Ser para crecer. Gabriela Greco

Ser para crecer - Gabriela Greco


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o lo limita. La habilidad para diferenciar nuestros juicios sobre nosotros mismos y la emoción que estos nos generan permite incluirlas en el proceso, favoreciendo la actitud aprendiente.

      • Enemigo #5. Incapacidad de corporizar.Tengo todo el conocimientoen mi cabeza.

      • Enemigo #6. Adicción a las respuestas.¿Cómo resuelvo esto? ¿Quétiempo me lleva?Vivir la incertidumbre con flexibilidad.

      • Enemigo #7. El tiempo.No tengo tiempo para esto…Expresiones que nos justifican ante nuestra inacción sobre aquello que elijo no hacer. Generar espacios de aprendizaje, observándolos como un proceso cuya oportunidad implica cultivar la paciencia.

      • Enemigo #8. No dar autoridad a otro para enseñar.Quién erespara…Reconocer que otro sabe más que yo y permitir que me enseñeabre otra posibilidad.

      • Enemigo #9.No puedo aprender dado quien soy. Vivir en un supuesto de conocimiento absoluto, incluso de nuestras profesiones.

      • Enemigo #10. Creer que saber es igual a tener la verdad.Estoseresuelve de tal manera porque es la única posible. Invalidar el saber de los otros sin cuestionar las certezas de mis ideas.

      • Enemigo #11. Confundir aprender con tener información.Leí todosobre este tema… ya lo sé. Permitirme una actitud reflexiva sobre misgenuinas competencias me relaciona con lo nuevo.

      • Enemigo #12. Ceguera cognitiva.Sé absolutamente todo. Abrirme a lo nuevo, observando esas sombras de mi saber que ni siquiera sabía que existían.

      • Enemigo #13. La incapacidad de desaprender.Para qué voy aescuchar, si es lo mismo de siempre.Desaprender lo aprendido, soltar paravolver a tomar.

      • Enemigo #14. Pensar o creer que los enemigos anteriores son aplicables para los otros, no para mí.

      Retomamos el pensamiento de Henry Adamo: “Quien sabe aprender, sabe suficiente”, para vincularnos con la palabra y su sentido. Aprender está compuesta significativamente por el prefijo a (sin) y prender (agarrar, tomar). En este sentido, APRENDO CUANDO SUELTO LO QUE TENGO.

      El modelo transformativo propone un conocimiento vivencial que permite aprender para transformar el SER, lo que involucra tres dominios: cuerpo, lenguaje y emociones. En cambio, el modelo tradicional limita el aprendizaje a un cuerpo teórico de conocimientos que se acumularán a lo largo de la vida para sustentar la razón, sin observar ni incluir corporalidad y emocionalidad.

      El aprendizaje comprendido desde la perspectiva transformativa nos permite realizar acciones que no podíamos efectuar en el pasado. Es en sí misma una estrategia de poder.

      Definimos como PODER a la relación entre acción y resultados, es la capacidad de accionar y generarlos. Si comparamos la capacidad de generar acción de una misma persona en dos momentos diferentes y detectamos un cambio significativo en el tiempo, estamos observando su aprendizaje. Aquello que en términos de acción efectiva antes no era posible, logra ser realizado después.

      Saber es hacer, así como hacer es saber. Aprender es poder hacer lo que no podíamos hacer antes. Cuando aprendemos, expandimos nuestra capacidad de acción por lo tanto incrementamos nuestro poder.

      Muchos factores pueden provocar un futuro diverso, el aprendizaje es uno. Diferenciarnos de cómo éramos en el pasado respecto a nuestra capacidad de acción nos ubica como seres humanos disímiles en el proceso del devenir.

       Recorrer el camino del aprendizaje

      Podemos recorrer el CAMINO DEL APRENDIZAJE, para el esto es necesario:

      1. Establecer una visión, la llegada a una meta en el futuro.

      2. Observar y reconocer la distancia o brecha entre nuestra realidad y la visión.

      3. Declarar genuinamente nuestra incompetencia temporal para alcanzar la visión.

      4. Comprometernos con el aprendizaje. Este compromiso nos llevará a generar otras acciones para aumentar las competencias. Dar permiso para cometer errores. Aceptar y buscar ayuda, como también considerar el tiempo y los recursos para recorrerlo.

      Lo esencial de la transformación se corresponde con nuestros compromisos, es decir, desde este modelo de aprendizaje, denominamos COMPROMISO a nuestra capacidad de elegir y accionar para alcanzar lo elegido.

      Elegir aprender, elegir sostener nuestra transformación, elegir sostener el proceso es el compromiso.

      Rafael Echeverría en su Ontología del Lenguaje señala la importancia de esta elección para un futuro diferente.

      “En las relaciones humanas, lo importante es… experimentar el ‘Tú’ como realmente un ‘Tú’, lo que significa, no pasar por alto su planteamiento y escuchar lo que tiene que decirnos. Para lograr esto, la apertura es necesaria. Pero ella existe, en último término, no solo para la persona que uno escucha, sino más bien, toda persona que escucha es fundamentalmente una persona abierta. Sin esta clase de apertura mutua no pueden existir relaciones humanas genuinas. El permanecer juntos siempre significa, también, ser capaces de escucharse mutuamente. Cuando dos personas se entienden, ello no significa que una «entiende» a la otra en el sentido de «escrutarla». De la misma forma, escuchar y obedecer a alguien no significa simplemente que nosotros accedamos ciegamente a los deseos del otro, A una persona así la llamamos esclavo. La apertura hacia el otro, por lo tanto, incluye el reconocimiento de que debo aceptar algunas cosas que van en mi contra, aun cuando no haya nadie que me lo pida”.Gadamer, Hans-Georg, 2005, p. 97 y 98)

      La disposición de apertura hacia los otros en la escucha es imprescindible en este proceso de aprendizaje, tal como lo sostiene Humberto Maturana cuando nos dice que “la aceptación del otro como un legítimo otro” es un requisito esencial del lenguaje. De esta manera, “Si no aceptamos al otro como un legítimo otro, el escuchar estará siempre limitado y se obstruirá la comunicación entre los seres humanos. Cada vez que rechazamos a otro, sea un socio, un cliente, un empleado, un competidor, un país, etcétera, restringimos nuestra capacidad de escuchar” sostiene Rafael Echeverría (2005), en su Ontología del Lenguaje y nos propone preguntarnos:

      ¿Qué circunstancias afectan esta apertura, considerada como un requisito fundamental para escuchar? Cada vez que ponemos en duda la legitimidad del otro; cada vez que nos planteamos como superiores al otro sobre la base de la religión, sexo, raza, (o cualquier otro factor que podamos utilizar para justificar posiciones de egocentrismo, de etnocentrismo, de chauvinismo, etcétera); cada vez que sostenemos tener un acceso privilegiado a la Verdad y a la Justicia; cada vez que presumimos que nuestra particular manera de ser es la mejor manera de ser; cada vez que nos olvidamos que somos solo un particular observador, dentro de un haz de infinitas posibilidades de observación; cada una de estas veces, nuestro escuchar se resiente. (p. 98)

      Te invitamos a reflexionar:

      • ¿Cómo te observas en la escucha?

      • ¿A quiénes no escuchas, pero hacerlo te generaría aprendizaje?

      • ¿Para qué no escucharlos?

      • ¿Tu escucha se limita a discursos coincidentes con tu verdad?

      • ¿Qué sucede con aquellas conversaciones que se cierran antes de escucharlas?

      • ¿En cuáles se limita tu aprendizaje por no escuchar?

      2. Cambio y transformación

      Cotidianamente empleamos estas palabras reconociendo en los ellos sentidos sinonímicos.

      Se denomina cambio al proceso mediante el que un determinado estado de las cosas se sucede a otro estado. A partir de esta noción básica, cada campo del saber humano adopta un concepto de cambio que le es propio. Así, puede hablarse del uso del término cambio en economía, biología, filosofía, etc. Cada una de estas variantes tiene particularidades que solo se explican en el contexto de ese saber.

      La filosofía


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