Ser para crecer. Gabriela Greco

Ser para crecer - Gabriela Greco


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a sus prisioneros, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.

      En esta sala, los hacían formar en círculo y les decía:

      –Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta. Detrás de esa puerta yo los estaré esperando.

      Todos elegían ser muertos por los arqueros.

      Al terminar la guerra, un soldado, que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano:

      –Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?

      –Dime, soldado.

      –Señor, ¿qué había detrás de la puerta?

      El rey contestó:

      –Ve y mira tú mismo.

      El soldado abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, entraron rayos de sol y la luz invadió el ambiente. Finalmente, sorprendido, descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad.

      El soldado, embelesado, miró a su rey, quien le dijo:

      –Yo les daba la oportunidad de hacer una elección, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esta puerta.

      Los grandes mitos de las diferentes culturas recrean a todos los seres humanos en la figura del héroe, quien diseña un camino desde su salida, atravesando obstáculos para llegar a su meta. No todos eligen abrir esa gran puerta de hierro para sentir la luz de la libertad.

      ¿Qué puertas aún no abriste? ¿Cómo salimos? ¿Para qué salir?

      La falta de resultados que desencadena frustración y tristeza nos distrae en este espacio incómodo, pero seguro y conocido. Mientras acampemos en este lugar el éxito no llegará. Nuestra incapacidad de salir del lugar donde estamos nos limita a más de lo mismo.

      El éxito es un constante éxodo.

       ¿Hacia dónde ir?

      Nuestra visión es un destino fértil. Hellen Keller (2008, p. 514), activista política sordociega estadounidense, plantea: “Peor que nacer ciega… Es tener vista, pero no visión”.

      La distinción de visión es el norte de nuestra brújula interna. En palabras de Alejandro Marchesán (2012, p. 110): “La visión se entiende como el compromiso con un logro que se visualiza y se declara antes que suceda”.

      La visión nos relaciona con un determinado logro, orientado por ese propósito expresado es una imagen, nuestra fotografía de futuro. Seguramente, no lo veremos en el presente, sin embargo, accionamos en relación con esa visión, construyendo un mundo de posibilidades desde el presente y en el lenguaje.

      También, según Marchesán: “La visión es aquella distinción que permite componer un futuro y no solo esperar pasivamente su ‘llegada’”. Diseñamos el futuro que elegimos a partir de esta visión. ¿Es seguro? La incertidumbre responde, ser conscientes de esto nos conecta con el cambio desde la posibilidad y la creatividad.

      La visión moviliza al ser humano, resta tristeza, convoca el futuro desde otra emocionalidad: la alegría.

      Es el momento de preguntarte:

      ¿Cuáles son tus sueños?

      ¿En qué visión poderosa podrías expresarlos?

      ¿Qué éxodo necesitas hacer?

      ¿Cuáles son las acciones que te conducen al logro?

      Si la responsabilidad y el compromiso no ordenan las acciones del presente, el futuro será más de lo mismo.

      Te invitamos a reflexionar:

      ¿En qué parte del camino te encuentras?

      ¿Qué conversaciones, emociones, resultados te detienen en este lugar?

      ¿Qué estás dispuesto a dejar para llegar?

      ¿Qué te pierdes sin ese éxodo? ¿Cómo se vería tu éxito?

      ¿Qué nueva persona eres en ese futuro que visualizas?

      ¿Qué nueva realidad encuentras en esa “tierra prometida”?

      Capítulo II

      Ontología del lenguaje

      Recorrido temático:

      1. Mi yo y mi ser

      2. Teoría del observador

      3. Principios y postulados

      4. Lenguaje descriptivo y generativo

      1. Mi yo y mi ser

      HAZ UNA PAUSA, TOMA PAPEL Y LÁPIZ Y RESPONDE: ¿Quién soy?

      Tus respuestas exponen: ¿nombre, profesión, rol (parental, social, laboral)? ¿Te reconoces en esa respuesta de manera íntegra?

      Tu respuesta emerge del pensamiento, le dedicaste un espacio o quizás automáticamente lograste enunciarla.

      Te invitamos a encontrar algo que no buscabas, la invitación es a descubrir tu ser, con este propósito nos situaremos en los tiempos más remotos.

      La humanidad ha dejado sus huellas en la extensión temporal, que denominamos historia, concebida y analizada a partir de la secuencia de acontecimientos destacables en ese recorrido, abriendo o cerrando períodos.

      Desde los inicios, el hombre ha buscado responder las poderosas preguntas formuladas sobre su propia existencia:

      • ¿Quién soy?

      • ¿Cómo se originó nuestra especie?

      • ¿Cuál es nuestro propósito en el mundo?

      Estos cuestionamientos generaron la creación de relatos míticos que explican, de algún modo, diversos temas, hechos y elementos del universo en aquellos tiempos, sin la alternativa de un sustento científico. Aunque se constituyeron como una posible respuesta, es cierto que son insuficientes. Esta insuficiencia movilizó la búsqueda, promoviendo “la transformación de nuestras categorías mentales”, es decir, en la manera en que los seres humanos piensan sobre ellos mismos y sobre el mundo, como dice Rafael Echeverría.

      Con la invención del alfabeto, aquellos poetas u oradores que explicaban el mundo, sus valores y su historia fueron, paulatinamente, desplazados por los textos transmisores de conocimientos escritos. Los personajes mitológicos, representaciones simbólicas de una comunidad, se constituyeron, en consecuencia, como ejemplos de esas representaciones, dado que las preguntas también fueron modificadas: “El énfasis se pone no en las acciones sino en el ser de las cosas . Con ello se abandona el lenguaje del devenir del pasado y se transita hacia una nueva forma de lenguaje: el lenguaje del ser ”, concluye Echeverría. La distinción entre teoría y práctica fue observada desde entonces.

      El desplazamiento de un lenguaje de acción a un lenguaje de ideas propició el poder del pensamiento, el nacimiento de la filosofía y, más tarde, el pensamiento científico.

      La racionalidad determinó el pensamiento occidental, la razón podía explicar todo, los seres humanos son capaces de conocer, mediante la razón, el verdadero ser de todo lo que los rodea.

      Esta interpretación de la realidad fue sustentada por los metafísicos de la antigua Grecia.

      Este paradigma asume que:

      ✓ Somos de una manera dada e inmutable.

      ✓ El cambio no existe.

      ✓ Conocer nuestro ser, desde esta perspectiva,


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