Historia de la industria papelera valenciana. Federico Verdet Gómez
edificios anuncian un pueblo acomodado y numeroso, que pasa de 1000 vecinos, todos labradores, á excepción de los empleados de la fábrica de loza, semejante pero inferior á la de Ribes-albes”95. Tampoco lo cita Ricord ni Laborde. Es cierto, sin embargo, que ninguno de estos autores aluden tampoco a otros artefactos, como el molino de yeso, propiedad de Juan Bautista Guinot96. La única referencia que tenemos del molino papelero procede de Castelló, quien afirma: “En ella, en nuestros días, se ha establecido fábrica de loza fina mui parecida a la de la Alcora97, pero de inferior calidad, aunque se asegura que así la tierra de que se hace el barro, como el barniz, llevan ventaja a los de la Alcora y con el tiempo se prometen que la llevará igualmente su loza; igualmente se ha construido una fábrica de papel blanco, con lo que diariamente aumenta su población”98.
Vallat
La primera referencia que tenemos a la fabricación de papel procede de Madoz, quien menciona una fábrica de papel de estraza99. Según el Bailly-Bailliere de 1883, en Vallat, funcionaban dos fábricas de papel, pertenecientes la primera, a Bautista Agustina y, la segunda, a Vicente Ortells Cervera. El mismo número recoge el Bailly- Bailliere de 1888, aunque el titular de la propiedad de una de ellas había cambiado, pues si una aún pertenecía a Bautista Agustina, la otra había pasado a ser propiedad de Joaquín Monferrer. En el Bailly-Bailliere de 1900, ya no figura ninguna fábrica pero si en la Geografía de Castellón de Perales, del año 1912, donde se nombra una fábrica de papel de estraza.
Ribesalbes
Con fecha 8 de julio de 1816, Miguel Ribes, labrador y vecino de la villa de Lucena, obtuvo la oportuna escritura de establecimiento para construir un batán de papel de estraza, lindante con el río Millars, en el término de la baronía de Ribesalbes, partida de la Rambleta.
El molino, para dar movimiento a las pilas, tomaba el agua de la acequia antigua, denominada «de los Moros» y, sin variar su curso, devolvía a la misma acequia el agua que, posteriormente, servía para dar riego a las huertas, situadas en la partida del mismo nombre.
No obstante, Miguel Ribes entró en conflicto con la baronesa que, al construir un molino harinero, dejaba sin agua al papelero. De entrada, la baronesa se comprometió a construir un partidor, pero al no cumplir lo prometido, se inició un pleito. La baronesa alegaba, en su defensa, que su molino harinero se construyó con anterioridad al papelero. Ribes, por el contrario, defendía la continuidad de su manufactura respecto a otra instalación preexistente. Sin embargo, la baronesa cuestionaba esa presunta continuidad, porque “haunque se conservaran algunos vestigios de aver avido otro, sus ruinas de nada servían”100. Posteriormente, Ribes entró en conflicto con los regantes pues, al construir el partidor, no podían regar sus tierras, “por motivo que desiende al cubo que le da movimiento”. En el proceso, actuaron como testigos del papelero varios fabricantes de loza, en concreto, Ramón Montañés, Rufo Tarazona y Antonio Bonet101.
Acaso, por dificultades financieras, Miguel Ribes cedió el cuarenta por ciento de su propiedad a otro labrador de Lucena, Ramón Nebot Porcar. Aun así, la continuidad del molino resultó inviable, de forma que sus propietarios decidieron ponerlo en venta. El molino fue adquirido por Benito Tarazona, con fecha 13 de setiembre de 1819102. Una de las cláusulas del contrato contemplaba la posibilidad de que el comprador no pudiese satisfacer la cantidad acordada en el plazo fijado, en este caso, se le consideraba como un simple arrendatario y se le podía obligar a dejar el molino. Al darse, precisamente, estas circunstancias, la escritura definitiva de compra está datada el 29 de enero de 1823. En esta fecha, se firmó la escritura de compra-venta del molino de papel y tierras anexas, ante el fiel de hechos de Ribesalbes. Por ella, Miguel Ribes y Ramón Nebot Porcar vendían a Benito Tarazona, fabricante de papel de la baronía de Ribesalbes, el molino y sus dependencias por precio de 650 libras, que se debían satisfacer de la siguiente forma: “las 260 libras á Ramón, en enero de 1824 y las 390 libras á Miguel Ribes, en tres tercios el uno de 130 libras en enero de 1824, el segundo, en el 25 y el tercero, en el de 26” 103. En el momento de efectuarse la transacción, el molino, situado en la partida de la Rambleta (término de Ribesalbes) lindaba con tierras de los herederos de Lecha, con el río Mijares, con Ramón Tarazona y con la acequia «de los Moros» y fabricaba papel de estraza, con una tina y cuatro pilas. Junto al molino, en la parte de arriba, se emplazaba una taona, propiedad de Josef Vicent y Bonet, que también se beneficiaba del mismo caudal, por lo que ambos se comprometieron a pagar todos los jornales que se emplearan cada año en la composición del azud y acequia.
En el año 1827, Benito Tarazona, papelero de la villa de Onda, presentó una solicitud, ante las autoridades correspondientes, “sobre pretensión de rebaxa de canon en el molino de papel sito en Ribesalbes y loación del mismo”, alegando que “se pagan anualmente 180 reales de vellón; mas como esta pensión sea en tan grado excesivo atendida la estrechez y cortedad del mismo, pues apenas produce para subvenir a los gastos, no puede menos de acudir á V S solicitando rebaja proporcionada á la utilidad de dicho artefacto”.104 Tarazona consideraba excesivo el canon anuo 12 libras, porque “esta finca es de muy corto valor y producto, consistiendo en un edificio pequeño de mediana construcción; posehe una sola tina, y padece el cauce de la acequia mucho en las abenidas del Mijares de modo que por lo menos dos años que está sin uso (año 1828)”. Además, se le exigió el luismo, que no había satisfecho, por la compra del molino. Finalmente, con fecha 7 de setiembre de 1833, Tarazona pago los censos y demás cantidades que adeudaba.
La fábrica de Benito Tarazona tuvo su continuidad, pues Madoz registra la existencia de una fábrica de papel. El Indicador de 1864, dice que pertenecía a Juan Tarazona. Posteriormente, cambió de manos pues, según el Bailly-Balliere de 1888, su propiedad correspondía a Vicente Cardá.
Puebla de Arenoso
La única noticia sobre este molino procede del Bailly-Bailliere de 1883, donde se asegura que, en ese año, estaba en activo una fábrica de papel de estraza, perteneciente a Manuel Romero Moñón.
Sierra Engarcerán
En el Indicador de Viñas Campi de 1864, se menciona una fábrica de papel, propiedad de Joaquín Martí, sita en Masada, quizás, junto a la Rambla de la Carbonera, principal corriente fluvial de esta localidad.
Castellón
Las primeras noticias sobre fabricación de papel en Castellón provienen de Madoz, quien asegura que funcionaba un molino de papel de estraza105. Según los Bailly- Bailliere de los años 1883 y 1888, ya ascendían a dos las fábricas de papel activas, pertenecientes, respectivamente, a Domingo Cervera y Tomás Aen. Además de los molinos papeleros, debemos considerar tres talleres de libritos de papel de fumar, propiedad de la Viuda de Basabes, Manuel Bazares y Viuda de Pascual Soler. El Anuario de Londres de 1891 también menciona las fábricas de Tomás Aen (que, con dos tinas, elaboraba papel de envolver), Domingo Cervera (que producía el mismo tipo de papel, con cuatro tinas), así como las de libritos de Viuda de Basabes, y el taller de Martí y Candela. En el Bailly-Bailliere de 1900, figuran dos fábricas de papel de fumar, propiedad de Plácido Gómez y Compañía, y Francisco Martí. Según el Bailly-Bailliere de 1917, una nueva fábrica se sumó a las anteriores. De las tres fábricas de papel, una se dedicaba a la producción de papel de estraza (la perteneciente a Vicente Renal) y las otras dos, propiedad de José Arbona y Plácido Gómez, producían papel para embalajes. Igualmente, estaban en activo tres talleres de libritos de papel de fumar, propiedad de José Arbona y Plácido Gómez.
Almassora
La primera mención de una fábrica de papel procede de Madoz, quien asegura que fabricaba de papel de estraza. Según El Indicador de Viñas y Campi de 1864, pertenecía a Francisco Moragrega. Esta fábrica se abastecía de la acequia partidor del medio y disponía de un caudal de 200 l/s.106
Villarreal
En 1896, Daniel Abad Torregrosa (abogado de Valencia), Francisco Pérez Puchol (del comercio de Valencia),