El bautismo del diablo. Clifford Goldstein

El bautismo del diablo - Clifford Goldstein


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de manera creciente, inciertos. Sobre un tema similar, un artículo en The New Yorker decía: “Es como si los hechos estuvieran perdiendo su verdad”. “Las afirmaciones que habían sido enarboladas en los libros, de repente, se vuelven improbables. Este fenómeno aún no tiene nombre oficial, pero está ocurriendo a lo largo de una amplia gama de campos, desde la psicología hasta la ecología”.83 John Ioannidis, epistemólogo de Stanford, estaba tan preocupado por este problema que escribió un documento frecuentemente citado: “Por qué la mayoría de los resultados de investigaciones publicadas son falsos”.84

      ¡Qué consuelo!

      Además, si un colega experto comparte dogmáticamente el mismo paradigma científico, el mismo modelo, las mismas suposiciones que el autor, ¿qué otra cosa hace la revisión de pares, más que asegurarse de que el autor se mantenga fiel a la línea partidaria, sin importar si esa línea es correcta? Esta revisión de pares garantiza (supuestamente) la validez del trabajo dentro de una serie de suposiciones; no dice nada sobre la validación de las suposiciones mismas (ver capítulo 7).

      Además, si existen graves problemas en la ciencia experimental, que se hace sobre lo que está vivito y coleando ahora (como esos 80 mil pacientes), ¿se supone que deberíamos hacer reverencia con obsecuencia cuando la ciencia hace pronunciamientos osados sobre lo que supuestamente sucedió hace 250 millones de años, cuando el Coelurosauravus (según se nos ha dicho) desarrolló alas antes de desaparecer en el ozono paleozoico?

      No estamos hablando de críticas literarias sobre Cormac MacCarthy o críticas musicales sobre Max Richter. Estos son investigadores científicos, que se supone que adhieren “a los más altos estándares de integridad para la investigación científica”, que miran la misma realidad objetiva pero que llegan a diferentes conclusiones científicas.

      ¿Cómo puede ser? Después de todo, ¡es ciencia! ¿Puede realmente haber tendencias entre los científicos que afecten sus conclusiones, no solo en las investigaciones sobre las cosas que existen ahora (gaseosas y diabetes) sino también en el estudio de formas de vida que, supuestamente, existieron hace millones, o incluso miles de millones de años?

       Mente y cosmos

      Pero supongamos que este universo tampoco tenga un Dios (como muchos creen que es), sin consciencia, sin vida en absoluto. Nada más que energía, gases, estrellas y rocas compuestas de entidades subatómicas que en la actualidad se cree que forman toda la materia y la energía.

      Supongamos que todo continúa siendo de esa manera.

      En ese universo, ¿podría existir el conocimiento? Fotones, electrones, estrellas, rayos cósmicos sí. ¿Pero conocimiento? La idea de “conocimiento” en sí demanda no solo consciencia (después de todo, un murciélago frugívoro de Egipto tiene “consciencia”), sino un nivel más elevado de consciencia, una mente capaz de contener pensamiento racional. El conocimiento sin mente es tan imposible como el pensamiento sin la mente, pues ¿qué es el conocimiento, sino una forma de pensamiento? Si no existiera Dios, o no existieran dioses ni vida inteligente en ningún otro lugar del cosmos más que en los humanos, entonces el único conocimiento en toda la creación sería lo que está en las mentes de los seres humanos. Y si todos los humanos murieran, todo el conocimiento moriría con ellos.

      Tenemos conocimiento solo porque tenemos mentes; sin mentes, no hay pensamientos ni conocimientos. Y dado que tenemos mentes humanas, todo el conocimiento humano está limitado por el tipo de pensamiento que pueden tener las mentes humanas. Cualquier cosa que nosotros, como humanos, sabemos, o pensamos que sabemos, incluyendo el conocimiento científico, solo lo


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