Entre el árbol y el bosque. Marcus
del universo en su conjunto, su magnitud, sus colores, y por lo tanto, tampoco existirá inspiración en el alma del observador inclinándose ante tanta belleza, y llenando su corazón de armonía y grandeza, pero tampoco sin él sabremos datos relativos a un cráter de Marte que buscamos y que nos interesa desde el punto de vista práctico, y por lo tanto no conoceremos el microcosmos de este Universo.
El que usa solo el hemisferio izquierdo pierde la perspectiva, es como estar mirando una pared a dos centímetros de distancia, no alcanzamos a ver la amplitud de la misma, pero sí vemos la rugosidad, su terminación, etc.
El que usa solo el hemisferio derecho ve solamente la globalidad de un sistema, pero jamás podrá observar los detalles.
Es como dice el dicho, el hemisferio izquierdo sería ver el árbol, y el derecho sería ver el bosque.
El oído es el órgano sensorial más desarrollado que posee el ser humano, con el mismo se pueden apreciar no solo, frecuencias que van del orden de los 20 Hertz hasta los 20000 Hz, es decir unas mil veces de diferencia, sino que también nuestro oído tiene la capacidad de escuchar sonidos muy débiles, hasta sonidos muy, muy fuertes, digamos que el volumen de un sonido se mide en Decibelio dB, que está expresado como un logaritmo, ya que se precisa reducir el número debido a las magnitudes excesivamente altas que darían los volúmenes si fueran lineales.
Para poder hacer estas operaciones en un rango tan grande de calidad (frecuencia) y cantidad (volumen), nuestro oído debe dividir al igual que el cerebro humano las tareas. Se sabe que la excitación sonora proveniente del aire, se transforma en movimiento en el tímpano, y se transmite a los huesos del oído, y finalmente llega al nervio auditivo, que conduce el impulso al cerebro.
Las células que transforman las vibraciones en impulsos eléctricos, que son los que entiende nuestro cerebro, están ciliadas. Desde su superficie nacen unas prolongaciones cilíndricas delgadas, dispuestas en forma perpendicular a la membrana celular.
Los movimientos en los cilios son transformados por las células en impulsos eléctricos, pero como no es físicamente posible que una sola célula transforme en impulsos nerviosos el total de la frecuencia del rango audible, por lo menos con la eficacia necesaria para que nosotros escuchemos bien, entonces se dividen en zonas de células, algunas se encargan de “escuchar las tonalidades muy agudas, otro grupo las agudas, otra las medias, otra las graves etc.
Lo mismo sucede con los volúmenes, no todas las células que están preparadas para escuchar sonidos, supongamos agudos, pueden “escuchar” sonidos de intensidad muy baja o muy alta, por lo que dentro de la zona de células que trabaja para escuchar los sonidos agudos existirán células que en esa banda se encargan de escuchar los sonidos muy débiles, otra los muy fuertes, pero la principal virtud de nuestro oído es la de afinar.
En electrónica de audio se conoce como ruido blanco a un conjunto de señales audibles que no poseen ningún patrón de comportamiento, no tienen una frecuencia fija y determinada, pero que son de una amplitud similar (volumen parecido), es el sonido que escuchamos cuando se corta la transmisión de un canal de TV, si tenemos una señal de audio que sea menor en amplitud que el ruido blanco, será imposible separar esta señal ni reconocerla, ya que al ser la señal del ruido blanco irregular no se puede suprimir.
Sin embargo, el oído del ser humano es a veces capaz de distinguir un tono de voz conocido aún en un lugar en donde están hablando muchas personas a la vez, lo que representa un buen ruido blanco.
Esto se debe a que el oído es capaz de interpretar las armónicas provenientes de una voz conocida, y reconocerla como tal, aún más, es capaz de designar un grupo de células acorde con la frecuencia y la intensidad de lo que se desea escuchar y afinar los cilios de las células, es decir que por medio de agentes químicos, los cilios se endurecen o ablandan con el objeto de tener mayor sensibilidad para afinar con la voz que se quiere escuchar.
Vemos muchas veces que la naturaleza ha empleado sistemas y tecnología similares para resolver diseños, por lo que la capacidad de nuestro oído de afinar también la tiene nuestro cerebro, que es capaz de sintonizarse con un determinado tema, problema o situación, como vimos con Kekulé los hemisferios se sintonizan o sincronizan en busca de la verdad, y quedan “afinados” con un problema, o con una preocupación, buscando solos la solución, aunque no nos demos cuenta y estemos haciendo cualquier otra actividad, la solución muchas veces aparece en cualquier momento, y con distintas formas de manifestación.
El problema actual, que muchos mencionan como falta de desarrollo del hemisferio derecho, en desmedro del izquierdo, se debe básicamente a la capacidad de la mente humana para sintonizarse, y usar su mejor órgano para la solución de un problema.
Entonces, el problema que tenemos, no es que debamos desarrollar el hemisferio derecho, el problema es que nos interesamos básicamente por cosas que no precisan su uso.
Esto se debe fundamentalmente en Occidente al desarrollo demasiado rápido de tecnología, y los intereses económicos que están detrás de esto, lo que hace que la mayoría de las personas dediquen la mayor parte de sus energías a la supervivencia, el placer físico y las sensaciones nuevas que brinda la nueva tecnología, en desmedro del conocimiento espiritual, el arte o la música.
No debemos interpretar que el desarrollo tecnológico sea malo, sino que debe ser equilibrado con el resto de los desarrollos de las demás partes del ser humano.
En Oriente en general, en India o China a mediados del siglo veinte el problema parecía tener una tendencia inversa, es decir escaso desarrollo tecnológico, y un buen uso del hemisferio derecho.
La fusión entre Oriente y Occidente que aparecía con buenas perspectivas en la década del 60, ya que podía equilibrar las cosas, ha rotado y pareciera estar al revés, Occidente va transmitiendo su forma de vida a Oriente.
En este sentido una parte privilegiada de la humanidad está tomando conciencia de que el desarrollo conjunto de ambos hemisferios es lo ideal, y están apareciendo métodos y ejercicios que conducen a ello, pero el mejor ejercicio está en la vida misma, y en la forma en que ésta se viva.
Debemos tener en cuenta, que como pasa cuando aprendemos una lengua, y no la hablamos, se va olvidando, de la misma manera, debemos ejercitar ambos hemisferios, pero atendiendo a que el hombre es una unidad, de tal forma que diversificando sus intereses, se consiga que, tanto la lógica como el sentir funcionen en forma natural, por necesidad de comprensión de nuestros intereses.
Los métodos de aprendizaje deductivos, son aquellos que mediante un modelo y con construcción lógica matemática obtienen una ley, e inductivos, los que a partir de la observación de los hechos, generalizan y obtienen una ley, deben ser aplicados conjuntamente.
El teorema de incompletez de Godel nos demuestra, cómo nuestros métodos deductivos tienen un límite, que debe franquearse con una nueva visión, o con una ley más general, más amplia, más extensa, y las leyes obtenidas por sistemas inductivos están sujetas a planos y rangos de aplicación, es decir, que cuando un sistema no puede ser resuelto en un plano, debe considerarse la posibilidad de que el conjunto de leyes que rigen ese sistema esté incompleto, por lo que debe hacer un análisis más general, y buscar en los entornos, en el plano superior del sistema, en la raíz del sistema, o en los costados del mismo, debemos aclarar que cuando nos referimos a superior no es que esté arriba, sino que abarca al inferior, es más completo, es como si dijéramos que el de abajo se rige por leyes, el de arriba lo hace por principios, o sea, hay muchas más soluciones en el plano superior que en el inferior.
Un buen ejemplo de labor conjunta de ambos hemisferios es el siguiente, a pesar de que solo se puede tomar como experiencia física.
Si emitimos sonidos por medio de un sintetizador de ondas de audio a unos auriculares puestos de tal manera que no haya interferencia exterior de sonido por el aire, de tal manera quehacemos que en el oído izquierdo escuchemos primero una tonalidad, luego dejemos de escuchar esta tonalidad, disminuyamos ese volumen a cero, y emitamos una tonalidad diferente en el oído derecho, y escuchemos esa tonalidad que es diferente en frecuencia a la del oído izquierdo.
A continuación escuchemos las dos tonalidades