La ciudad en movimiento. Группа авторов
en una lectura interdisciplinaria que favorezca el diálogo entre las diversas miradas interesadas en el transporte y la movilidad urbana.
Nuestro objetivo, más que recopilar todas las problemáticas y publicaciones factibles de indagar –implicando un trabajo de largo aliento que se aleja de los fines planteados– es dar cuenta de aquellos estudios más relevantes sobre un tópico de sostenido interés para una camada de historiadores relativamente reciente. En ese marco, habrá un énfasis en los textos publicados especialmente a partir de las primeras décadas del siglo XXI, en lo que podríamos denominar una suerte de emergencia de la cuestión del transporte y la movilidad como problema historiográfico en Chile. Este artículo busca así establecer un balance renovado tras una década de nuevas investigaciones, aunque con algunos recortes que merecen ser destacados: en especial, el énfasis en los procesos ocurridos en el siglo XX, la exclusión de otras formas de movilidad (como el viaje particular en automóvil) y la mayor cobertura referida al transporte colectivo de Santiago2.
Al respecto, se incorporan en esta revisión principalmente obras publicadas en el país, sumando algunas editadas en el extranjero sobre el escenario local o regional y que presentan, a nuestro juicio, enfoques y temáticas de interés para investigadores, profesionales y público en general. Dada la importancia de la movilidad y el transporte colectivo en un escenario metropolitano que plantea continuos debates técnicos, políticos y sociales para los Estados, los gobiernos locales y la ciudadanía, la consideración por su desarrollo histórico más que capricho intelectual se presenta como una necesidad colectiva.
Dinámicas foráneas y locales sobre la historia del transporte y la movilidad: antecedentes y perspectivas
Como fenómeno ligado intrínsecamente al desarrollo urbano, el transporte ha sido tema de amplio interés en contextos donde la ciudad moderna se constituyó como preocupación para las políticas públicas y los análisis académicos en torno a su naturaleza, marcada por un rápido crecimiento debido a la industrialización y la deslocalización de actividades. De hecho, un aspecto particular de este nuevo escenario, la separación entre espacio laboral y habitacional, fue central para el desarrollo de lo que hoy entendemos como transporte moderno3. La presencia de una tradición de estudios históricos sobre estos tópicos en los contextos norteamericanos y europeo responden por tanto al impacto del crecimiento de ciudades como Londres o Nueva York, entre otros aspectos, y se desplegó en torno a la motorización y los medios de transporte masivos junto a su vinculación con el desarrollo de las infraestructuras y economías urbanas existentes desde el siglo XIX. A esto se sumaba la importancia de otros procesos, como la consolidación de las redes logísticas en una Economía Mundo marcada precisamente por la incorporación de nuevos medios y tecnologías como el ferrocarril o la navegación a vapor.
Siguiendo los acercamientos historiográficos hacia los medios de transporte con relación al escenario urbano, podemos caracterizar este corpus como un intento por superar el foco en el transporte como objeto singular de interés o de memorabilia citadina para adentrarse en miradas que reflejaran los diversos impactos socioculturales, políticos y económicos de dichas tecnologías. Un ejemplo de ello son las publicaciones presentes en revistas como el Journal of Transport History (JTH), editado por la Universidad de Manchester desde el año 1953; este medio académico recoge las variaciones temáticas y teóricas con que esta perspectiva disciplinar ha abordado el estudio de los medios de transportes junto a sus impactos políticos, económicos y socioculturales, además de un temprano interés por ligar estos desarrollos a la emergencia de la historia urbana como área disciplinar específica4.
Mientras en sus inicios el ferrocarril –y en particular los británicos– concentraban gran parte de sus artículos, a partir de la década de 1960 sus temáticas se ampliaron a un heterogéneo grupo de medios de transporte (terrestres, fluviales y aéreos), puestos en la mayoría de los casos en conexión con los efectos urbanos provocados por su implementación, además de extender su mirada a otros contextos5. Posiblemente, sus énfasis y cambios hayan tenido relación con la realidad del centro capitalista, con industrias automotrices o de bienes de capital que incluían distintas modalidades de carga y pasajeros además de sus desarrollos tecnológicos asociados, aunque también por las externalidades e impactos que la masificación de los diversos medios de transporte produjo durante la segunda mitad del siglo XX. Ya desde inicios del presente siglo, el nuevo escenario global ha llevado a la consolidación de grupos de estudio cuyos miembros pertenecen tanto a la academia como la sociedad civil, reflejando un interés transversal e internacional referido a estas temáticas, como es el caso de la International Association for the History of Transport, Traffic & Mobility6. Este tipo de instancias posibilitan una discusión amplia e interdisciplinaria respecto a la historia del transporte y la movilidad a través de publicaciones y conferencias, actividades que se transforman en una referencia a seguir para contextos donde este tipo de estudios se encuentran en una fase inicial y que requieren obligatoriamente mayores escenarios de debate, como es el caso nacional.
Frente a estos acercamientos centrados en el desarrollo de las tecnologías de transporte y sus alcances, una renovación historiográfica emergió tras medio siglo de investigaciones. Planteando una relectura a la matriz técnica, económica o política, se sumó la necesidad de una comprensión integral al transporte y la movilidad para entender cómo se insertan socioculturalmente estas innovaciones; a través de su recepción, usos y representaciones, fue adquiriendo cierto énfasis el ámbito urbano por la masividad global del fenómeno en el siglo XX. Esta suerte de Historia Cultural de la Tecnología acercó la mirada histórica del transporte al concepto de movilidad, impulsando un giro frente a las relaciones que hacen los habitantes de la ciudad en sus traslados cotidianos, superando las perspectivas excesivamente economicistas y centradas en la máquina que predominaron en los primeros estudios sistemáticos sobre esta dimensión como campo de investigación académica7.
Este giro permitió incorporar nuevas miradas al estudio de las relaciones entre cultura urbana y tecnología, lo que trajo consigo herramientas originales para comprender el entramado en torno al desarrollo del rubro. Bajo esta lógica, los medios de movilización pasaron de ser meras creaciones tecnológicas para la oferta de movilidad urbana, a constituirse como artefactos que actúan como fuentes de sentido. Dentro de una vida citadina en acelerada transformación, estos medios participan tanto de la morfología de las ciudades como también de las representaciones y percepciones que se construyen en el medio construido tanto por quienes lo habitan como por quienes la observan8.
Ahora bien, mientras en el mundo anglo las discusiones intelectuales sobre movilidad y transporte parecían consolidar el giro sociocultural, el ámbito iberoamericano atendió con mayor prioridad cuestiones como su relación con la expansión urbana, proceso central para entender el crecimiento de la ciudad moderna a partir del siglo XIX y su progresiva separación de funciones entre áreas de vivienda y zonas productivas, ya fuesen fabriles o de servicios, hecho central para el desarrollo de los medios asociados9. Muestras de este interés surgen con una marcada frecuencia en publicaciones seriadas como las revistas Transportes, servicios y telecomunicaciones, editada por la Fundación de Ferrocarriles Españoles desde el año 2001, y de la Revista dos Transportes Públicos, lanzada por la Asociación Nacional de Transporte Público de Brasil desde 1978.
Estas publicaciones se acercan al objeto desde una perspectiva principalmente “transportística”, noción acuñada por la catalana Carme Miralles-Guasch para describir aquellos estudios que desde la economía, el urbanismo o la ingeniería del transporte desarrollados en las últimas