Autismo. Problemas cruciales para el psicoanálisis. Группа авторов
que está entre imaginario y real y que es un goce en el cuerpo, estrictamente vinculado al no-todo, al lugar como tal del no-todo. Y eso, tan indagado por el mismo Lacan desde el Seminario 21, llamándolo por ejemplo, un amor real, (así queda más romántico con la palabra “amor”, pero real es lo importante), le es algo esencial a partir de lo que surgió con el dispositivo de Freud, algo que él ubica solamente en relación a la posición del deseo del analista.
Y van a ver –yo creo– en los casos que discutirán hoy, esta cosa incomprensible. Habría que hacer un cuadro de los santos y santas que se dedican al tratamiento de los niños con autismo, con sus aires desvariados y sin saber muy bien qué hacer. Pero hay una eficacia. Escuchen. Yo los he leído, y están también los que publicó Marita Manzotti en su libro Clínica del autismo, con sus colaboradores. Creo que se podría entender mejor, leer mejor lo que sucede, si captamos cuando el niño, en ese clima de no-todo, verifica que su síntoma se puede emplear un poco más. No hay que quitar un síntoma que se llamaría autismo, ese lo tenemos todos, como ya lo sugirió bastante Luis. Pero cierta alegría, cierta risa, pequeños despertares gozosos en el niño van a ver que están exactamente cuando en un contexto no-todo se le puntúa que puede dar un paso más en el trabajo imaginario contra el traumatismo de lalangue. Eso no es para nada un retorno a las ideas de intentar crearle un cuerpo. No, es un trabajo vía el síntoma, y el síntoma según el último Lacan, el que no se reduce al goce de lalangue, el que “es el sexo al que no pertenezco”. Sin duda por unas inyecciones de amor real, por fuera de toda obscenidad del sentido (pleonasmo) se observa que puede haber modificaciones en un niño con autismo patente, y en los como uno, latentes.
ANGÉLICA MARCHESINI: Bueno, esto que dijo Juan Carlos Indart sobre el final es casi como una hipótesis acerca del tratamiento a seguir con el niño con autismo, la buena manera, es así cómo intervenir, incidir con un goce entre lo imaginario y lo real sobre este goce al que hacía referencia Luis en su exposición. Este goce que, quería preguntarte Luis en relación a lo que decía Indart, en relación a este fuera del cuerpo o en el cuerpo, ¿cómo ubicás este goce al que hacés referencia? La idea es ir conversando y escuchar las preguntas de ustedes, comentarios.
MARTÍN COTTONE: Soy de la Antena Córdoba. Quería preguntarle a Juan Carlos Indart si podía ampliar un poquito más la cuestión que me pareció muy interesante, agradezco desde ya los trabajos, esta diferenciación entre la buena y la mala manera de abordar lo real, si no entendí mal. Y después, pensaba también en el juego de palabras que hace Lacan cuando plantea el troumatismo de la lengua donde articula el trauma y el agujero, pensaba, el niño con autismo está traumatizado por la lengua pero es un trauma que no agujerea, que no hace el trou. Entonces pensaba si por ahí, por ese lado, podemos pensar la diferencia entre lo que sería la dimensión autista del goce, del goce al que se ve confrontado el niño con autismo, porque cuando hablamos del goce opaco del síntoma, ese goce opaco es efecto del traumatismo de lalangue, pero del traumatismo que agujereó, que hizo trou, en el niño con autismo no se produce ese efecto, no sé si pueden decir algo en relación a eso.
JUAN CARLOS INDART: Sí, muy rápidamente, traté en ese punto último que mencionaste de no ser tan drástico. Me parece que es mejor decir “ha habido”. Ha habido ciertos efectos de lalangue en el niño con autismo también. Se ha detenido todo porque ya hay una respuesta sintomática de hierro, si quieren. Para mí, es preferible considerar la variedad de autismos enfocándolos a nivel de los síntomas que hacen, es decir, que si hay síntoma, ya están elaborando ese agujeromatismo que les ha venido muy mal, como a todos. Es una elaboración muy precaria, lo que quieran, pero es porque eso está que los analistas pueden a partir de eso, buscar algo más de despliegue.
Voy a dar un ejemplo a partir de lo que leí en uno de los casos, rapidísimo, pero para que vean lo que querría transmitirles. Es un niño con autismo, y algo hace de pronto con una especie de autito que arrastra como un loco de aquí para allá. A una santa en la ocasión, que discute con otras santas también qué hacer, se le ocurre ir dibujándole al lado el camino, el borde del camino que hace este niño con ese auto. El niño queda en una sorpresa, y empieza rápidamente a operar y a manejar eso, y a mejorar. Yo lo que quiero es que no tomen distancia, porque la última enseñanza de Lacan nos permite soltarnos y ser autistas también. A mí me pasa lo mismo cuando voy en una autopista, por ejemplo, porque un riesgo del acelerador es su goce pulsional, fuera-de-cuerpo, y uno se puede estrellar, Para el niño ese manejo pulsional del autito lo pone loco, no sabe bien cómo manejar eso. A mí si hay bordes… si está bien pintada la ruta… eso me ayuda. Con esa línea, con esa escritura, un goce en-el-cuerpo se instala, justo en el lugar traumático. Es una cosa que se escribe, es un manejo de lo imaginario escrito y que se escribe. Bien, ese es un ejemplo para decir que entiendo muy bien a ese niño, a mí me pasa lo mismo, y la novedad para él es que con el imaginario corporal como síntoma, usándolo, puede comenzar a hacer algo más con los efectos de lalangue.
LUIS TUDANCA: La expresión “la buena manera” es una expresión de Lacan, está en el Seminario 23 en la primera clase y se refiere al uso posible singular del sinthome? Usarlo lógicamente hasta alcanzar su real y se supone que así apaga su sed, esa sería la buena manera. Si lo generalizamos, cada vez que uno hace algo de “la buena manera”, sería usar lógicamente el sinthome esa sería la definición que de Lacan en el Seminario 23, que efectivamente Eric Laurent ha usado muchísimo hablando de “la buena manera”, pero tiene ese antecedente, vamos a decirlo así, que es la parte en la que Lacan empieza a pensar qué es esta tarea de saber hacer allí con el sinthoma. La otra cuestión es, bueno, son maneras, por eso dije por aproximación, todo lo que traté de ir avanzando es por aproximación. El goce opaco es efecto del traumatismo de lalengua, se puede decir eso y se puede decir lo contrario, porque en la ficción teórica que yo tomé de “La tercera” Lacan dice lo contrario, lo que no significa que en un seminario siguiente pueda decir lo contrario de él mismo, siempre hay que ir avanzando un poco en tinieblas, pero efectivamente sacar las consecuencias, porque en esa ficción teórica lo opaco queda del lado de un cuerpo de antes que le llegue el goce, entonces, a partir de ahí Lacan hace esa construcción. Pero no hay que quedarse tampoco como que esa fuera la solución definitiva del tema, yo tomé hoy, como se dice, un sesgo, hay otras maneras.
Lo que me preguntaba Angélica de fuera del cuerpo, fuera de cuerpo yo lo leo como un afuera/dentro, hay que pensar en la banda de Moebius, ¿dónde empieza el goce de la zona erógena? ¿Está afuera o está adentro? No se sabe, porque precisamente es un borde topológico, así lo pensaba Lacan. Y eso sí es muy diferente a lo que Juanqui trabajó mucho más, que en Lacan termina siendo el goce en el cuerpo, que es un goce entre imaginario y real, mientras el otro es entre simbólico y real, así que sí, ahí tenemos una diferencia de la última enseñanza de Lacan, que efectivamente creo que Juanqui trabajó ese punto mucho más que yo, para pensar el autismo, que es qué pasa con lo imaginario. Y bueno, qué papel tiene lo imaginario, en relación a que eso no rompa la pantalla como dice Lacan también en “La tercera”.
ANGÉLICA MARCHESINI: Sí, otra cuestión más que en un tu presentación me hiciste pensar, y a partir de esta pregunta, la hipótesis del autismo de Eric Laurent es que ahí se produce una forclusión del agujero, entonces el niño con autismo tiene ese impulso, ese empuje a producir un agujero mediante algún forzamiento, mediante una automutilación, por ejemplo, para encontrar una salida a ese quantum, a ese exceso de goce, entonces ¿cómo interviene el analista? El riesgo es ese retorno de goce sobre el borde, pero si no hay agujero no hay borde que limite ese goce, entonces, me resultó muy interesante esto que dice Juan Carlos Indart hoy sobre esta relación al cuerpo entre simbólico e imaginario, porque tiene el niño con autismo el cuerpo pegado a ese objeto de goce, lo que se llama el objeto autista, que es fuera de cuerpo.
ADRIANA GARCÍA: Soy colaboradora de la Antena CABA Oeste, y trataba de articular la primera mesa con esta, y estaba pensando cómo ser hereje de la buena manera. Quienes trabajamos en Ciudad, y yo veo acá algunas compañeras del trabajo en Ciudad, recibimos permanentemente indicaciones de los neurólogos respecto de tratamientos de TCC indefectiblemente para los niños con autismo. Recientemente fuimos con Roxana Vogler, que es la coordinadora de la Antena CABA Oeste a una presentación con la película “Otras voces”, y conversando con los médicos una de las cosas que le decíamos a un psiquiatra es que el problema principal