Historia de la industria papelera valenciana. Federico Verdet Gómez

Historia de la industria papelera valenciana - Federico Verdet Gómez


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el virrey Bucareli firmó una contrata con los fabricantes que exportaban papel a Nueva España por el puerto de Valencia, la mayoría valencianos aunque no todos131, concretamente, con fray Lamberto Navarrete (en representación de la Cartuja de Vall de Cristo), Juan Bautista Loustau, Gerónimo Silvestre, Juan Carroset, Tomás Tornal, Julián Fuertes (en representación de la marquesa de Cruillas), Francisco Ferreras, Jaime Tort y Francisco Albors. Como puede apreciarse, los fabricantes segorbinos -Jaime Tort, Julián Fuertes, Francisco Ferreras-, así como la Cartuja, están bien representados132. En el año 1782, al menos cinco fabricantes de la comarca de Segorbe enviaron papel de encigarrar con destino a Nueva España: Jayme Tort, Xavier Bolumar, Frigola (manufactura de la marquesa de Cruillas)133, Francisco Ferreras y Cartuja de Vall de Cristo134.

      Cavanilles, al referirse al Alto Palancia, subraya su abundancia en aguas y su prosperidad económica, también su importante actividad industrial: “Vénse á muy corta distancia Altura, Segorbe y la Cartuxa, cuyo conjunto de edificios resaltan sobre la verde alfombra de sus dilatadas huertas; luego se pisa un suelo mucho mejor que el antecedente, y más proporcionado para variedad de frutos; hállanse aguas abundantes y claras; y por todas partes industria, actividad y cuidado135. El crecimiento de la industria papelera, en el segundo tercio del siglo XVIII, fue tal que convirtió a la cuenca del Palancia en el más importante núcleo papelero del reino de Valencia136. El núcleo del Alto Palancia, sin embargo, fue perdiendo terreno a medida que prosperaban otros núcleos papeleros valencianos. Por supuesto, Alcoi y su comarca, en primer lugar, Buñol y Ontinyent, inmediatamente detrás. A finales del siglo, el Alto Palancia producía sólo entre el 8% y el 10% del papel elaborado en tierras valencianas137.

       Los molinos de la Cartuja de Vall de Cristo en Altura

      En Altura, la propia Cartuja estableció un nuevo molino papelero, en el año 1728, que se emplazó en la partida de Abratón, junto al secular molino cartujano conocido como el “batán de los frailes”. En Las Relaciones Geográficas del Reino de Valencia, se describe con detalle su entorno: “Al Mediodía, a la izquierda, a un quarto de legua de Altura, hai una fábrica de papel mui crecida, que es de dichos PP. Cartuxos, y para entrar en ella hai dos puentes, para pasar dos arroyos138.

      El papel obtenido de esta manufactura presentaba una calidad comparable, e incluso superior, al catalán, aunque resultaba algo más caro. En una carta del intelectual, impresor y editor Antonio Bordassar d´Artazu a Gregorio Mayans i Siscar, fechada el 4 de septiembre de 1731, aquél afirma: “respecto de papel, el de esta carta i su cubierta es el nuevamente fabricado en el molino de los frailes de Segorbe. Vea Vd. si le gusta, i tomaré unas 16 resmas que tienen, a 10 reales con costeras, si no, lo tomaré de Cataluña que le ai a nueve reales i medio, limpio de costeras i blanco, aunque no tan firme139. Bernardo Espinal confirma la alta estima en que se tenía al papel de la manufactura de la Cartuja: “Tiene esta Cartuja molinos de papel y le fabrican de buena calidad que después de Capellades y otros molinos de Cataluña tiene la preferencia de los demás de España140. Entre sus clientes, contaban incluso con el impresor del capítulo de la Catedral de Valencia, Antoni Bal·le, quien reconoció haber recibido107 resmas; por su parte, Mn Vicente Fraga, procurador de la fábrica del papel de la Real Cartuxa de Valdechristo, confesó haber recibido del s. canónigo D. Theodoro Thomás “cinquenta y tres libras y dos sueldos por cinquenta y nueves resmas de papel ordinario que se ha entregado a Anto. Bal·le de cuenta de dicho sr. canónigo, a razón de nueve reales la resma141.

      El papel elaborado en las manufacturas del monasterio resulta inconfundible, pues, por filigrana, se adoptó el escudo heráldico de la Cartuja, cuyas armas estaban tomadas del rey Martín I, fundador del cenobio. El escudo presenta las cuatro barras de Aragón, sobre ellas, la cruz y la leyenda Val de Christo, en letras mayúsculas. Carbonell y Manclús distinguen dos tipos de filigranas, claramente diferenciadas, la primera de dos cuerpos, y la más frecuente, de un solo cuerpo142. Al igual que hacían otras cartujas, los monjes de Altura arrendaban sus molinos a fabricantes. Así, en las últimas décadas del siglo XVIII, Mateo Madalena, vecino de Segorbe y fabricante de papel, se hizo cargo del arrendamiento de los molinos de la Real Cartuja de Vall de Cristo143. El papel procedente del monasterio, aun cuando los monjes no lo fabricaran directamente, conservaba sus filigranas.

      A estos molinos, alude el castellonense Ponz, en su libro fechado en año 1789, al señalar que “junto á villa de Altura, situada entre Valdechristo, y Segorbe, perteneciente á dicha Cartuxa, tiene la Comunidad molinos de papel, y se fabrica de buena calidad144. Larruga, del mismo modo, se refiere detalladamente a la fabricación de papel blanco por parte de la Cartuja. Ricord, en 1791, afirma que en Altura se fabricaba tanto papel blanco como papel de estraza. Llama la atención el silencio de Cavanilles, sobre la industria de Altura, puesto que suele incluir una documentación muy detallada. Laborde confirma estos extremos: “sus religiosos han establecido una fábrica de papel en Altura, lugar de 1500 habitantes, que les pertenece y se halla a un quarto de legua del monasterio. En éste se conserva la primera carta hidrográfica plana que se trabajó en el mundo el año 1413, dos años antes que se estableciese en los Algarbes la academia náutica, que se cree la inventora de este descubrimiento. Su autor fue Matías Viladestes, mallorquín145.

      La propiedad y aprovechamiento del manantial de la Esperanza, disputados por regantes y molineros, fue objeto de un complicado pleito entre la ciudad de Segorbe y el monasterio146, que ha sido estudiado por Carbonell Boria y Monclús Cuñat147. La fundación del nuevo molino de papel (año 1728), ubicado entre Segorbe y Navajas, desencadenó el contencioso, sobre el cual se pronunció la Junta de Comercio en 20 de diciembre de 1748, “a fin de que desde aora a lo succesivo no se perjudique por ningún motivo a la fábrica de la referida Cartuja de Vall de Christo148. En el año 1758, el Intendente envió una comisión, integrada por Joseph Pedrós (alguacil mayor de la Intendencia) y Gaspar Francisco Ramoy (escribano). La ciudad de Segorbe puso en tela de juicio su imparcialidad, atribuyendo a los comisarios las siguientes palabras: “Más quiere el Rey una fábrica que a sus vasallos149, a las que replicó Felipe Font, labrador segorbino, de la siguiente manera: “Que el Rei ningún quartel cobrava de la fábrica de papel y sí de los vecinos, por lo que más querría el Rei que éstos regassen sus heredades que no que anduviese la fábrica150. Según los de Segorbe, “pretenden la Cartuja de Vall de Christo deberían dársele tres hiladas de agua de la que discurre por la acequia de la fuente nombrada de la Esperanza para beneficiar la fábrica de papel blanco que aquél posehe dentro del término de Altura151. Según la ciudad de Segorbe, el conflicto se inició a consecuencia de la “novedad de tomar el monasterio media hilada de agua continua de la dicha azequia (que) es ocasionada de haver nuevamente fabricado un molino de papel entre los partidores de Dientes y Gerèa”152. El pleito acabó en 1765, pero, sólo seis años más tarde, se reabrió porque el agua del molino se vertía directamente al río, “sin embargo de haver reconvenido al monasterio para que indemnizase esta quiebra, no se ha logrado más que la esperanza de que se les haría cierto conducto que aún no se ha llegado â effectuar, haviendo también provocado ( . . . ) que la falta de dicha media hilada de agua únicamente cede en perjuicio de los vezinos de Segorve, respecto â que los de Altura en los días que se ha de partir procuran todos los arbitrios para quitar â la ciudad de Segorve, poniendo piedras, brozas y otras cosas153.

      Los monjes consiguieron suficiente agua para que el molino no sufriese contratiempo alguno por este motivo e incluso, antes de finalizar la centuria, el molino de los cartujos se remodeló, adaptándose, desde 1777, a la elaboración de papel de imprenta, florete, estraza, marca mayor, marquilla y cartones154. Sin embargo, el monasterio hubo de enfrentarse a varios contenciosos, así, por ejemplo, en 1806, fue denunciado por el baile de Sagunt por iniciar las obras de un molino harinero, sin permiso del intendente, aunque ganó la Cartuja155. También hubo pleitos entre este monasterio y los vecinos de Altura por el derecho de establecer tierras y aguas156.

       Los molinos de la Cartuja de Vall de Cristo en Jérica


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