Historia de Venezuela, Tomo I. Aguado Pedro de
de Caçeres, que en el rrio toparon sobre el agua, los quales ocupandose y teniendose a dar la muerte a este español, que con sumirse debaxo del agua muchas vezes los entretubo muy gran rrato, hasta que la balsa de nuestros españoles, por la propia agua y conbates del rrio, fue rrestituyda a tierra hazia la parte donde estaban alojados los españoles, donde luego los que dentro yvan, desanparandola, se metieron por la montaña adentro, huyendo cada qual como podia, temiendo que avn por la tierra yrian con las canoas los yndios bogando en su alcance, segun sacaron los animos amedrentados de aquella tribulacion.
Acabados los yndios de dar la muerte a Françisco de Caçeres, soldado afamado entre estas conpañias por su buen brio e yndustrias en cosas de guerras, fueron en seguimiento de la balsa, la qual hallaron sin ninguna gente, y llevandosela consigo se andaban rregocijando con ella por el agua, trayendola de vna parte a otra, dando muy grandes muestras de alegria, como gente que solo aquello tenian por entera vitoria, y que su barbaridad no alcanço aprovecharse de tan buena ocasion como tuberon para hazer mas daño en los nuestros y aber vna vitoria harto notable, pues en ella abian a las manos los mas y mejores soldados de la conpañia, con que quedaba todo el rresto de la gente perdida, por estar muchos o los mas de ellos enfermos y no para tomar armas en las manos.
Con estos trabajos y otros que mi pluma calla por parecer yncreybles, paso el ynbierno y las aguas afloxaron de suerte que vn poco mas arriba del alojamiento, por çierto vado apaçible quel rrio Opia por aquella parte hazia, lo pasaron los nuestros, y començaron a marchar por entre gentes de diversas y diferentes lenguas, que por no tener ynterprete que las entendiese para saber quales eran y los nombres de sus provinçias y pueblos, no van aqui escritas en este discurso, que seria en el paraje de los chiscas o laches, lamados84 chita y el cucuy, por donde despues se siguio el camino de la governaçion de Venençuela al Nuebo Rreyno. Obieron estos españoles vn yndio que avnque escuramente era entendido de çierto faravte que en el rreal trayan, el qual dio al gobernador Jorge Espira muy entera rrelaçion del Nuebo Rreyno de Granada, porque a esta sazon estaban en el paraje del, declarandoles muy particularmente las muchas rriquezas que los naturales poseyan y los muchos y grandes señores que en el abia con la muchedumbre de naturales, y que la sal y mantas que por alli abian entre aquellos yndios de lo llano por donde andaban, toda baxaba del Nuebo Reyno; dandoles tanbien a entender que para señorear y sujetar tantos señores y naturales como en aquella tierra abia, eran muy pocos los españoles que el alli abia visto, prefiriendose este yndio a metellos en la tierra que les deçia, y avn que en alguna manera hallavan los españoles por alli algunas señales de lo que el yndio dezia, no del todo eran promobidos sus animos a seguillo, pues lo guardaron tan floxamente que se les huyo vna noche, y por huyrse el pobre yndio cayo de vna barranca abaxo en vn rrio que cerca estaba, donde se mato y fue comido bien en breve de los peçes, porque yendo otro dia a pescar al propio lugar vn español tomo vn peçe creçido, en el buche del qual hallaron la natura y conpañones todo junto deste yndio; y avnque despues, por persuasiones de algunos buenos soldados, fue persuadido Jorge Espira á enbiar gente a descubrir este Rreyno, y salieron al efeto çierta conpañia de soldados con vn Juan de Villegas(A), que despues governo aquella provincia de Venençuela, no hizieron cosa ninguna que les aprovechase; porque hallando la subida de la sierra dificultosa para caballos, se bolvieron desde çiertos pueblos que algo metidos en la cordillera estaban, donde tomaron cantidad de mantas y sal de la que del Rreyno baxaba, y con esta su floxedad dexaron casi como de entre las manos este pedaço de prospera tierra con que despues con no menores trabaxos y calamidades de los que esta gente paso, pero con mejor fortuna y mas ostinados animos, descubrieron por muy diferente derrota de esta y conquistaron y sujetaron el tiniente Gonçalo Ximenez de Quesada y sus comilitones, tres años despues del acometimiento85 de Jorge Espira, con que ylustraron y perpetuaron sus buenos hechos y hazañas, y mereçio dignamente el teniente y general Ximenez de Quesada ser Adelantado del Nuebo Rreyno, y sus soldados y conpañeros en el trabaxo gozar de vna prospera quietud con que descansadamente oy gozan de los frutos y esquilmos de aquella tierra, justamente por ellos mereçidos.
Y desta propia adversa fortuna partiçipo Miçer Ambrosio, como en su Istoria se trata86, pues hallandose el año de veynte y nuebe, no diez leguas ni avn ocho desta provinçia del Nuevo Reyno, por la parte por donde al presente esta poblada la çivdad de Panplona, en el distrito del propio Nuebo Rreyno, dexo de seguir su descubrimiento como lo llevaba encaminado, y dando la buelta sobre mano izquierda, ynclinandose a çiertas poblazones de gentes chitarera que de aquella parte abia, fue dende a pocos dias muerto, y su gente se bolvio a la laguna de Maracaybo, por diferente camino del que abia llevado, y de alli a Coro.
(A) Según Oviedo y Baños, acompañaron á Villegas cuarenta hombres, entre los cuales iban Francisco Infante, Gonzalo Martel de Ayala, Francisco de Madrid, Juan Cuaresma de Melo, Hernán Pérez de la Muela y Alonso de Campos.
De este Juan de Villegas se ha de hablar largamente más adelante, pues llegó á obtener la confianza de los Gobernadores, y aun á regir él mismo la tierra, y entonces será ocasión de poner de manifiesto las condiciones de éste hombre, tan duramente juzgado por algunos.
CAPITULO OTABO
Como pasando adelante Jorge Espira con su gente dieron en vna poblazon que por su fortaleza llamaron Salsillas; y de çierta notiçia que tubieron de vn gran rrio, que presumieron ser el Marañon.
No paso el Governador con su gente por las tierras y poblazones que en suma y algo escuramente rreferi en el capitulo antes deste, tan pacificamente que no le matasen y descalabrasen y hiriesen algunos soldados, de suerte que le fue necesario detenerse algunos dias adelante de donde yntento entrar en el Nuebo Rreyno, hasta tanto que sus enfermos tuviesen mejoria, y convaleçieron de tal manera que avnque trabajosamente estuvieron para caminar, y pasando adelante con su largo y trabajoso descubrimiento, con sobra de buena esperança, porque algunos yndios que se abian tomado por las provinçias por do abian pasado, astuta y malvadamente a fin de echar los españoles de sus tierras, y conoçiendo en alguna manera, avnque barbaros y de rrusticos yngenios, la pretension de los españoles, que era aber muchas rriquezas de oro y plata, de lo qual, avnque aquellos barbaros careçian, no dexaban de tener algun conocimiento de muy lexos, espeçialmente que el Governador les mostraba algunas pieças que destos metales llevaba, y asi casi todos los yndios pareçia que por abiso del demonio, estaban tan conformes que vno de otro no discrepaba en dar muy buena rrelaçion y notiçia al governador Jorge Espira de que adelante por la derrota que yva hallaria tanta abundançia de aquellos preçiosisimos87 metales que cargarian muy muchos caballos dellos en llegando, y con esto, añadian calidades de gentes vestidas de mucha grabedad y magestad que lo poseian, y con otros falsos colores que a sus platicas daban, henchian los animos de los soldados de vna tan buena y loca esperança, que çiegos y llenos de codiçia, pasaban por muy yntolerables trabaxos, y no estimando los que delante se les ofrecian, ni escarmentando, como suelen decir, en cabeça agena, pues cada dia vian desminuir y apocar el numero de la gente de su conpañia con miserables muertes que rrecebian, vnos de hanbre, otros de cansados y trabajados, otros comidos y despedaçados de brabos tigeres, y otros de diferentes generos de enfermedades que les daba, mas vsando de sus ynbençibles animos, avnque temerariamente, siempre proseguian adelante con su descubrimiento y jornada; y asi dieron de rrepente y sin pensarlo, casi desaperçebidos de comidas, en vna tierra algo aspera y quebraxosa, en parte montuosa y en partes rrasa, de muy rrara poblazon y esteril de comidas, donde se tomaron algunos yndios, los quales, siendo ynterrogados por sus faravtes, dieron notiçia que çerca de alli, sobre la mano izquierda, estaba vn pueblo grande, bien proveydo de mantenimientos y de otras cosas.
El Governador, con codiçia de ber y saber lo que era, si por ventura fuese el prinçipio de la notiçia que de atras traya, hizo asentar su canpo en la parte mas alta que le pareçio, y embiando vna buena conpañia de soldados, de los mas dispuestos para ello, les dio naturales que los guiasen por buen camino, los quales, apartandose algunas jornadas de la demas gente, llegaron a vn cerro y poblado de crecidas montañas y arcabucos, lo alto y cumbre del qual era rraso y llano, y en el estaba vn lugar ó pueblo de hasta cien casas o buhios grandes, el qual demas de la fortificaçion conque la naturaleza lo abia dotado, artifiçialmente, por
84
Quiere decir
85
En la edición de Caracas:
86
Idem id.:
87
En la edición de Caracas, y sin duda por errata de imprenta, se dice