Roja esfera ardiente. Peter Linebaugh

Roja esfera ardiente - Peter Linebaugh


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miles de leyes de cercamiento parlamentarias vallaron el país, parroquia civil a parroquia civil. Estados Unidos (1789) y Reino Unido (1801) eran nuevas entidades políticas dedicadas a cercar lo común. Ambas se entrelazaron profundamente a medida que la producción de plantación pasaba del azúcar caribeño al algodón continental, destruyendo la producción algodonera en India y en el Imperio otomano. Las importaciones de algodón crecieron de 32 millones de libras esterlinas en 1798 a 60,5 millones en 1802, mientras que el valor de las manufacturas inglesas exportadas subió de 2 millones de libras en 1792 a 7,8 millones en 1801[4]. En 1801, se adoptó el telar de vapor de Edmund Cartwright. En 1793, estaba en funcionamiento la desmotadora de Eli Whitney, y en 1800, la producción de algodón se había triplicado. Fue la máquina, en especial el motor de vapor y la desmotadora de algodón, la que conectó económicamente las otras dos estructuras, los cercamientos y la esclavitud. El barco las conectó geográficamente[5].

      El cercamiento hace referencia a la tierra, donde trabajaba la mayor parte de la población. El cercamiento de aquella significaba una pérdida para esta. Al no poder subsistir ya de la tierra, las personas quedaron desposeídas, y de una manera dolorosa y literal se volvieron desarraigadas. Arnold Toynbee, creador de la expresión «revolución industrial», mostró en las conferencias pronunciadas en 1888 que estuvo precedida por los cercamientos de lo común. Karl Marx entendió este fenómeno y lo convirtió en el tema del origen del capitalismo.

      Además de la tierra, los cercamientos pueden hacer referencia a la mano. Artesanías y manufacturas quedaron cercadas en fábricas, donde la entrada y la salida se vigilaban de manera muy estricta, y mujeres y niños sustituyeron a los hombres adultos. Aliado del cercamiento en la fábrica fue el cercamiento del castigo en la cárcel o penitenciaría.

      Además de la tierra, la mano y la cárcel, el cercamiento puede hacer referencia al mar. Quienes hayan leído The Slave Ship de Marcus Rediker o estén familiarizados con el infame «pasaje del medio» por haber leído a algunos de los primeros abolicionistas, como Olaudah Equiano o Thomas Clarkson, o por haber visitado los museos de Detroit, Washington, Liverpool o Elmina dedicados a la experiencia afroamericana, se verán de inmediato abrumados por el hedor, la crueldad, la claustrofobia y el intento de deshumanización dentro de «los muros de madera».

      Para Marx, el «pecado original» del capitalismo estaba escrito «con letras de sangre y fuego». Las viviendas de Armagh, los cuartos de los esclavos en las plantaciones caribeñas, las casas largas de los iroqueses, la cárcel gigantesca de Newgate y el molino de Albion en Londres fueron incendiados. El carbón sustituyó a la madera como combustible para el fuego, el fuego ardía para producir vapor, y las máquinas de vapor provocaron la ruina de todo un modo de vida. Esto ocurrió durante la guerra, cuando el suelo de Europa quedó empapado de sangre, y la sangre de los cuerpos encadenados de los esclavos tiñó de carmesí el Atlántico. Ni la sangre ha dejado de fluir ni el fuego de arder, roja esfera ardiente.

      Hubo de hecho un año de paz en el que las armas de fuego se silenciaron, durante la Paz de Amiens, entre 1802 y 1803. Fue decisivo para el intento revolucionario de Despard. Napoleón consolidó su dictadura, uniendo Iglesia y Estado. Jacques-Louis David pintó en 1802 al primer cónsul, que pronto se convertiría en emperador, cruzando los Alpes ataviado con una ondeante capa de color escarlata perfilada en oro y montado en un corcel blanco piafante. Era la imagen del imperio expresando su pomposa grandiosidad de dominación. (¡En realidad, cruzó a lomos de una mula!) El mismo año, mientras Despard y sus cuarenta compañeros de la taberna Oakley Arms estaban detenidos, Beethoven publicó la Sonata claro de luna, una fantasía para piano cuyos arpegios, al principio soñadores y después tempestuosos, transmiten a la perfección el espíritu de esperanza y lucha.

      2. Dos obstáculos dificultaron nuestra búsqueda. Uno fue el patíbulo, que mató y de ese modo silenció a quienes sabían, y el otro fue la clandestinidad, con la que cubrieron sus huellas quienes sabían. Tanatocracia significa gobierno mediante la muerte. Tres capítulos exploran los ahorcamientos de Estado. El primero («Despard en la horca») fue el 21 de febrero de 1803, cuando el coronel Edward Marcus Despard fue ejecutado en Londres junto con otros seis reclusos acusados de traición.


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