Pedagogía y literatura: enseñar a pensar. Humberto Quiceno Castrillón
metáfora de cien años la tomo del libro Cien años de soledad, de García Márquez, allí la soledad se refiere al aislamiento de Macondo, que es la figura mítica del libro, una sociedad agraria y campesina, este aislamiento no es geográfico, sino lingüístico, es el aislamiento y la soledad por no poder descifrar los libros, no poder leerlos, Macondo es un pueblo que no tiene escritura y por eso está aislado, solo. El no saber escribir aísla, nos envuelve en un manto de soledad, que es la de la palabra, la de la cultura oral. El libro describe el comienzo y el final de una cultura y una sociedad que no escribe y que siente como una destrucción de sí misma el encuentro con la escritura. Esta destrucción no solo le acontece a este pueblo y a esta sociedad, la vamos a encontrar en otro libro de García Márquez, El amor en los tiempos del cólera, Florentino, el personaje de la obra, ha de pasar por destruirse así mismo para construirse después. El acceso a la escritura tiene una condición: llegar a ser otro, distinto al ser que se es. Macondo no llega a ser otro, pues perece en la aventura de no poder interpretar lo escrito, Florentino no perece, llega a ser escritor.
En Europa, y en relación con la pedagogía, encontramos un fenómeno parecido al acontecimiento de Macondo en el libro de García Márquez. En 1632 Juan A. Comenio escribe la Didáctica magna1 y su gran libro Pampedia2 que representa el paso de la pedagogía antigua y medioeval, a la pedagogía moderna, a la didáctica, al arte de enseñar, a la ciencia del enseñar. Este acontecimiento, como en Macondo, representa la transformación de una cultura oral y de una pedagogía oral, desde estos años la pedagogía se vuelve escritura, se puede decir que lo que se representaba hasta ese entonces en Occidente como pedagogía, desapareció de la cultura, si bien se mantuvo el nombre, éste ya no representa lo que era, la palabra pedagogía pasó a significar otra cosa, pedagogía era instruir, ahora pasa a saber escribir lo que se dice con instruir. La pedagogía antigua y medioeval había nacido en una cultura que no era escrita, era una cultura oral, y si lo escrito figuraba en esa cultura no era para definir la pedagogía, sino para darle sentido e importancia, al lado de otras experiencias de más valor, como la política, la moral y la religión. La pedagogía tenía como finalidad llegar a la escritura, pero ella misma no estaba escrita. Cuestión muy distinta a lo que ocurre en el momento de Comenio, aquí la pedagogía es escrita, es un tratado, y no busca descubrir la escritura, llegar a ella, sino que la escritura es su condición, es lo que la explica. Esta figura discursiva nos revela que, si la pedagogía es escrita, con ella y desde ella, se puede enseñar a escribir.
La Didáctica magna de Comenio enseña a escribir, y el sentido de su pedagogía es que el sujeto adquiera la cultura escrita. La escuela, el tratado, el arte y la ciencia se ponen al servicio de la escritura. Un siglo más tarde las cosas van a cambiar, el enseñar a escribir no se hace solo en la escuela, el individuo puede aprender a escribir apoyándose en el arte y en la literatura, podemos decir que, en el siglo XVIII, en el paso al siglo XIX, nace el escritor, el hombre que sabe escribir por sí mismo. Este el comienzo de la novela de formación de Goethe, que leemos en la saga de Wilhmer Meister. García Márquez, el que escribió Cien años de soledad, también escribió una novela de formación, que es El amor en los tiempos del cólera, que es la saga de Florentino Ariza, en este libro él aprende a escribir por sí mismo.
Comenio escribe la Didáctica magna al comienzo de la modernidad, en 1632, que es el encuentro de la escuela con la escritura, es la pedagogía la que propicia este encuentro, bajo el nombre de la didáctica. En Colombia, García Márquez, en Cien años de soledad, nos explica qué sucede cuando se pasa de la cultura oral a la escrita. La sociedad que es descrita en la obra es la Nueva Granada, una sociedad que existe entre los años 1730 y 1830, que es el período colonial, es también la Colombia de 1830 a 1930, que es una sociedad agraria, conservadora y católica; estas dos sociedades forman una única sociedad, la sociedad que no escribe, sino que habla, la sociedad que no ha inventado la escritura, la sociedad que no tiene una pedagogía escrita, sino una pedagogía oral. Desde 1730 hasta 1930, la pedagogía de la Nueva Granada y de Colombia, es de la conducción católica, que no es una pedagogía escrita, que, si bien esta pedagogía se propone enseñar a escribir, no lo puede cumplir, porque esta enseñanza hunde sus raíces en la cultura y la pedagogía oral. En 1930 se crean las condiciones para que surja la pedagogía escrita, la didáctica, el arte y la ciencia del enseñar, 1930 tiene un parecido con el momento Comenio, pues fue en esos años que se pasó de la pedagogía oral a la pedagogía escrita, con el nombre de Didáctica magna.
La sociedad que sirve de fondo a Años de enseñanza y aprendizaje de Goethe es muy parecida a la sociedad que sirve de horizonte a García Márquez para situar las aventuras de Florentino en El amor en los tiempos de cólera. Las dos obras son de aventuras, aprendizajes y andanzas, son experiencias donde Guillermo y Florentino aprenden a escribir y a ser escritores. Para que esto ocurra, para que nazca la escritura y emerja el escritor, se necesita que haya amor, desamor, tragedia y dolor, en una palabra, soledad. Florentino vivió cincuenta años solo, antes de poder ser escritor, por vencer esta soledad es que aprendió a escribir. En el libro Cien años de soledad, los Buendía, la estirpe Buendía, desaparece, como también la sociedad Macondo, y solo queda un último descendiente de la familia, que es aquel que sobrevive porque sabe escribir, sabe interpretar los libros. Se mantiene vivo el que sabe leer lo escrito, este saber tiene la propiedad de revelar, la historia, el pasado, el presente y revelar el misterio de saber quién es uno.
Didáctica y escritura
La didáctica, desde Comenio, no es solo saber enseñar, es también saber enseñar el escribir. Este saber consiste en saber cómo se construyó el pasado, lo que ha pasado y no deja de pasar. La frase escrita habla del pasado, de lo que fue imagen, recuerdo, memoria, el significado de la frase ya pasó, cuando se lee la frase, el significado ya no existe porque lo escrito separa lo que fue y lo que es. Se sabe lo que fue porque está escrito y lo que fue es el pasado más lejano y el más cercano. Cuando Comenio establece la didáctica, separa la pedagogía de lo que fue y de lo que es y por esta separación sabemos qué es la pedagogía, sabemos de su pasado, sin necesidad de ir a su pasado, al solo leer lo escrito, ya sabemos lo que fue, aunque lo que fue se nos escape, porque ya no es. Solo cuando desaparece la pedagogía oral, del diálogo, la conversación y la amistad, sabemos qué es la pedagogía, porque pedagogía es escribir y no hablar.. Este efecto de la escritura ilumina lo que es la historia, el tiempo, el espacio y la vida de las sociedades. Creo que este efecto fue el que aconteció en la cultura europea cuando Comenio escribe la Didáctica magna. Un efecto claramente pedagógico, si por ello entendemos la manera como se puede llegar a ser otro, que fue el sentido de la pedagogía antigua y medioeval, formar a alguien para que llegue a ser otro. La escuela que se ve en este libro pretende formar el hombre católico para que llegue a ser otro y esta formación se produce al aprender a escribir. La escuela es la que enseña a escribir y la pedagogía es la que, al dirigirse al hombre, lo conduce para que aprenda a escribir. En la novela de formación y después en la Bildung, pedagogía es la conducción que uno se hace así mismo para llegar a leer lo escrito y poder llegar a ser escritor. La escritura es una multiplicidad de separaciones, nos separa de lo que fuimos, nos separa de la escuela, nos separa del amor, nos separa en el tiempo.
En Colombia, la pedagogía como didáctica, la pedagogía como el arte de enseñar a escribir y la escuela como la institución que enseña a escribir fue un acontecimiento que se aplazó históricamente y fue ese acontecimiento el que investigó García Márquez en sus dos libros citados. En Cien años de soledad nos da una versión de la sociedad colombiana, desde la Colonia, el siglo XIX hasta 1930, para mostrar lo que significa el no poder entender que las cosas existen en sus separaciones naturales, sociales y culturales, que amar se da cuando algo se separa, que pensar es establecer divisiones, que hablar se produce al construir unidades distintas, que todo está en relación con el adentro y el afuera, el interior y el exterior, el pasado y el presente, lo que fue y ya no es. En una cultura oral esta potencia de las divisiones y las separaciones no existe, todo, el ser, las cosas están unidas. Existe un solo ser, contrario a lo que nos enseña la escritura que es la multiplicidad del ser. Saber leer lo escrito es poder entender y comprender el no ser, la negatividad, la diferencia, lo otro. En El amor en los tiempos del cólera, lo que estudia García Márquez es cómo Florentino llega a ser escritor, cuál es la pedagogía que forma el ser escritor y la escritura. Para llegar a ser escritor, Florentino pasa por múltiples separaciones