Enfoque práctico e integral del soporte de vida. Alejandro José Urbina Sánchez
las interrupciones. Con el propósito de objetivizar este criterio se presenta entonces el concepto de fracción de compresión torácica el cual es el porcentaje de tiempo en el que los re animadores realizan compresiones torácicas durante un paro cardíaco. La fracción de compresión torácica se definió como la proporción de tiempo de reanimación sin circulación espontánea durante el cual se administraron compresiones torácicas, el cual debe ser al menos el 60%.
– Las pausas previas y posteriores a la descarga en las compresiones torácicas deben ser lo más breves posible.
– Es razonable reanudar inmediatamente las compresiones torácicas después de la administración de una descarga. Incluso cuando tiene éxito, la desfibrilación suele ir seguida de un período variable (y en ocasiones prolongado) de asistolia o actividad eléctrica sin pulso, durante el cual es aconsejable administrar RCP mientras se espera el retorno del ritmo y el pulso.
– Para los adultos en paro cardíaco que reciben RCP sin una vía aérea avanzada, es razonable hacer una pausa en las compresiones para administrar 2 respiraciones, cada una administrada durante 1 s. Para lo cual se debe evitar separar las manos del pecho del paciente.
– Si se va a proceder a la inserción de un tubo orotraqueal, se recomienda que las pausas no deben ser mayores a 10 segundos contados a partir del momento en que se visualizan las cuerdas
• Ventilación precisa: cuando las compresiones se asocian a la ventilación se debe evitar hiperinflación (solo el volumen necesario para expandir el tórax).
Adicionalmente, para garantizar la calidad debe contar con una superficie rígida (todos los carros en la parte posterior cuentan con una tabla rígida; sin embargo, su implementación nunca debe retrasar el inicio de las compresiones) (11).
Si al cabo de dos minutos, no cuenta con desfibrilador, evalúe la presencia de signos clínicos de vida; ante la ausencia, NO verifique pulso y PROSIGA con las compresiones torácicas (11,13).
Tan pronto cuente con un DEA o un desfibrilador, verifique el ritmo, independiente del tiempo que lleve realizando compresiones; recuerde que es esencial la terapia eléctrica temprana (Ver adelante verificación de ritmo y terapia eléctrica) (11,13,14).
Reanimación en equipo: practicar la RCP en equipo se traduce en llevar a cabo varias acciones a la vez. Por ejemplo, un reanimador activa el SEM (Sistema de Emergencias Médicas), mientras un segundo inicia las compresiones torácicas, un tercero administra la ventilación y un cuarto consigue un desfibrilador externo automático (DEA) y lo prepara. También recuerde que cada 2 minutos de compresiones o tan pronto quien realiza dicha maniobra declare fatiga y dependiendo del número de reanimadores, si se cuenta con más de uno, ubicarse a cada lado del paciente, para un relevo coreográfico que disminuya al máximo la interrupción de las compresiones (11,12).
Imagen 4. Posición correcta de las manos para la reanimación cardiopulmonar (13).
Fuente: Realizado por los autores
En algunas ocasiones, los pacientes se encuentran en prono y debido a que el reposicionamiento retrasa la RCP y la desfibrilación (15), entonces puede realizarse en esta posición (16-18). En 1992 describieron el primer reporte de caso de RCP exitosa en posición prono en dos pacientes en neurocirugía, mediante la técnica nombrada por el autor como “maniobra de compresión precordial inversa” (19) y se ha demostrado que genera presiones arteriales medias suficientes (incluso más altas que las compresiones torácicas anteriores –en supino–) (18).
Esta técnica tomó mayor relevancia a partir del 2019 por motivo de la pandemia COVID-19, en la que fue necesario reanimar pacientes que se encuentran ventilados en posición prono.
Los métodos sugeridos para administrar compresiones torácicas posteriores a un paciente en prono son dos. En el primer método una mano se extiende sobre cada escápula, y en el segundo, el talón de una mano se pone en la columna vertebral con la segunda mano encima de la primera, como con las compresiones esternal convencionales (19-21), (realizar compresiones entre las vertebra torácicas 7 y la 10). No hay una recomendación específica sobre la frecuencia y la profundidad de las compresiones al paciente en decúbito prono (22); en paralelo a las recomendaciones de paciente en supino se debe considerar una frecuencia de 100 a 120 por minuto con una profundidad de 5 cm.
La contrapresión es crítica para un retorno exitoso a la circulación espontánea, por lo tanto, el tórax (debajo del esternón) debe estar soportado con lo cual se logra una profundidad de compresión efectiva, o parcialmente efectiva, el 75% del tiempo (15).
Además de las compresiones torácicas, la desfibrilación puede ser necesaria (15) y se puede realizar con éxito en pacientes en prono. Se puede lograr con paletas o almohadillas autoadhesivas (parches) (15), los cuales se pueden ubicar en la línea medio axilar izquierda y sobre la escápula derecha (18).
A: Aérea, permeabilización
Para permeabilizar la vía aérea se deben tener en cuenta dos escenarios, en el primero el paciente está traumatizado y se debe realizar la subluxación mandibular (Imagen 5), o el escenario en que el paciente no está traumatizado y el auxiliador debe realizar la maniobra frente-mentón (Imagen 6) para abrir las vías respiratorias de la víctima (11,13). El uso de un complemento de las vías respiratorias (por ejemplo, cánulas orofaríngeas o nasofaríngeas) puede ser razonable en pacientes inconscientes, sin tos o reflejo nauseoso para facilitar la ventilación con un dispositivo de BVM, siendo preferente una vía respiratoria oral debido al riesgo de postura intracraneal de los dispositivos nasofaríngeos en pacientes con fracturas de la base del cráneo.
Imagen 5. Subluxación de mandíbula (13).
Fuente: Realizado por los autores
Imagen 6. Maniobra de frente-mentón (13).
Fuente: Realizado por los autores
En el contexto de un trauma craneal y y de cuello o cuando se sospecha o no se puede descartar una lesión en la columna, los reanimadores deben mantener la inmovilización manual del movimiento de la columna y no utilizar los dispositivos de inmovilización espinal pues pueden dificultar el mantenimiento de la permeabilidad de las vías respiratorias y proporcionar una ventilación inadecuada. Así mismo se debe aclarar que se debe realizar una maniobra de inclinación de la cabeza y elevación del mentón (frente mentón) si la vía aérea no se puede abrir con una subluxación de la mandíbula ni la inserción de un accesorio de la vía aérea incluso en casos de posible lesión de la columna porque la necesidad de abrir las vías respiratorias