Enfoque práctico e integral del soporte de vida. Alejandro José Urbina Sánchez

Enfoque práctico e integral del soporte de vida - Alejandro José Urbina Sánchez


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      24. Zideman DA, De Buck EDJ, Singletary EM, Cassan P, Chalkias AF, Evans TR, et al. European Resuscitation Council Guidelines for Resuscitation 2015 Section 9. First aid. Resuscitation [Internet]. 2015 Oct;95:278–87. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26477417

       Capítulo 3. Soporte básico de vida pediátrico

      Alfredo Caballero Arenas

       Médico, Especialista Medicina de Urgencias

      Andrés Felipe Estrada Atehortúa

       Médico, Especialista Medicina de Urgencias

      Andrés David Aranzazu Ceballos

       Médico, Residente de Pediatría

       Introducción

      En la población pediátrica, el paro cardiorrespiratorio es una situación clínica poco frecuente y en contraste con los adultos, el origen cardíaco no es la principal causa. En ellos el paro cardiorrespiratorio es una consecuencia final del deterioro clínico progresivo secundario a una falla respiratoria o choque, debido a trauma, síndrome de muerte súbita del lactante, dificultad respiratoria o sepsis como causas más comunes, las cuales conducen a una vía común como la hipoxia, hipercapnia y la acidosis que desencadena en bradicardia, hipotensión y culmina en un paro cardiorrespiratorio (1,2). Por lo tanto, es fundamental reconocer tempranamente a los pacientes con deterioro clínico de cualquier causa, para proporcionar un tratamiento efectivo y oportuno, evitando así desenlaces fatales. Los ritmos de paro más frecuentes son la actividad eléctrica sin pulso y la asistolia; la fibrilación ventricular (FV) solo se encuentra en el 5% al 15% de los casos (3).

      En las últimas décadas la sobrevida en el paro cardiorrespiratorio intrahospitalario (PCIH) en la población pediátrica ha mejorado debido al reconocimiento temprano y al inicio de la reanimación cardiopulmonar (RCP) de alta calidad (4). El retorno espontaneo a la circulación (REC) en el PCIH ha aumentado del 39% a un 77%, y la sobrevida al alta hospitalaria de un 14% a un 43% (5). Además, la implementación de maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) por tiempo prolongado no es fútil en esta población; el 12% de los pacientes que recibieron maniobras de RCP por más de 35 minutos, sobrevivieron al alta y el 60% de estos, tuvieron buenos resultados neurológicos5. Lamentablemente, esta mejoría en la sobrevida al alta no se extrapola al paro cardiorrespiratorio extrahospitalario (PCEH), siendo de 3-10% en menores de 1 año y 9-19% en niños entre 1 y 18 años (3).

       Definiciones

      Cuando las guías de reanimación se refieren a la población pediátrica, abarcan tres grupos etarios: neonato, lactante y niño. Para su distinción es importante tener en cuenta las siguientes definiciones (3).

      • Neonato: desde el momento del nacimiento hasta los 28 días (Ver reanimación neonatal).

      • Lactante: aplica para aquellos niños entre 1 mes y 1 año de vida.

      Niño: aquellos entre un año de vida hasta la pubertad, definida como el desarrollo de tejido mamario en mujeres y la presencia de vello axilar en los hombres (caracteres sexuales secundarios).

       Cadena de supervivencia

      Al igual que en el paciente adulto, la población pediátrica tiene su propia cadena de supervivencia, compuesta igualmente por cinco eslabones, con una variación muy importante en el primer eslabón.

       Imagen 1. Cadena de supervivencia para el paciente pediátrico.

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      Fuente: Adaptado de las nuevas Guías AHA 2020.

       Prevención

      Puede ser aplicada en el ambiente intra y extrahospitalario. En casos intrahospitalarios se basa en el reconocimiento temprano de pacientes con deterioro clínico progresivo, mediante la observación minuciosa de los pacientes en riesgo y la implementación de equipos de respuesta rápida, frente a cambios notados en la condición basal del paciente, desencadenando medidas terapéuticas oportunas y adecuadas que prevengan el desarrollo de un paro cardiorrespiratorio (6,7). Se ha estudiado la implementación del PEWS (Pediatric Early Warning score) como predictor clínico del desarrollo, pero en una revisión sistemática de 2017 se encontró que no hubo disminución en la mortalidad cuando se aplicó.

      En el ambiente extrahospitalario consiste en implementar medidas para evitar situaciones de riesgo como intoxicaciones, lesiones traumáticas, asfixia por cuerpo extraño en la vía aérea o síndrome de muerte súbita del lactante; algunas de estas medidas son: uso de silla vehicular pediátrica, uso de cinturón de seguridad, respetar los límites de velocidad, evitar envasar tóxicos en recipientes que llamen la atención del lactante/niño, evitar automedicar al paciente, impedir que el lactante/ niño juegue con objetivos pequeños para disminuir el riesgo de obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño y evitar acostar al lactante boca abajo, entre otras (8).

      Soporte básico de vida

      La implementación de un soporte de vida pediátrico (SVB) de alta calidad incluye tener en cuenta factores como una secuencia adecuada para atender al paciente en paro cardiorrespiratorio, si se dispone de uno o dos reanimadores y cumplir las características de una RCP de alta calidad (9).

      El primer paso cuando nos enfrentamos a un niño con posible paro cardiorrespiratorio es comprobar la seguridad de la escena, buscar respuesta y conseguir ayuda, las cuales se resumen en las siguientes recomendaciones (10):

      • Hay que asegurar que la escena sea segura para el reanimador y la víctima.

      • Comprobar si la víctima responde. Toque al niño en el hombro o al lactante en el pie y exclame “¿Estás bien?”

      • Si la víctima no responde, pida ayuda a las personas que se encuentran cerca y active el sistema de emergencias.

      El segundo paso es comprobar si el lactante o niño respira con normalidad y si tiene pulso. Para evitar demoras, la evaluación de la respiración y el pulso no debe durar más de 10 segundos (9).

      • Respiración: se debe comprobar verificando si el tórax del paciente se eleva y desciende, se pueden tener dos escenarios:

      – La víctima respira, por lo que se debe vigilar hasta que llegue ayuda.

      – La víctima no respira o solo jadea/boquea, lo que es un signo de paro respiratorio y si no tiene pulso o es menor de 60 latidos, asociado a signos de hipoperfusión (frialdad, piel moteada o cianótica), está en paro cardiorrespiratorio y se deben iniciar maniobras de RCP de inmediato.

      • Pulso: la comprobación del pulso dependerá de la edad del niño y se describe así (9) (ver Imagen 2):

      – Lactante: se debe palpar en la arteria


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