Historia de la industria papelera valenciana. Federico Verdet Gómez
aunque, en esta ocasión, sólo incluía el molino papelero. Mariano Martorell, posteriormente, construiría otra fábrica de papel, pero en término de la Sénia.
En Rossell, hacia 1830, estaban en activo, al menos, cuatro fabricantes de papel, Mariano Martorell, Josef Garsía, Joaquín Garsía y Juan Garriga. Estos tres últimos –junto con un batanero de paños- entraron en conflicto con Miguel Bonet, quien había prolongado la acequia para poder regar sus campos85. Estas cifras pueden ser compatibles con las de Madoz, quien asegura que Rossell contaba con dos fábricas de papel blanco, dos de estraza y dos batanes.
En El Indicador . . . de Viñas y Campi, fechado en 1864, consta una fábrica de papel blanco, propiedad de José Pertegás, y tres fábricas de papel de estraza, pertenecientes a Nicasio Garriga, Vicente Martorell y Martín Masustegui. Este último estaba a cargo del molino del Hospital, que aún pertenecía a los herederos de Luis Nicolás Manso. Retuvieron su propiedad hasta el año 1871, cuando vendieron el molino papelero del Hospital a Mateu Guardiola Artola y Pascual Guardiola, vecinos de Cinctorres (Castelló). La prensa, ocasionalmente, daba noticias referidas a la actividad papelera de esta localidad del Maestrazgo: “nos dicen de la Cenia de Rosell que con los últimas lluvias ha vuelto la animación á las fábricas de papel, importante industria de aquella población”86.
Los “Bailly-Bailliere”de 1883, 1888 y 1900, acusan la crisis del sector y sólo refie-ren dos fábricas, la de Juan Pertegás y la de papel de estraza de Vicente Pertegás. El mismo número se recoge en el “Bailly-Bailliere” del año 1917, en el que se mencionan dos fábricas de papel, una de papel blanco, propiedad de Vicente Vidal y otra de estraza, perteneciente a Daniel Martorell. Según el “Bailly-Bailliere” del año 1936 y el Boletín-revista del Sindicato Nacional del papel (marzo 1944), la fábrica de papel de Benigno Gil confeccionaba cartulinas, mientras que la de Daniel Martorell fabricaba estracilla gris paja. Ambos, a su vez, explotaban sendas fábricas de papel en la Sénia (Tarragona)87. La Estadística del año 1943, menciona las mismas fábricas, la de Benigno Gil, que producía barba y estracillas con una máquina redonda con secado al aire y la de Daniel Martorell, quien elaboraba estracilla gris paja con una máquina redonda, también con secado al aire. La tradición papelera de la población la mantuvo la «Papelera del Maestrazgo S.A.», que producía kraft y estraza y, a pesar de llevar a cabo importantes inversiones, no pudo llegar activa al siglo XXI88.
Zorita
Esta población del Maestrazgo, junto al río Bergantes, también fabricó papel durante gran parte del siglo XIX. Madoz asegura que poseía una fábrica de papel, aunque sin precisar sus características. Esta circunstancia viene confirmada por los “Bailly- Bailliere” de los años 1885, 1888 y 1900, que nombran una fábrica de papel de estracilla, propiedad de Engracia Segura. Según el Anuario Batlles del año 1914, en Zorita, estaba en activo una fábrica de papel, propiedad de Joaquín Temprado.
4.2. La cuenca del Mijares
La manufactura papelera comenzó a mediados del siglo XVIII, situándose toda ella en el curso medio del Mijares. Primero Toga, después, Fanzara y Onda establecieron las primeras manufacturas. Progresivamente, toda la cuenca se fue salpicando de instalaciones papeleras. En el curso medio, se instalaron nuevos molinos en Vallat y Ribesalbes. Al mismo tiempo, otros se emplazaron en el curso alto, siendo este el caso de Puebla de Arenoso. Pero sobre todo, se fueron emplazando en el curso bajo, en localidades como Castelló, Almassora, Vila-real y Borriana.
Toga
El primer molino se erigió a mediados de siglo, mediante escritura de establecimiento otorgada por la viuda del barón de Toga, ante el notario Josef Gargallo, con fecha 23 de abril de 1757. El establecimiento se hizo a título enfitéutico, de forma que el molino debía contribuir con un censo annuo y perpetuo de diez sueldos. Larruga dio cuenta de esta manufactura y asegura que fabricaba papel de estraza. Más tarde, el molino pasó a pertenecer a las Doblas y Aniversarios de la Catedral de Valencia. Ya a principios del siglo XIX, con fecha 9 de marzo de 1811, el molino fue adquirido por Joaquín Barberá (maestro cirujano) y Ramón Campos (labrador), por precio de 400 libras. Posteriormente, en el año 1828, pasó a ser propiedad de José Campos.
El molino, de forma cuadrangular, medía unos cuarenta palmos y contaba con una rueda, una tina y cuatro pilas. Se trata de un molino modesto que producía papel de estraza. Por estas fechas, el molino no estaba en las mejores condiciones, según alegaban sus dueños. En la descripción del mecanismo, se afirma explícitamente que, en parte, estaba inutilizado: “en cuyo recinto cahe una porción de agua en elevación de diez palmos sobre una rueda que da movimiento a un árbol o eje que le continúa en los mazos que muelen el material en dos pilas corrientes, y no en otras tantas que se allan al otro lado a causa de estar descompuesto el predicho eje por aquel lado” 89. De las limitaciones del molino, incapaz de albergar la tina y la prensa, se deduce su escasa envergadura: “Que el edificio y la máquina son de corto valor y producto y sólo fabrica papel de estraza y que, atendido a la cortedad de la estención, la tina y prensa la tiene colocada en otro edificio, que es la casa propia del solicitante”. No obstante, la propiedad incluía “un huerto de siete quarticas de sembradura”.
El molino papelero se hallaba situado en la margen del río Mijares y lindaba, por un lado, con la plaza y pozo de dicho lugar, por el otro, con el huerto de la señoría y, por las espaldas, con tierras de Antonio Campos. El molino papelero, por lo demás, estaba unido a un molino harinero, que había sido de Joaquín Barberán, aunque su propiedad pasó a Rafael Ibáñez, por venta. La documentación también explicita la regulación que se hacía del uso del agua, procedente de la acequia madre, que compartía con otros artefactos. Así, se especifica que “el agua de que se utiliza este artefacto es desde las doce del día hasta la doce de la noche, desde cuya época o período hasta las doce citadas del día siguiente se utiliza el molino de arina que se le estableció a Joaquín Barberán y, en la actualidad, posehe Rafael Ibáñez”. El molino de papel de estraza “tiene derecho a la metad del agua, que da movimiento al de arina, no pudiéndose ambos utilizar a un mismo tiempo de ella, cuya cantidad será en corta diferencia de dos a tres filas continuas”90. La última referencia a este molino procede de Madoz, quien confirma que fabricaba papel de estraza.
Fanzara
Larruga confirma la existencia de un molino que elaboraba, a la vez, papel blanco y papel de estraza. Cavanilles también alude al molino papelero, aunque no aporta ningún dato relevante. Afirma el botánico: “En las últimas avenidas del Milláres desapareciéron los hermosos campos que estaban cerca del molino de papel á ocho y mas pies de altura sobre el nivel ordinario de las aguas”91. Gayoso reproduce dos filigranas fabricadas en Fanzara por el doctor Miguel Guinot, datadas en los años 1789 y 1794, que, con seguridad, proceden del único molino existente en esos años.
Durante el período revolucionario abierto por las Cortes de Cádiz, se construyó un segundo molino papelero. Al poco tiempo, su propietario lo vendió a Juan Bernat y Joaquín Mezquita92. Restaurado el absolutismo, el duque de Medinaceli pretendió que los propietarios, Juan Bernat y Manuela Renal (viuda de Joaquín Mezquita), “demuelan el precitado molino”, pues “dicho establecimiento ninguna utilidad reporta y si puede acarrear perjuicios de consideración a los regantes de la acequia de donde se toma el agua”93. El pleito se prolongó hasta el año 1833 cuando, por sentencia firme, el duque perdió el pleito y, en consecuencia, el molino continuó con su actividad94.
Unos años más tarde, Madoz asegura que Fanzara contaba con un único molino de papel de estraza, con dos prensas, pero bastante deteriorado. En 1862, también consta una sola fábrica, que contaba con una tina y empleaba 8 operarios. Los Bailly-Bailliere de los años1885 y 1888, igualmente, mencionan una fábrica de papel, propiedad, por aquel entonces, de Antonio Traver.
Onda
El término de Onda está recorrido por diversas corrientes fluviales, entre las que destacan los ríos Sonella y Millars, así como diversos barrancos, que hacían