Ser para crecer. Gabriela Greco
Darnos permiso para cometer errores.
• Paciencia para continuar cuando otros abandonan.
Maturana sostiene que los organismos vivos viven gracias a la conservación, en un estado de continuo cambio. Además de sostener que el proceso es clave, nos regala una pregunta fundamental. La carencia de respuesta a esta pregunta y no actuar de modo coherente, es lo que en muchas ocasiones nos puede impedir adaptarnos. Entonces, nos propone: detenernos, pensarnos, generar un espacio de conversación con nosotros mismos para preguntarnos ¿qué deseamos cambiar para transformar nuestro ser?, ¿para qué elegir esa transformación? y ¿qué elegimos conservar?
Sin esta respuesta, nuestra adaptación y coherencia entre el ser – decir – hacer estarían comprometidos.
Rafael Echeverría en su Ontología del Lenguaje de las transformaciones históricas explica el proceso de transformación histórico:
La historia suele concebirse como la secuencia de las huellas dejadas por los acontecimientos ocurridos en el pasado. Sin embargo, sabemos que no todos los acontecimientos tienen el mismo impacto sobre el futuro, ni todos los momentos de la historia han sido igualmente fecundos en la producción de nuevas posibilidades. Algunos han sido más importantes que otros, y muy pocos han sido capaces de abrir largos períodos históricos para la humanidad.
Hace mucho tiempo, una de esas grandes transformaciones históricas tuvo lugar en la antigua Grecia. Alrededor del año 700 a.C, fue inventada una nueva forma de comunicación: el alfabeto. Este hecho tuvo consecuencias históricas trascendentales al crear las condiciones a partir de las cuales se generó un tipo de ser humano particular: el hombre y la mujer occidentales”.
La invención del alfabeto dio origen a cambios fundamentales en la sociedad. Nuestras nociones de educación, de sabiduría y de convivencia social fueron todas profundamente transformadas. Surgieron nuevas prácticas sociales. Los poetas se vieron pronto obligados a ceder a los filósofos la educación de la juventud. Se inventó la democracia. No obstante, los cambios quizás más importantes tuvieron lugar en un área menos visible: en la transformación de nuestras categorías “mentales”, en la manera en que los seres humanos piensan sobre ellos mismos y sobre el mundo.
Antes de la invención del alfabeto, los seres humanos vivían en lo que llamamos un «lenguaje del devenir». Lenguaje y acción estaban entonces estrechamente unidos. Se reconocía de manera natural que el hablar tenía el poder de hacer que ciertas cosas sucedieran; cosas que posiblemente no habrían acontecido, de no haber dicho alguien lo que dijo. Los poetas, los responsables entonces de la educación, cumplían con su función de enseñar relatando historias épicas o fábulas, narraciones sobre acciones realizadas por humanos, héroes y dioses. De esta forma, se sabía lo que era la piedad, el amor o la perfidia a través de las acciones realizadas por los personajes de esas historias. Por ejemplo, se accedía a la sabiduría obrando a la manera de aquellos a quienes la comunidad, a través de estos relatos, como en el caso de Ulises, consideraba sabios. Se aprendía la valentía obrando según aquellos que la comunidad, en sus historias, consideraba valientes, como Aquiles.(p. 14)
3. Compromiso y responsabilidad
“Algunas personas culpan a sus circunstancias por lo que son”.
–George Bernard Shaw
Las circunstancias emergen, cambian vertiginosamente, no siempre responden a nuestras expectativas ¿luchamos contra ellas? Seguramente, y sucumbimos en un historial de resultados no deseados. El coach ontológico es quien observa las conversaciones de un individuo u organización, propone interpretaciones alternativas y posibilita, en esta dinámica, crear nuevas circunstancias para alcanzar resultados diferentes.
“La gente que triunfa en este mundo es la que va en busca de las circunstancias que desea y si no las encuentra… las crea”.
–George Bernard Shaw
¿De qué manera te relacionas con tus actividades: por obligación o compromiso?
Piensa en tus actividades cotidianas, en aquellas involucradas en todos los ámbitos que componen tu vida: ¿cuáles realizas con compromiso y cuáles por obligación?
¿Qué entendemos por compromiso? ¿Y qué, por obligación?
En el modelo de comunicación tradicional le damos al término obligación un sentido similar, sinonímico, que a compromiso . Según la Real Academia de la Lengua Española, RAE, la palabra compromiso deriva del latín compromissum y es utilizada para describir una obligación que se ha contraído. En ocasiones, un compromiso es una promesa o una declaración de principios. Del mismo modo, el concepto de compromiso también puede hacer referencia a una dificultad, por ejemplo: Estoy en medio de un compromiso.
Según el concepto desarrollado, la obligación es parte o bien es el mismo compromiso, la RAE define obligación del latín ob-ligare que significa atar, dejar ligado, una situación en la cual una persona tiene que dar, hacer o no hacer algo. Se utiliza como sinónimo la expresión deber .
Obligación o elección
Te invitamos a reflexionar sobre lo siguiente:
¿Siempre elegimos?
¿Qué entiendes por compromiso? ¿De qué se trata?
¿Qué significa comprometerse o empeñar tu palabra?
¿Qué implica en tu vida el modo en que entiendes el compromiso?
¿Qué consecuencias te trae tu forma de comprometerte?
¿Qué relación mantienes con tus propios compromisos en tu vida?
¿Y con los compromisos que mantienes con los demás?
A veces elegimos qué hacer, otras veces elegimos no pagar el precio de hacerlo.
Existe un comportamiento generalizado entre las personas y las organizaciones, el de recorrer su existencia sin apreciar ni cuestionar los modelos mentales que los tienen, ni el lenguaje en el que viven o las redes conversacionales extendidas. Sin la oportunidad de pensarse, preguntarse con la consecuente carencia de resultados o improductividad. En una conversación o proceso de coaching, cada individuo, equipo u organización visibilizará aquellas recurrencias que, manifestadas en el ser y hacer histórico, limitan su productividad. Resultados diferentes requieren de acciones diferentes, que a su vez requieren personas diferentes.
Cuando hablamos de compromiso hacemos referencia a una promesa con, es decir, una relación integrada con promesa. La promesa me vincula con los demás y con el mundo, coordinando acciones.
El compromiso incluye la libertad en la cual se manifiesta nuestra elección, el poder de la elección, difiere a de la obligación, que se circunscribe en la negación de ese poder: cuando tomamos decisiones o nuestro hacer es producto de la obligación, en ciertas circunstancias, negamos la fuerza del compromiso, de la elección. Elegir desde nuestro interior empodera al observador que estamos siendo.
El compromiso es necesario para que las cosas sean diferentes, cambien y se manifieste un progreso.
No tenemos el mismo resultado porque no tenemos el mismo compromiso.
Hay personas y organizaciones, abiertas y dispuestas a encontrar posibilidades que difícilmente puedan ser encontradas por otras.
¿Dónde están nuestros límites?
EN NUESTRA CAPACIDAD