ‘política’, es decir que no sea nada [...] renunciando a tomar como su verdadero objeto la enfermedad mental, en la estricta realidad de su estructura psicopatológica”. Un enfoque diferente es el de Gabbard, G. ( 2000) quien titula su libro Psiquiatría psicodinámica en la práctica clínica y plantea en su prefacio: “…la psiquiatría psicodinámica se ha convertido en forma progresiva en una real psiquiatría integrativa, que sintetiza lo biológico y lo psicosocial”. Me encuentro más cercano a esta última posición, reconociendo los extraordinarios méritos de Ey.
2 Así como cuando niño debí ponerme a prueba, frente a un dilema que como tal, era imposible de resolver, frente a la tan recurrente pregunta: “¿sos judío o argentino?”, el encuentro en alguna reunión social con quien espeta: “¿sos psiquiatra o psicoanalista?” a veces completada por “¿usas el diván o das medicamentos?”… siempre me deja perplejo. Hace algunos años trataba de explicar al insólito interlocutor, que no eran conceptos que se excluían necesariamente entre sí. Hoy pienso que, habitualmente, quien pregunta, no desea conocer la respuesta y si intentamos alguna seguramente, aburre.
3 Moguillansky, R. (1992) plantea que “Es mérito de Goldenberg la fundación del primer servicio de Psicopatología en un hospital general y la puesta en marcha del probablemente más serio programa de psiquiatría social que se ha hecho en este país. Impulsó el estudio epidemiológico en salud mental de mayor envergadura del área metropolitana. Hizo relevantes contribuciones a la organización y planificación de la salud mental en toda América Latina. Abrió una profunda senda en la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina, convirtiéndose en referente de una atención que se apartaba del manicomio […] con el regreso de la democracia, puso las bases de una educación médica distinta con la creación de la Cátedra de Salud Mental […] Los que estamos en APdeBA, además de la deuda personal que tenemos con él, reconocemos todo lo que le debe el psicoanálisis […] él contribuyó a poner a prueba nuestro instrumento en las patologías más graves, a la par que lo puso en contacto con enfoques interdisciplinarios. En la huella marcada por él, el psicoanálisis se amplió no sólo hacia patologías más severas, sino que estuvo al alcance de las capas de más bajos recursos económicos.”
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.