Un viaje en el tiempo. Bradley Booth
para Jesús. En lugar de adivinar que los misioneros podrían estar trayendo amistad y las buenas noticias de la salvación, los indios supusieron que los hombres eran enemigos que invadían su territorio. No fue hasta mucho más tarde, cuando algunos miembros de las tribus Auca se convirtieron al cristianismo, que se dieron cuenta de lo terriblemente equivocados que habían estado.
¡Qué tragedia! Ellos conspiraron para matar a aquellos misioneros que habían venido a traerles la buena noticia de la vida eterna. Y esto no es muy diferente de lo que le hicimos a Jesús. Él vino a este mundo para traer la amistad y la vida eterna del Padre, pero ¡lo matamos! ¡Qué tragedia! Como los indios Auca, todo lo que podemos hacer ahora es decirle a Jesús cuánto lo sentimos y entregarle nuestro corazón. ¿Por qué no hacer eso hoy, y todos los días?
9 de enero
Comienza la Guerra Civil de Estados Unidos
“Cuando estén ya en su propia tierra y tengan que salir a la guerra contra el enemigo opresor, las trompetas darán la señal decombate. Entonces el Señor se acordará de ustedes ylos salvará de sus enemigos” (Números 10:9, NVI).
Todo comenzó cuando un destacamento de soldados confederados, en una isla frente a la costa de Carolina del Sur, disparó contra un barco mercante de vapor. Este llevaba suministros al puesto militar estadounidense de Fort Sumter, cerca de Charleston. Un ataque al fuerte solo podía significar una cosa: que los estados confederados del sur estaban preparados para romper con la Unión, y lo consiguieron. El 9 de enero de 1861, con ese disparo, comenzó oficialmente la Guerra Civil estadounidense. Carolina del Sur fue el primero en separarse de los Estados Unidos de América y, en pocos meses, le siguieron otros doce.
Esta Guerra de Secesión fue terrible, y duró más de cuatro años. Dividió a familias y a comunidades enteras. Al final, todos pagaron un precio. Las carreteras y los ferrocarriles quedaron destruidos, los barcos no pudieron entregar o recoger sus cargamentos, y las cosechas se pudrieron en los campos. El Sur parecía tener los mejores generales, pero el Norte tenía más hombres y el gobierno federal de su lado. Durante los primeros años de la guerra, el Sur parecía ganar todas las batallas importantes, pero la falta de dinero y la fatiga militar empezaron a pasar factura. Cuando los tres años se convirtieron en cuatro, se hizo cada vez más evidente que la guerra se estaba estancando por falta de inspiración. La esclavitud era probablemente la cuestión más grave que estaba en juego, pero ninguno de los bandos la había utilizado realmente como motivo para ir a la guerra. Algunos han atribuido la prolongación de la guerra a la falta de líderes con objetivos morales claros que defendieran lo correcto.
¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras en medio de una guerra, de pie y desarmado en un campo abierto, con las balas zumbando por tu cabeza? Tal vez, sientas que tu conciencia te dispara por tus pecados pasados. Tal vez, el futuro te parezca territorio enemigo hostil e imposible de navegar con seguridad. Y lo peor de todo: tal vez, sientas que Dios es quien te está disparando.
Permíteme asegurarte que, lejos de atacarte, Dios está a tu lado, recibiendo por ti balas que ni siquiera conoces. Pero, para ser rescatado, debes gritarle con todo tu corazón. Si das este salto de fe y confías verdaderamente en él, la victoria está garantizada.
10 de enero
Iglesia y Estado
“Después vi que de la tierra subía otra bestia. [...] Se lepermitió infundir vida a la imagen de la primerabestia...” (Apocalipsis 13:11, 15, NVI).
El Vaticano es una ciudad-estado que también es un país, el más pequeño de su clase en el mundo. Tiene un tamaño de apenas 44,5 hectáreas; y cuenta con aproximadamente 800 habitantes, incluyendo al Papa, 58 cardenales, unos 250 sacerdotes y más de 100 miembros de la guardia de palacio. No tiene aeropuertos ni carreteras. Sin embargo, un tren lleva a los turistas a sus puertas, y la ciudad cuenta con un helipuerto para las personalidades importantes. En el Vaticano, se encuentran algunos de los monumentos religiosos más famosos del mundo, por ejemplo: la Capilla Sixtina, con su célebre cuadro La última cena, de Leonardo da Vinchi, y el interior de su cúpula pintado por Miguel Ángel; y la Basílica de San Pedro, la segunda catedral católica más grande del mundo.
Un día como este, en 1984, Estados Unidos volvió a establecer relaciones diplomáticas plenas con la Ciudad del Vaticano. La nueva alianza se produjo tras 117 años de ausencia de relaciones políticas entre ambas potencias. El presidente Ronald Reagan fue considerado un actor central en este logro político. Muchos líderes religiosos creen ahora que esta relación fue el comienzo de algo que se convertirá en una amenaza para las libertades que tanto apreciamos. Durante siglos, el sistema católico romano persiguió a quienes no reconocían su autoridad religiosa y política hasta que, en 1798, el Papa fue llevado cautivo y enviado al exilio religioso. No fue sino hasta 1929 que el Vaticano volvió a ser la residencia oficial del Papa.
En 1984, Estados Unidos marcó una nueva era en el culto religioso al prometer su apoyo al Vaticano y a su alto líder. Finalmente, según el libro de Apocalipsis, el Papa volverá a reclamar el pleno poder religioso en el mundo. Aunque una vez fue cautivo de Napoleón de Francia, irrumpirá en el escenario mundial con una influencia desenfrenada. Parecerá que todas las masas agitadas del mundo lo seguirán, declarándose en acuerdo con cada una de sus palabras. Esto indicará que las grandes puertas de este mundo se cierran, y el fin estará sobre nosotros.
Pero, no todo el mundo estará en esa multitud humana, obedeciendo servilmente cada declaración engañosa, inclinándose a los pies de las mentiras. Habrá otro grupo: un grupo mucho más pequeño de creyentes con los ojos bien abiertos, que se niegan a ser guiados “ciegamente”. Perseguidos y maltratados, amenazados y burlados, ellos se aferrarán a las promesas de su alto Líder, y a sus fieles promesas de seguridad y recompensa eternas.
11 de enero
El primer tratamiento con insulina
“¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritude Dios habita en ustedes?” (1 Corintios 3:16, NVI).
Imagina que sientes un dolor terrible en uno de los dedos del pie. No puedes dormir y te resulta difícil concentrarte debido al dolor punzante. Entonces, el dedo cambia de color y se vuelve negro. El médico anuncia que tienes diabetes y, en poco tiempo, tu familia está vestida de negro, reunida en torno a tu ataúd.
La diabetes lleva mucho tiempo afectando a los seres humanos. Uno de los primeros médicos de la historia en mencionar esta enfermedad fue el egipcio Hesy-Ra. Otro fue Aretaeus, un médico griego que describió la enfermedad como una que derrite la carne humana, una definición que parece ser acertada. A lo largo de los milenios, desde la antigua Grecia hasta la década de 1920, la diabetes significó la muerte para el paciente.
Y entonces, llegó el 11 de enero de 1922 cuando, por primera vez, la insulina se utilizó con éxito para tratar la diabetes. El paciente fue Leonard Thompson, del Hospital General de Toronto, Canadá. Aunque hoy ya no es mortal, en los últimos veinte años se ha producido, en los Estados Unidos, un gran aumento del número de personas que sufren de diabetes. Algunos dicen que se trata de una anomalía genética; pero otros piensan que, en gran medida, se debe a nuestra alimentación.
Funciona así: Cuando consumes mucho azúcar (cosas dulces), el cuerpo debe esforzarse para reducir el nivel de glucosa (azúcar en sangre) pues un exceso puede dañar las células (incluso puede matarlas) y hacer que los procesos metabólicos del cuerpo se trastornen. Frente al exceso de glucosa, el páncreas (órgano que produce la insulina necesaria para equilibrar la cantidad de azúcar en sangre) debe trabajar de más a fin de producir suficiente insulina y neutralizar los efectos del azúcar. Este trabajo extra (sobre todo si muere cierta cantidad de sus células debido al exceso de glucosa) puede llevar a que el páncreas se apague