Roja esfera ardiente. Peter Linebaugh

Roja esfera ardiente - Peter Linebaugh


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la década de 1790, cuando lo común real fue destruido por la ley de los terratenientes, pero lo común virtual fue elevado a ideal revolucionario.

      8. «El negocio» es un eufemismo que Despard y los demás conspiradores que lo acompañaban utilizaban para hacer referencia a la conspiración insurrecta y a sus intenciones revolucionarias. Su «negocio» era necesariamente subrepticio, y las fuerzas populares a las que apelaba estaban necesariamente soterradas. El eufemismo abarca a un grupo de fuerzas indeterminado, algunas de las cuales se describen en la segunda parte («Las montañas atlánticas»), donde se abordan las luchas por lo común en Irlanda, Inglaterra, el Caribe y Centroamérica. En Londres, Despard y sus compañeros de conspiración conocieron un proletariado de revolucionarios irlandeses exiliados –veteranos de guerra, marineros, criados y artesanos enfrentados a la degradación provocada por las máquinas– influidos por ideas de los demócratas londinenses. En paralelo al cercamiento de tierras, vieron su trabajo en artesanías y manufacturas cercado en la fábrica o criminalizado por las autoridades policiales, como se describe en «La criminalización en el proceso de trabajo». Artesano, criado y jornalero fueron alienados de los medios y los materiales de producción, así como de los productos de esta. A medida que los productos se convertían en mercancías, la costumbre se convertía en delito. Ned y Kate pueden interpretarse como personificaciones coloniales de las energías volcánicas, «ardiendo» desde abajo. El «negocio» de ese momento era lo común, entendido como descripción de prácticas de subsistencia saludables y como aspiración revolucionaria a la libertad humana. Las fuerzas termodinámicas se volvieron esenciales para la lucha, como se muestra en «Mano de obra irlandesa, carbón inglés». La tos se convirtió en signo de los tiempos.

      9. La sección titulada «La cárcel» consta de cuatro capítulos, cada uno dedicado al encarcelamiento de Despard y el cercamiento de lo común en Inglaterra. La «reforma» de las prisiones a final del siglo XVIII pretendía 1) proteger la propiedad privada y 2) establecer la disciplina social y un súbdito obediente a las jerarquías económicas, sociales y raciales. «Endeudado en la cárcel» empezó para sustituir al patíbulo, alcanzando su culminación en el panóptico nombrado y elaborado por Jeremy Bentham, arquitecto utópico del cercamiento en su sentido amplio. Arthur Young, el agrónomo, por su parte, fue su defensor práctico en el sentido estricto. Young se concentró en el ámbito agrario, al igual que Bentham lo hizo en los fabricantes en su defensa del cercamiento social. Despard fue encarcelado en la prisión del King’s Bench por deudas. En la prisión de Cold Bath Fields sufrió una privación extrema y se encontró casi literalmente «En la cárcel sin cuchara». También en la King’s Bench vivió en un entorno poroso, en el que el deporte («Rackets en la cárcel del King’s Bench») se practicaba en un espacio común. El último capítulo, «Catherine Despard se enfrenta a la penitenciaría», conduce La roja esfera ardiente a su clímax. La cárcel era una encrucijada de países y de ideas. Ni el patíbulo, ni las vallas, ni los muros, la guerra o el exilio lograron eliminar o hacer desaparecer lo común. Kate, la intrépida abolicionista, la incansable reformadora del sistema carcelario, la mujer perteneciente a la Sociedad de los Irlandeses Unidos, es la protagonista de este relato.

      10. «Dos relatos» está compuesta por dos capítulos. «Todos los negocios del hombre» hace referencia a Blake y Despard, vecinos y contemporáneos. Los dos resumen esta época en la historia de la humanidad, el primero con la poesía de la profecía y el segundo con los hechos proféticos. Al hacerlo, apuntaron a caminos que no se tomaron. Los dos capítulos siguientes cuentan historias reales. El primero («El gorro rojo de la libertad») es un relato de fantasmas de los tiempos del hambre que recuerda los tiempos revolucionarios de la época de Despard en el 98. Es un relato en el que la esperanza está firmemente arraigada en el condado de Laois, lugar de nacimiento de Ned en Irlanda. El segundo es un relato de animales («El pájaro crestirrojo y el ánade negra») que surgió en la región de los Grandes Lagos de Norteamérica y volvió a contarse en 1802 entre los anticuarios de Dublín, que lo compararon con Homero. Estos relatos, de naciones de narradores, dan sentido a las derrotas históricas. La roja esfera ardiente concluye con una pregunta. «¿Qué es la raza humana?» comienza con el discurso de Ned y Kate en el patíbulo. Plantear la pregunta reafirma el poder de la voluntad humana, de la libertad.

      Las formas contemporáneas de defensa de lo común (zapatistas, movimiento Occupy, Standing Rock, y similares) inspiraron el discurso renovado de lo común, y también me animaron a investigar su historia y a descubrir que las ideas no eran mero humo, aunque el curso de la clase dominante y sus cronistas digan lo contrario. Si el conocimiento de lo común, cuando este se producía verdaderamente, fue suprimido, esta supresión estuvo relacionada, pensé yo, con la supresión de la historia de las mujeres en la reproducción social. La profesora Neeson nos enseñó en la década de 1990 que los regímenes de propiedad comunal eran más amigables con las mujeres que los regímenes económicos y sociales basados en la propiedad privada.

      Ned y Kate fueron súbditos coloniales que perdieron su apuesta por situar a la humanidad en una trayectoria distinta, una senda no tomada. Su amor mutuo formaba parte de su amor por lo común. Eros, filia y ágape encontraron su perdición en el amor maltusiano de la reproducción calculada, o ektrofeia, que está al servicio del Estado y del capital. Si recordar a Ned y Kate es decir que la ecuación blakeana, cercamiento = muerte, no tiene por qué imponerse, y si su memoria nos ayuda a afirmar la asociación entre nuestro amor por los demás y el proyecto de puesta en común, sin duda, pensé, mi investigación debía empezar con los restos de Kate.


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