Sin banda no hay fiesta. Virginia Yep

Sin banda no hay fiesta - Virginia Yep


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el Viernes Santo: dos “santos varones” de la Cofradía del Santo Cristo, tocando con unas delgadas flautillas de carrizo, llamadas “tutiros”, una melodía alternada con redobles de un tamborcillo. Esta música sonó y resonó durante el Viernes Santo (ver Cruz 1982:76 y Anexo 1).

      Es innegable que la música en el Bajo Piura está en relación directa con los quehaceres religiosos y festivos y que la religiosidad popular encuentra en las fiestas una expresión propia (ver Franco 1981 y Crumrine 1986); a su vez, las bandas están en relación estrecha con las organizaciones religiosas de la zona, su mejor clientela, las que han contribuido a su protagonismo en la vida musical del Bajo Piura y a reforzar el “aquí, Catacaos, es tierra de músicos”. Bandas y criollos, a pesar de representar dos grupos sociales distintos y llenar necesidades musicales distintas, comparten un género común: el tondero, cuyo análisis en sus dos versiones demostrará la polaridad entre ambos. Ni el triste ni la marinera estarán considerados en el análisis. Aunque el triste es igualmente representativo de la zona, tiene un carácter muy libre, muchas veces solo es cantado y no forma parte del repertorio de las bandas; la marinera, por su gran variedad regional en todo el Perú, sería un tema de investigación para otra tesis.

      Usaré los siguientes términos musicales en forma extensiva, por corresponder al uso coloquial en el Bajo Piura: “partitura”, para referirme al papel escrito con la notación musical que cada músico usa para tocar (es decir, lo que llamaríamos en música “particella”); “Bajo”, escrito con mayúscula, para referirme al instrumento; y bajo, escrito con minúscula, para referirme a la función armónica.

       Capítulo 1

      Leyendas, religiosidad y música. Antecedentes histórico-culturales

       Mi San Juan, el patrón de Catacaos, San Miguel, de mi Piura señorial, el sol está que requema en las arenas del Piura, este sol incandescente del desierto de Sechura.

      De Arenas, tondero de Segundo Campoverde

      Catacaos, 1993. Jueves Santo. Desde muy temprano, en casa de don José Espinoza Chávez están todos muy bien acicalados y vestidos con sus mejores ropas. Hoy es un día muy especial para el procurador de la Cofradía del Santísimo, hoy las Cofradías Juradas se concentran en su casa, en el Jirón Zepita, para hacer conjuntamente el recorrido de rigor: primero a la casa del “depositario”, de allí donde el “doliente” y por último a la casa del “devoto” de Jueves Santo. El aún tenue sol piurano de la mañana acompaña al grupo en su marcha por las calles de Catacaos hacia el Concejo Distrital, donde las autoridades los esperan para iniciar oficialmente los actos festivos. Mientras el grupo va creciendo, los vecinos –con curiosidad y admiración– contemplan a estos varones enternados que lucen orgullosamente la insignia de su cofradía en el pecho y que con aire serio van marchando al compás de la banda.

      1.1 Paisajes y parroquianos

      Diversos paisajes se pueden apreciar en el departamento de Piura: las ciudades, la zona costeña con su pesca e industria, los valles alrededor del río Piura –adornados con sembríos de algodón, maíz, arroz, frutas y frijoles– y el desierto, mejor llamado “despoblado”, que con 6000 km2 es la zona seca más extensa de Piura, donde crecen los algarrobos (Diez/Aldana 1994: 26, 28). En la zona rural producen la chicha, tejen sombreros de paja y crían animales; en las zonas más urbanas trabajan además en la platería, la curtiembre y la imaginería; también destacan las zonas portuarias de Talara, Paita y Bayóvar. En contraste con los factores económicos modernos, como la minería, la pesca y el petróleo, principales riquezas naturales de Piura, existen dos factores económicos tradicionales vigentes en la vida rural de los piuranos: la crianza de cabras y el uso del piajeno (asno) como medio de transporte.

      El departamento de Piura tiene un área aproximada de 36 403 km2, una población de 1 124 852 habitantes, y es, después de Lima, la zona más poblada del país. En el Bajo Piura, llamado así por su ubicación en tierras de baja altura, existen dos grandes comunidades campesinas1: la comunidad San Juan Bautista de Catacaos, con un área de 6000 km2, que abarca los distritos de Catacaos, La Arena, Cura Mori, La Unión y El Tallán, y la comunidad San Martín de Tours de Sechura, con una extensión de 6370 km2, conformada por los distritos de Sechura, Vice, Bernal, Bellavista de la Unión, Rinconada-Llíquar y Cristo nos Valga. El clima del Bajo Piura es cálido (18,8 oC a 37 oC) y muy seco, casi nunca llueve.

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      La vida política y cultural de Catacaos tiene como escenario la Plaza de Armas, en cuyo alrededor se ubican la catedral, la municipalidad y los comercios, y es además el punto de encuentro y lugar preferido de los cataquenses para el descanso y el tiempo libre; me contaron incluso que años atrás había un gran aparato de televisión en la plaza. Muy cerca están el mercado y el Jirón Comercio, la calle principal de Catacaos. Como es común en nuestros pueblos, la Plaza de Armas tiene una glorieta que suele ser el escenario para las actividades oficiales y para las retretas de la banda.

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      Los parroquianos del Bajo Piura estuvieron siempre destinados a sobrevivir a catástrofes, inundaciones y sequías (recuérdese el fenómeno El Niño). Estas condiciones ambientales marcan el carácter de los bajopiuranos; una amable pasividad y resignación surge de la impotencia ante la voluntad de la naturaleza, y han desarrollado el sentido y la obligación del trabajo, la conciencia colectiva y la ayuda comunitaria; todo esto, acompañado, como es costumbre, de una sabrosa y abundante gastronomía, se expresa en las fiestas, en las que se agradece a Dios y a los santos por sus favores. Así, don Hipólito Moscol Risco sabía muy bien lo que le esperaba cuando aceptó el cargo de “devoto de Jueves Santo” en 1993: un fuerte desembolso y mucho trabajo para él y toda su familia; mas el esfuerzo es recompensado por el prestigio y el reconocimiento ganado ante la comunidad. Don Hipólito “ha cumplido” como individuo y como parte de su grupo social.

      1.2 Leyendas e historia

      La historia del Bajo Piura –en especial de Catacaos– está marcada por sometimientos, invasiones territoriales, catástrofes naturales, estafas e injusticias y, al mismo tiempo, está impregnada de leyendas y elementos mágicos que no son fáciles de separar de los hechos históricos y que ayudan a comprender mejor la historia y el desarrollo del Bajo Piura. Hasta el comienzo del gobierno incaico, en 1476, la zona de la cultura Tallán estuvo ocupada por los sechuras (200 aC - 600 dC), y más tarde por los chimúes (1000 a 1476 dC), quienes fueron más tarde sometidos por los incas.

      Para narrar las leyendas de los tallanes no hay mejor referencia que el hermoso libro de don Jacobo Cruz Catac Ccaos, en el que me basaré a continuación. Cuenta la leyenda que un día apareció Mec Non, “el gran pájaro errante”, en el valle sobre la parte norte del monte Tunal y se asentó allí con su séquito. Los tallanes eran muy religiosos y creían en ídolos como el puma, el venado, la luna, el planeta Marte y la sábila, también fueron grandes arquitectos, agricultores, tejedores y alfareros. Más tarde, Ñari Walac, “gran ojo que todo lo ve”, se sumó a Mec Non y se declaró co-fundador del imperio Tallán. Como ninguno de los dos era guerrero, se dividieron el poder de la siguiente manera: mientras Mec Non se ocupaba de los asuntos políticos, Ñari Walac se ocupaba de los religiosos; ambos formaron los troncos de las dos dinastías de los pobladores de Catacaos. Sobre la música en los rituales religiosos de los tallanes, Cruz indica que los tutiros (delgadas flautas de carrizo) se escuchaban a un kilómetro de distancia (Cruz 1982:76). Aproximadamente 51 curacas gobernaron en la zona del Bajo Piura (Fernández 1988: 45); el último curacazgo de los tallanes, que regía ya con leyes incas, fue el del curaca Mecca Amóc –o Mécamo, que en idioma tallán significa “amigo de la música”–, a quien se le atribuían talentos artísticos, como por ejemplo la composición de


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