Entre el árbol y el bosque. Marcus
estadísticas con el tiempo pueden transformarse en leyes, ya que representan la forma general de pensamiento de lo que está bien y lo que está mal de una sociedad, son dinámicas, al igual que las verdades particulares, cambian con el tiempo.
De esta manera se conciben muchos de los comportamientos humanos de una sociedad. Sin embargo, el enunciado de una verdad estadística, no es del todo aplicable a un individuo, porque aunque una verdad o ley estadística rige el comportamiento de un grupo de individuos, no puede decirse que sea aplicable estrictamente a un individuo, pero sí a la mayoría de estos.
Se debe a que al no tener los individuos de una sociedad el mismo nivel evolutivo, hay personas que ya no se rigen por la verdad estadística que está en vigencia en este momento, sino por una propia, que determina que su comportamiento no sea el común de la sociedad.
Ejemplos típicos de este tipo de verdades son las clásicas leyes de la Economía, como la ley de la oferta y la demanda.
En esta ley, por imperio de la naturaleza humana, los bienes escasos son más codiciados que los bienes abundantes, aunque los mismos tengan igual utilidad, y como consecuencia los bienes codiciados son más caros.
Esto es así debido a criterios particulares de los habitantes de una sociedad que no ha evolucionado lo suficiente, por lo que su comportamiento global puede ser predicho con gran exactitud por estas leyes.
El tiempo da la posibilidad de evolución, estas leyes pueden cambiar si cambia o desaparece el motivo que les dio origen, o si la sociedad en su conjunto cambia sus valores o conceptos.
Podríamos decir entonces, que los comportamientos de una sociedad pueden ser establecidos por leyes, y que por medio de las mismas se pueden predecir hechos, o lo que es peor, diseñar planes en base a las mismas.
Hay científicos que han establecido con éxito leyes de comportamiento social, y aplicándolas a variables que rigen la economía de un pueblo o país, pueden predecir con suficiente tiempo tendencias de precios u otras variables económicas, así como gustos y otros comportamientos sociales de masa, o por ejemplo, que sectores de una ciudad tendrán más valor económico en el futuro.
Los poderosos líderes del mundo emplean esto como moneda corriente, utilizando estas leyes estadísticas para manipular pueblos enteros, para obtener resultados que pueden o no ser buenos para este pueblo.
Lo que nunca se va a obtener con este tipo de aplicación es mejorar la conciencia de las personas, ya que para aplicar estas leyes, los gobiernos deben tener la seguridad de que se van a cumplir por un tiempo más o menos largo, para lo cual, la conciencia y el comportamiento de los individuos no debe variar, por lo tanto, no deben cambian sus valores, ni sus conceptos, no deben evolucionar, con lo que la ley sigue rigiendo. No es que esto sea eterno, pero constituye un cepo que retrasa la evolución de las personas.
Es absolutamente imprescindible para el crecimiento y desarrollo humanos, la tolerancia entre verdades particulares, su análisis, y su integración, aceptando los puntos de vista de los demás como lo que realmente son, ya que estos puntos de vista son aquellos que jamás podremos tener, porque no estamos en esa posición, ni vivimos las vidas de otros, entonces debemos integrar más y defender menos nuestras posiciones.
Todos los sistemas totalitarios que pretenden que el hombre no se desarrolle se basan en la incomunicación, el adoctrinamiento, y en la falsa comunicación, de esta manera las leyes estadísticas siguen teniendo valor y pueden ser aplicadas, recuerden “divide y reinarás”.
El sentir
Este mecanismo de análisis, funciona ordenando los datos y clasificándolos de una manera que a nosotros nos resulta aún extraña.
Como ya dije, el sentir evalúa la realidad de manera que a veces los resultados no son los que coinciden con el análisis lógico racional puntual.
La principal diferencia entre el sentir y la lógica del raciocinio es que, mientras la lógica emite una solución por cada situación, a cada punto de una situación le corresponde una respuesta, el sentir como mecanismo de análisis, lo que hace, es integrar una serie muy larga de datos (es la explicación lógica), con lo que obtiene una curva o una “tendencia” que nos describe en forma más vaga, pero más amplia el problema.
Es como si por medio del sentir nosotros pudiéramos proyectarnos, suponer las posibles situaciones que en el momento del problema no se nos ocurren en forma lógica.
Otra forma de solución común del sentir son los símbolos.
Con los símbolos se obtiene una respuesta completa de un problema en forma analógica.
Tal el caso de Kekulé, (1829 – 1896) químico alemán que estudiaba las diferencias entre el hexano, y otro compuesto químico, el benceno, que a pesar de tener idéntica composición química, es decir que la cantidad de Carbono, e Hidrógeno eran iguales para los dos, tenía propiedades físicas muy diferentes.
De esta manera y con el problema en su mente siempre presente Kekulé soñó con niños que formaban una ronda cerrada, tomados cada uno con el otro por las manos.
Cuando despertó supo que había resuelto el problema que hacía tanto tiempo lo ocupaba, habían nacido para la ciencia los hidrocarburos cíclicos, que forman cadenas que no están abiertas, como los hasta entonces conocidos, sino que forman anillos cerrados, en forma de ronda, por lo que a pesar de contener la misma composición química, y el mismo peso molecular, son substancias distintas, con propiedades muy diferentes.
Los símbolos son sistemas portadores de una gran cantidad de información, a veces no se puede leer esta información, si el que intenta aprender no está sintonizado con el lenguaje simbólico, a veces el lenguaje de un símbolo es tan particular, que solo lo entienden pocas personas, los símbolos por otro lado pueden ser reducidos, o sea limitados en su capacidad para transmitir información y pasar a ser íconos, o señales que por medio de un dibujo apropiado transmiten una idea rápidamente y sin error, tales como los que usamos diariamente en nuestras computadoras o celulares.
Los polos como parte del todo
A menudo encontramos gente que se maneja mayormente con el hemisferio izquierdo, que defienden los puntos de vista lógicos, las matemáticas, y que piensan que no hay otra cosa fuera de esta forma de análisis, pero también están aquellos que se manejan casi exclusivamente con el hemisferio derecho, el que interpreta al sentir y sus decisiones pasan casi todas por este punto de vista, desechando la actitud racional de las personas que todo lo analizan.
Yo pienso que ambos hemisferios no son distintos en calidad, y que emplean los mismos sistemas de análisis.
Entonces, alguien se preguntará, a qué viene la división entre razón, y sentir?, pues bueno, es una forma más humana y más integrada de mencionar las cosas de manera de que nos resulte más fácil explicarlas.
El cerebro derecho con su capacidad para sentir, es un órgano que trabaja con funciones muy complejas y variadas, que en la mayoría de los casos no solo son muy complicadas sino que también están codificadas, de aquí que sus resultados sean muy generales, amplios, pero de escasa precisión, y su estructura está adaptada a este funcionamiento.
Por ello en este hemisferio se procesan las cosas muy complejas, sentimientos, música, arte, sensaciones, símbolos etc.
El cerebro izquierdo y su capacidad para analizar, vendría a ser una especie de hemisferio derecho con una enorme lupa, lo que hace que pueda mirar en el espacio micro–cósmico con una excelente definición, pero con un rango de amplitud muy limitado, con una gran precisión, pero con escasa capacidad para abarcar.
Por esto, en este hemisferio se desarrollan tareas vinculadas a lo lógico, a lo digital, a decidir entre una cosa y la otra, entre blanco o negro, a la construcción de modelos mediante el uso de las matemáticas, etc.
De este modo, los hemisferios presentan las capacidades distintas que están listadas más adelante en el cap. VII polaridad y sexo.
Es como un telescopio, y la visión humana normal, la que en nuestra analogía representa el hemisferio derecho,